El mejor vino de España está en Ourense (y este gallego nos cuenta su secreto)

Poco podía imaginar Ramón González, gallego emigrado a Venezuela a mediados del siglo pasado, que su sueño de una vida mejor le llevaría de vuelta a casa años después de su marcha, para cosechar éxitos como el de su Ramón do Casar Nobre 2020. Además de ganar el Premio Alimentos de España al Mejor Vino, año 2022, la añada ha conseguido reconocimientos en certámenes como Challenge International du Vin, Decanter, Mundus Vini, Bacchus, Premio especial Vinofed, VinEspaña, Catas de Galicia, o Baco entre otros. Un trabajo de años, recompensado, que desde el principio ha estado apoyado por Banco Santander.

Su aspecto limpio y brillante, con un color amarillo limón con destellos oliváceos es el primero de los encantos de este vino blanco de crianza, envejecido en barrica de roble francés durante tres meses. Aunque, sensorialmente, este vino -elaborado con uva Treixadura de producción propia-no solo cautiva a la vista, también hace lo propio con el olfato gracias a su alta intensidad aromática. Nuez moscada, clavo, mantequilla y sutiles recuerdos de fruta madura son pura fantasía olfativa que, en boca, se traduce en un perfecto equilibrio entre untuosidad y frescura. Todo un gusto.

Más allá de sus impulsos sensoriales, el secreto es esfuerzo, determinación y pasión por una tierra que siempre estuvo en la cabeza y también en el corazón de Ramón. Y es que, su particular exilio durante casi dos décadas le regaló, con el tiempo, una segunda patria. La misma que vio crecer su familia y también su espíritu emprendedor, ese que le impulsó a comprar varios viñedos y algunas de las tierras en las que trabajaba siendo un chaval en su añorada Galicia.

Fueron sus hijos Moncho, Etelvino y Javier, los tres hermanos González Sabucedo, quienes materializaron el sueño de Ramón poniendo en marcha, hace ahora una década, la bodega Ramón do Casar. La influencia del Atlántico siempre ha estado muy presente en sus viñedos, esos que desde hace ya diez años dan vida a unos vinos enmarcados en la DO Ribeiro, considerada la segunda denominación de origen más antigua de España (y la primera más longeva de Galicia). Arropados por los valles que conforman el Miño, el Avia y el Arnoia, sus viñedos y sus vinos son hoy un tributo a los caldos de antaño producidos en pequeñas bodegas de la zona que eran conservados en barricas de roble o castaño gallego, proporcionándoles unas características únicas.

Capacidad de producción de 223.700 botellas

Poner en valor el vino DO Ribeiro es un mérito que nadie les puede negar. Los hermanos González Sabucedo lo han conseguido, en buena medida, poniendo atención a los pequeños detalles y rodeándose de grandes aliados y profesionales como el enólogo Pablo Estévez o el fotógrafo de la emigración gallega por excelencia, Alberto Martí, artífice de las imágenes de las etiquetas que recubren las cinco variedades de vino que produce la bodega.

Asimismo, la pasión por la tierra se advierte desde el mismo diseño de sus instalaciones. Este negocio familiar, con capacidad para una producción de 223.700 botellas, apuesta por la economía circular. Pese a que los residuos derivados de la producción de sus vinos son mínimos, su compromiso con la sostenibilidad permite que, una vez recogidos, se traten los raspones para introducirlos en los viñedos como abono; mientras, la pepita y la piel de la uva son vendidas a una destilería para la elaboración de orujos de Galicia. Además, en sus cerca de 25 hectáreas de viñedos propios con variedades autóctonas, cuentan con diferentes sistemas de detección de problemas fitosanitarios y de humedad muy útiles para el sostenimiento del ecosistema.

Seguir escribiendo capítulos en la historia de la bodega que acaba de cumplir una década en funcionamiento es uno de los proyectos de futuro de Ramón do Casar: “Soñar es un gran motor para nosotros y nunca renunciaremos a imaginar un futuro ilusionante, como lo hicieron nuestros padres”, aseguran desde la compañía.

En la actualidad, el mercado español supone alrededor del 70% de su facturación, pero estos vinos gallegos ya están presentes en más de una veintena de países -desde China a EEUU, pasando por Alemania, Francia, Suecia, Finlandia u Holanda, entre otros- y sus planes pasan por continuar la expansión, un proyecto para el que Banco Santander les seguirá brindando su apoyo, como viene haciendo desde el principio. Hoy son parte de los más de 425.000 clientes agricultores y ganaderos con los que cuenta la entidad en España, un sector al que, en su conjunto, destinó solo en 2022 más de 4.200 millones, lo que supone un incremento del 11% con respecto al año anterior.

Esta inversión forma parte del trabajo que la entidad financiera lleva años realizando para que el sector agro vaya de la mano de los cambios que toda sociedad experimenta. Para acompañarles en su día a día, Santander cuenta con todo tipo de productos y servicios como los Anticipos Cosecha, el Préstamo I+D+I Agro, los préstamos a largo plazo para la transformación de fincas a cultivos más rentables, con foco en la digitalización y la sostenibilidad, o el reciente Préstamo Sequía que tiene como fin paliar la compleja situación de sequía que vive el campo español, así como poder hacer frente a otras adversidades climáticas.

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