Los negocios que se llevó por delante el 'boom' de quiebras de 2022

El año 2022 será considerado como un tiempo de enormes dificultades financieras para muchos. El tejido empresarial ha tenido que lidiar con una inflación que ha disparado sus costes, sobre todo energéticos, y que ha asestado un golpe mortal a muchas microempresas que estaban arrancando con el objetivo de ganar tamaño y otras que querían consolidarse en el mercado. Proyectos innovadores, e incluso únicos —como la organización de despedidas de soltero en el extranjero, el líquido que reparaba el smartphone caído al agua o la tech que ideó un reloj que medía la actividad sexual y un colchón inteligente junto a Pikolin—, iniciativas de emprendedores a las que los números no cuadraban y, finalmente, han optado por su cierre.

Detrás de las cifras siempre hay emprendedores, y no es para menos. Algunos triunfan y otros fracasan o aprenden de sus errores, ya que 2022 cerrará con más de 7.000 concursos de acreedores, su nivel más alto desde 2012, situándose las disoluciones de empresas sobre las 30.000. Dos datos desoladores que suponen un incremento superior al 20% y 10%, respectivamente, respecto al curso pasado, según datos de la consultora Informa D&B.

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Bajo estas cifras hay casos de modelos empresariales que resultan novedosos o curiosos. Uno de ellos es el de la sociedad The Fun Plan SL, la primera agencia española que ofrecía viajes para despedidas de solteros en las principales ciudades de Europa. Fundada en 2013, surgió de la iniciativa de dos emprendedores con conocimientos en el sector turístico para cubrir todas las necesidades a la hora de gestionar viajes, y aunque se focalizaba en este segmento de ocio, también organizaba viajes corporativos, universitarios o diseñaba actividades de team building, entre otras.

Otra idea empresarial que llegó a su fin en 2022 fue la del invento que reparaba los smartphones que se caían al agua. Waterrevive SL, que pretendía ser el reemplazo eficaz al tradicional intento de recuperar tu móvil sumergiéndolo en arroz, desarrolló un líquido especial que quitaba el agua del interior del dispositivo, lo que evitaba la corrosión y, posteriormente, se evaporaba tras dejarlo sumergido unos minutos en dicha solución, secado y reposando durante un día.

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Una solución que, según sus fundadores, tenía una efectividad del 98% siempre y cuando no se produjera un cortocircuito en la plantilla. Un proyecto que, pese a su fracaso, tenía una gran razón de ser, puesto que la mayoría de dispositivos que llegan a los servicios técnicos de las distintas marcas lo hace, principalmente, por la entrada de líquido en el smartphone. Además, ofrecía también una posibilidad más asequible o económica: que se recuperara el teléfono, pero no la pantalla, lo que permitía recuperar los datos y, únicamente, el cambio de dicha pieza.

El caso de la tech Geeksme SL también es llamativo. La empresa ideada por Rodrigo Silva, que también fundó Geeksphone o Blackphone, desarrolló numerosas iniciativas en el sector tecnológico, entre las que destacan dos: la colaboración con Pikolin para crear el colchón inteligente y el lanzamiento de su GME1, un reloj inteligente que, al igual que el resto, mide los pasos recorridos o las calorías quemadas... pero también la actividad sexual. De hecho, fue el smartwatch oficial de Gran Hermano 2017 y el dispositivo con el que el programa de Telecinco medía la actividad física de los participantes en el concurso.

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Algo similar a lo que logró con Pikolin, puesto que la empresa de productos de descanso llegó a una asociación en 2017 con Geeksme para avanzar en su modelo de colchón inteligente. El Smartp!k, como así fue bautizado, contaba con wifi en vez de bluetooth y traía el añadido de la inteligencia artificial, puesto que recogía diversos datos sobre el descanso de la persona y, a su vez, daba consejos y recomendaciones personalizadas para maximizar la recuperación en el sueño.

Tres sociedades pertenecientes al sector del comercio que ha sido, sin lugar a dudas, el más afectado, con 426 concursos de acreedores más que un año antes. De hecho, en 2022 solo se libran de los incrementos la hostelería y el relacionado con la Administración. Así, el que tiene más atención de cara al público concreta un 23,6% de los concursos, es decir, prácticamente uno de cada cuatro. En cuestión de tamaño, la dimensión sí importa, puesto que el 86,9% correspondió a microempresas y solo un 2,42%, a empresas medianas o grandes.