Golpe millonario a los fabricantes españoles de piezas de automóvil por la invasión de Rusia
Gestamp, CIE Automotive y Grupo Antolin, líderes mundiales de componentes para coches, han registrado provisiones y deterioros por 70 millones de euros al tener paradas sus siete fábricas en suelo ruso desde que Putin lanzó la invasión de Ucrania
El negocio de los fabricantes españoles de componentes para automóviles ha sufrido un golpe millonario por la invasión rusa de Ucrania. Gestamp, CIE Automotive y Grupo Antolin, líderes mundiales de suministro de piezas para vehículos, se han apuntado provisiones y han registrado deterioros contables en el pasado año por un total de 70 millones de euros. Además, a dicha cantidad hay que añadir la pérdida de ingresos —y, por tanto, de beneficios— debido a que las siete fábricas de estas tres multinacionales en territorio ruso se encuentran paradas desde que estalló el conflicto bélico en el este de Europa en febrero de 2022, hace ya más de un año. La decisión de las grandes automovilísticas de dejar de ensamblar automóviles en Rusia está detrás de la clausura de los proveedores españoles, que, sin embargo, están tratando de recuperar su actividad allí cuando el contexto lo permita.
Quien más ha notado las consecuencias de la invasión ordenada por Vladímir Putin ha sido Gestamp. La compañía controlada por la familia Riberas tiene sus cuatro plantas rusas cerradas desde hace 14 meses. "Dada la situación de nuestras plantas en Rusia, que se encuentran sin actividad industrial desde el mes de febrero de 2022, y la continuidad de la incertidumbre respecto a las operaciones en dicho país, así como la espera de una toma de posición por parte de nuestros principales clientes, a los que hemos de acompañar de forma global, se ha procedido a la dotación de una provisión de 20 millones de euros para cubrir posibles riesgos derivados de dicha situación, así como una dotación adicional de amortización de activos por importe de 16,6 millones de euros", señalaba esta empresa a finales de febrero de 2023 en documentación oficial.
El propio presidente de Gestamp, Francisco Riberas, señaló en la junta de accionistas de 2022 que no se cerrarían las factorías de un día para otro, por considerarlo "demagógico". Aunque culpó de la guerra entonces al Gobierno ruso, también dejó claro que su continuidad dependería de lo que decidieran sus clientes allí, que son los grandes grupos automovilísticos a los que suministra. Firmas como Renault, Stellantis, Ford, Daimler o Volkswagen han detenido su actividad allí de forma definitiva por la maniobra bélica de Putin.
Gestamp también detalla que la cifra de negocios en Rusia ha pasado de 107 millones de euros en 2021 a 35 millones en 2022, del que 10 meses estuvieron afectados por la guerra.
También ha sufrido en carnes propias las consecuencias del conflicto bélico CIE Automotive, otra gran empresa de componentes con fábrica en suelo ruso. La firma participada también por los Riberas o la familia March, a través de Corporación Financiera Alba, asegura que "los avances del conflicto internacional entre Rusia y Ucrania, y su impacto en la evolución de la planta rusa, han provocado que el grupo haya realizado correcciones valorativas por importación de 17,6 millones de euros sobre sus activos netos en Rusia", de los cuales 6,5 millones de euros se han registrado por la línea de "amortizaciones y deterioros", principalmente relacionados con el deterioro de activos productivos, y 11,1 millones de euros por el resultado bruto de explotación para el resto de activos asociados a la planta, cuyo valor recuperable ha sido necesario actualizar.
"El conflicto en Ucrania ha disparado los costes de la energía, el transporte y los insumos; esto, unido a la escasez de los semiconductores y a la paralización de las plantas rusas, ha provocado una fuerte contracción de la fabricación", detalla CIE Automotive, que salió del Ibex 35 el pasado año.
"En 2022, la acción de CIE Automotive ha continuado afectada por la desconfianza de los mercados hacia los valores relacionados con la automoción. La invasión rusa de Ucrania llevó el valor de los títulos hasta 18,97 euros por acción y, aunque fue recuperando paulatinamente posiciones, se ha cerrado el año con un precio de 24,06 euros por título, por debajo de los 27,36 euros del año anterior (-12,07%)", advierte la empresa a sus inversores.
Tampoco Grupo Antolin se escapa de la quema provocada por Vladímir Putin, al mantener aún paradas las dos fábricas que tiene en territorio ruso. Fuentes de la compañía señalan que, "ante la situación de paralización de la industria en Rusia y las decisiones de los clientes, la actividad de las dos plantas (San Petersburgo y Nizhny Novgorod) se paró".
"Ante la paralización de la industria en Rusia y las decisiones de clientes, la actividad de las plantas (San Petersburgo y Nizhny Novgorod) se paró"
La firma con sede en Burgos realizó una provisión global por su negocio en Rusia de 15,4 millones de euros ya en el segundo trimestre de 2022. "Las cifras de ventas de Grupo Antolin fueron claramente superiores (doble dígito alto) en todos los países europeos, con la única excepción de nuestras operaciones en Rusia (-80%), explicado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la salida de nuestros clientes del país".
"La pérdida consolidada para el periodo de seis meses aumentó a 33,4 millones de euros en comparación con las pérdidas de 2,5 millones de euros en los seis meses terminados el 30 de junio de 2021, como resultado de mayores costos y la provisión de 15 millones de euros para el 100% de nuestros activos rusos", detalla la empresa liderada por Ernesto Antolin y María Helena Antolin, también vicepresidenta de CEOE desde finales del pasado ejercicio.
El negocio de los fabricantes españoles de componentes para automóviles ha sufrido un golpe millonario por la invasión rusa de Ucrania. Gestamp, CIE Automotive y Grupo Antolin, líderes mundiales de suministro de piezas para vehículos, se han apuntado provisiones y han registrado deterioros contables en el pasado año por un total de 70 millones de euros. Además, a dicha cantidad hay que añadir la pérdida de ingresos —y, por tanto, de beneficios— debido a que las siete fábricas de estas tres multinacionales en territorio ruso se encuentran paradas desde que estalló el conflicto bélico en el este de Europa en febrero de 2022, hace ya más de un año. La decisión de las grandes automovilísticas de dejar de ensamblar automóviles en Rusia está detrás de la clausura de los proveedores españoles, que, sin embargo, están tratando de recuperar su actividad allí cuando el contexto lo permita.