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Tormenta perfecta en las reformas del hogar: "Nos subieron un 40% con la obra empezada"
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LOS MATERIALES SE DISPARAN DE PRECIO

Tormenta perfecta en las reformas del hogar: "Nos subieron un 40% con la obra empezada"

Los profesionales denuncian que algunos materiales están subiendo "día a día", lo que les deja sin margen y está produciendo que muchos clientes dejen sus obras a medias

Foto: Una reforma en un inmueble de Valladolid. (Flickr/Ángel Cantero)
Una reforma en un inmueble de Valladolid. (Flickr/Ángel Cantero)
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Como tantos otros españoles, Sergio y Amanda, residentes en Ávila, decidieron en primavera reformar su vivienda. Se dieron cuenta en el confinamiento de que la cerradura de la terraza, que se encontraron al comprar el piso, no les servía para nada. "Así que nos decidimos a abrirla de nuevo y, de paso, cambiar el suelo y tirar un tabique para ampliar el salón", dice Amanda a este periódico.

Las obras comenzaron sin problema, con el derribo de la estructura de aluminio del balcón. Después, los obreros se marcharon y dejaron de cogerles el teléfono. "Estuvimos casi un mes llamándoles y nada, nos hacían ghosting", recuerda la abulense, "hasta que nos presentamos en la oficina y tuvieron que hacernos caso". El contratista les explicó que había tenido "un impago fuerte" de otro cliente y que, si querían reanudar su obra inmediatamente, tendrían que pagarla íntegra en efectivo. "Eso no fue lo peor, porque el dinero lo habíamos apartado ya", dice Amanda, "sino que nos dijo que el suelo que queríamos poner, una tarima muy normalita, nos iba a costar un 40% más de lo presupuestado, porque los materiales están subiendo constantemente".

Con el cabreo, la pareja no solo se plantó, sino que le exigió al contratista que les entregase los sobrantes del cerramiento de la terraza, ya que el aluminio es uno de los materiales que más se han disparado en el último año. "Se negó. Nos explicó que eso ya era chatarra y que no tenía por qué devolvérnoslo. Además, tampoco se aviene a entregarnos la tarima por la que hemos pagado para que la instale otro contratista", lamenta el matrimonio, que ya ha iniciado los trámites para llevarle a juicio.

La situación de Sergio y Amanda se ha vuelto demasiado común en el último año. A la alta demanda de reformas de los hogares se ha sumado un incremento exponencial del precio de los materiales que causa que algunos contratistas, en especial los más pequeños, estén pasando por un calvario para finalizar las obras en presupuesto. Una tormenta perfecta para un sector que se las prometía felices después del confinamiento. "La escalada de precios viene dada por el coste energético y por los problemas de transporte", dice Luis Sánchez, socio de Arquitectos 2.0. "Antes, las marcas te daban una tarifa en enero y la mantenían durante todo el año, pero ahora la cambian o van metiendo un recargo energético. Esto hace que los presupuestos estén saltando por los aires".

Con respecto a la pandemia, hoy una reforma en el hogar cuesta, en promedio, un 38% más, aunque todo depende de qué materiales se escojan. La madera se paga al doble que el año pasado en tarifas industriales, de modo que, al sumar los márgenes de los intermediarios, hace que el cliente final sufra un sobreprecio que puede significar el triple del de hace unos meses. El acero y el cobre, los materiales más afectados por la guerra de Ucrania, han comenzado a bajar ligeramente en las últimas semanas después de alcanzar máximos históricos, y la lista es larga: el ladrillo cuesta un 43% más, los derivados del hierro un 51%...

"Por ventanas que nos costaban 130 euros en 2021, ahora estamos pagando 490"

No solo los clientes se espantan con esta escalada de precios. Francisco M. es un contratista dedicado a grandes reformas, sobre todo de oficinas y locales de ocio. "Ahora mismo estoy reformando un restaurante que tiene muchas ventanas. Pues bien, las piezas que el año pasado comprábamos a 130 euros la unidad (precio mayorista), ahora nos están pidiendo por ellas 490. Esto significa que tengo que decirle al cliente que tiene que pagar cinco veces más de lo presupuestado. ¿Qué haces en estos casos? Lo normal es que reduzcamos un poco el margen y que el cliente haga un esfuerzo por su lado, pero el diferencial en este caso es tan grande que nos sale más rentable pagar la penalización por romper el contrato, pese a que eso seguramente implique perder el cliente para siempre", afirma.

"La mayoría de las veces nos estamos comiendo el margen, sobre todo con clientes importantes a los que nos interesa cuidar, pero entiendo que una pequeña empresa de reformas tenga que modificarte el presupuesto", continúa Francisco. El margen que se pierde en un sitio, se ha de ganar en otro: "Nosotros solemos trabajar con un 20% de margen; si me lo tengo que comer en una obra importante, tengo que meter un 50% al resto de trabajos adicionales para compensar, porque todos tenemos que vivir". Otros, como el arquitecto Luis Sánchez, prefieren curarse en salud. "Nosotros en la fase de derribo ya estamos comprando los materiales más caros, como los aparatos de aire acondicionado, porque sabemos que si los compramos más adelante, el precio habrá subido".

Falta mano de obra

Los contratistas se enfrentan a otros problemas. El boom de las reformas, muy vinculado al de la construcción, ha levantado las faldas al sector, incapaz de hacer frente a la demanda. La crisis de 2008 rompió el paradigma de la construcción como una salida deseable para los jóvenes en favor del sector terciario. Para cubrir la demanda actual, las patronales calculan que faltan en torno a 700.000 profesionales, entre albañiles, fontaneros, electricistas y alicatadores. "Las empresas nos vemos ante una encrucijada: decir a tus clientes que van a estar cuatro meses en la lista de espera, arriesgándote a que se vayan, o aceptarlos a todos y arriesgarte a morir de éxito", dice Sánchez.

¿Cómo se recuperan tantos trabajadores? "La falta de relevo generacional es una de las grandes problemáticas a las que se enfrenta el sector", dice Carlos Sanz, director general de Habitissimo, que apuesta por aprovechar la marea verde para rellenar las vacantes, en especial la instalación de placas fotovoltaicas, el tercer tipo de obra más demandado, solo después de la pintura y la reforma. "La coyuntura económica trae una apuesta por las energías verdes y la rehabilitación. Con las ayudas de los fondos europeos Next Generation para la rehabilitación energética de edificios en España, será necesario contratar a más de 700.000 trabajadores adicionales para ejecutarlas".

placeholder Unas mujeres en situación de exclusión social aprenden el oficio de peón de albañil en Barcelona. (EFE/Marta Pérez)
Unas mujeres en situación de exclusión social aprenden el oficio de peón de albañil en Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

Por último, acecha también el fantasma de la rotura de stock. Al retraso de los cargueros procedentes de China se unen las precauciones de los grandes fabricantes, que están frenando su producción por los costes energéticos y la incertidumbre económica global. "Esto produce cambios muy significativos a la hora de trabajar, se produce casi a demanda", dice Francisco M., "porque hasta hace un par de años era todo muy rápido, pero ahora cualquier cambio puede significar un retraso de tres meses en la obra, lo que tardan en llegar los productos, si es que llegan, que tampoco está garantizado. Esto nos obliga a planificarlo todo al milímetro y, en muchas ocasiones, a pillarte los dedos con el presupuesto".

El sector, que esperaba una reducción drástica en el precio de los materiales para la segunda mitad del año, está ya mirando a 2023. La pregunta que nadie sabe responder es cuánto tiempo podrán soportar las subidas antes de que el mercado se detenga. Uno de los indicadores de referencia en la construcción, el de la venta de cemento, lleva en rojo cuatro meses y, según la Oficina Europea de Estadística, este año se ha construido en España un 5,2% menos que el anterior, una caída que es la segunda mayor de Europa, solo por detrás de Suecia.

Y a río revuelto... se ha disparado el número de estafas relacionadas con las reformas en el hogar. El modus operandi es casi siempre el mismo: el contratista cobra el adelanto, aparece por la casa, se lleva los materiales que han de ser cambiados y no se vuelve a saber de él. Durante el último año se han dado casos semejantes en Pontevedra, Madrid, Elche o Bilbao. Al respecto, para evitar sustos, los profesionales aconsejan no fiarse de los presupuestos excesivamente económicos, asegurarse de que se emite una factura válida y nunca entregar por adelantado más del 40% del precio total de la reforma.

Como tantos otros españoles, Sergio y Amanda, residentes en Ávila, decidieron en primavera reformar su vivienda. Se dieron cuenta en el confinamiento de que la cerradura de la terraza, que se encontraron al comprar el piso, no les servía para nada. "Así que nos decidimos a abrirla de nuevo y, de paso, cambiar el suelo y tirar un tabique para ampliar el salón", dice Amanda a este periódico.

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