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El jaque de la sequía a la hidráulica dispara el resto de renovables (aunque no es suficiente)
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EÓLICA Y SOLAR CRECEN MÁS DE UN 30%

El jaque de la sequía a la hidráulica dispara el resto de renovables (aunque no es suficiente)

La energía hidroeléctrica se ha desplomado un 14,2% en septiembre por la escasez de agua. El resto de renovables trata de sostener esta demanda que todavía tiene que cubrirse con gas. La consecuencia: más costes y más CO2

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Hace tan solo unos meses, el histórico puente medieval de la Mesta de Villarta de los Montes, en la provincia de Badajoz, resurgió de entre las aguas del río Guadiana cuando la sequía dejó el embalse del Cíjara bajo mínimos. Y no fue el único. La iglesia catalana de Sant Romà, el campamento romano Aquis Querquennis, en Ourense, y hasta pueblos enteros como la aldea gallega Aceredo dejan entrever los resquicios de un verano catalogado por la AEMET como el más cálido del siglo. La tendencia se ha mantenido en septiembre, y en consecuencia, la reserva hídrica en España todavía se encontraba a cierre del pasado mes al 32,5% de su capacidad, aunque esta cifra es especialmente grave en algunas cuencas como la del Guadiana (23,7%) o la del Guadalquivir (20,3%).

Esta falta de agua ha tensado todavía más la crisis energética que ya vivía España. En junio, julio y agosto se produjo un 50% menos de energía hidráulica que en los mismos meses del año anterior, según los datos de Red Eléctrica. En septiembre, la balanza se ha equilibrado ligeramente, aunque continúa estando un 14,2% por debajo de los niveles de septiembre de 2021.

¿La consecuencia? Mayor volumen de energía eléctrica generada por las centrales de ciclo combinado para cubrir la demanda, más costes de producción por el elevado precio actual del gas (los costes han alcanzado niveles récord en verano, superando los 200 euros por MW/hora en el mercado internacional TTF, el índice holandés que fija el precio) y más emisiones de C02 que siguen avivando un cambio climático que, como ha quedado demostrado, cada vez da menos tregua.

“La contribución de la generación hidroeléctrica en nuestro país suele ser del 15-20% de la demanda, y estamos por debajo del 10%. Esto significa que necesitamos cubrir esta necesidad de suministro con otras fuentes, como la eólica o la solar”, explica Santiago Domínguez, responsable de Energía Hidroeléctrica de Endesa. Lo cierto es que las renovables experimentaron un fuerte impulso el pasado mes, representando el 37,2% de la producción total: la fotovoltaica creció un 37,3% con respecto al mismo periodo del año anterior y la eólica, casi un 30%. Aunque no fue suficiente para dejar atrás el gas, según Domínguez: “Las instalaciones eólicas y solares producen al máximo de su capacidad, haciendo toda la contribución posible tras la caída de la producción hidroeléctrica, pero todavía queda un largo camino para que puedan abarcar toda la demanda. Así, que, de momento, ese 10% que deja de producir la hidroeléctrica se está cubriendo inevitablemente con gas, y no solo en España, también en el resto de Europa”.

Así, durante ese mismo mes, la generación procedente de centrales con ciclo combinado ha sido de un 33,2% en comparación con el 23,9% del año anterior, según Red Eléctrica. Aunque el ‘boom’ se ha hecho notar desde que arrancó el año: la demanda de gas para la producción eléctrica se ha disparado casi un 90% entre enero y agosto, según los últimos datos de Enagás.

“Este creciente precio del gas se ha presentado en un año con enorme escasez de agua en toda Europa. Una mayor producción hidroeléctrica lograría reducir, al menos en parte, la necesidad de generación con gas y, de este modo, contribuiría a mitigar el impacto del precio del gas en el mercado eléctrico. Producir esta energía no altera las propiedades del agua ni requiere su consumo, el 100% acaba de nuevo en el cauce fluvial para que pueda ser utilizada de nuevo, ya sea para consumo humano o riego. Esto nos demuestra que la solución para dejar de depender definitivamente del gas pasa por el despliegue definitivo de las renovables en nuestro país”, opina Domínguez.

Momentos de sequía: ¿cómo se gestiona el agua?

El Estado es el encargado de gestionar las reservas de agua en cada embalse. Lo hace a través de organismos regionales denominados Organismos de Cuenca, que habitualmente se trata de las Confederaciones Hidrográficas. ¿Cómo se ha gestionado en estos meses de sequía intensa? “El Organismo de Cuenca competente ha fijado en cada embalse unos valores mínimos para garantizar el caudal ecológico en el cauce del río y la disponibilidad de agua en todo momento para abastecimientos a poblaciones, a sistemas de riego, ganaderos, usos industriales y, en base a la disponibilidad, otros usos como los deportivos, lúdicos, turísticos y culturales. Estos valores, además, se revisan periódicamente en las denominadas Comisiones de Desembalse que convoca el Organismo de Cuenca y que ajustan la disponibilidad de agua para cada uno de sus diversos usos a la realidad de reservas en la cuenca.”, apunta el responsable de Energía Hidroeléctrica de Endesa.

“El agua utilizada para la producción hidráulica se puede usar de nuevo, ya sea para consumo humano o para riego”

El objetivo de estas comisiones es, precisamente, coordinar el uso del agua para evitar que, por ejemplo, atender las necesidades de las Comunidades de Regantes pueda eventualmente comprometer el abastecimiento humano; o que garantizar caudales para determinadas competiciones deportivas pueda arriesgar las reservas necesarias para asegurar el riego durante los meses de verano. “Nuestra actividad está completamente regulada incluso en embalses en los que el principal uso es la producción hidroeléctrica y el agua no se utiliza para abastecimiento de poblaciones ni para riego. En esos casos, los niveles mínimos de reservas vienen determinados tanto por las propias condiciones concesionales originales establecidas por el Organismo de Cuenca competente, como por las Normas de Explotación del embalse, aprobadas por el Organismo de Cuenca competente, y por los niveles definidos periódicamente en las Comisiones de Desembalse”, aclara Endesa.

Los caudales se revisan semestralmente en las Comisiones de Desembalse y puntualmente en caso de que las circunstancias y necesidades lo requieran, como por ejemplo en el contexto actual de sequía o en momentos de gran abundancia de precipitaciones, según explica Domínguez: “Los niveles de reservas se actualizan todos los años, así, la planificación de cada año hidrológico se realiza sobre la base de una serie histórica de datos estadísticos actualizados. La vigilancia en períodos de gran escasez debe tener en cuenta no solo los usos inmediatos, sino también las previsiones climáticas, y esto se cumple estrictamente”.

Hace tan solo unos meses, el histórico puente medieval de la Mesta de Villarta de los Montes, en la provincia de Badajoz, resurgió de entre las aguas del río Guadiana cuando la sequía dejó el embalse del Cíjara bajo mínimos. Y no fue el único. La iglesia catalana de Sant Romà, el campamento romano Aquis Querquennis, en Ourense, y hasta pueblos enteros como la aldea gallega Aceredo dejan entrever los resquicios de un verano catalogado por la AEMET como el más cálido del siglo. La tendencia se ha mantenido en septiembre, y en consecuencia, la reserva hídrica en España todavía se encontraba a cierre del pasado mes al 32,5% de su capacidad, aunque esta cifra es especialmente grave en algunas cuencas como la del Guadiana (23,7%) o la del Guadalquivir (20,3%).

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