Hidalgo amenaza a Iberia con una demanda millonaria y se abre a negociar con Lufthansa

Juan José Hidalgo ha decidido tomar en primera persona los mandos de las negociaciones con Iberia para encauzar el acuerdo de compraventa de Air Europa, en situación delicada por los efectos de la pandemia. Según han confirmado varias fuentes próximas a la operación, el empresario de 80 años ha relevado a su hijo, Javier Hidalgo, quien hasta la fecha lideraba las conversaciones con Luis Gallego, consejero delegado de International Airlines Group, harto de las cambiantes condiciones exigidas por el grupo hispano británico.

El presidente de Globalia ha amenazado a la antigua aerolínea de bandera con una demanda millonaria si incumple el último acuerdo firmado en enero por 500 millones de euros por los daños causados, además de deslizar que ya tiene un plan B por si Iberia se echa atrás a última hora. Pepe Hidalgo, como se le conoce, ha pedido a Uría y Menéndez, su despacho legal de cabecera, que prepare la documentación para presentar una reclamación contra IAG muy superior a los 40 millones de penalización establecidos en el último contrato de compraventa en el caso de que, según su versión, no cumplan lo pactado.

Según estas fuentes, Hidalgo se ha cansado de lo que califica condescendencia de su hijo con Luis Gallego, con el que negoció el primer acuerdo de 1.000 millones de euros en noviembre de 2019 y el segundo, ya rebajado a 500 millones pagaderos en seis años, cuando el covid-19 asoló la economía mundial. El padre del clan considera que Iberia tenía que haber dado una fianza por al menos la mitad del importe de la operación, como se hace cuando cualquier persona va a comprar una casa o una empresa de menor tamaño. Y lo que no está dispuesto a aceptar es una segunda rebaja del precio acordado, como ha solicitado ya formalmente Iberia para reconducir la transacción.

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La irrupción de Pepe Hidalgo en esta fase de las conversaciones ha sorprendido a la propia Iberia, que hasta la fecha tenía de interlocutor a Javier. El hijo, hasta hace poco consejero delegado de Globalia, pero al frente de esta operación, se ha marchado a Miami y a Los Ángeles (EEUU) y ha comunicado a Gallego que su padre es la persona con la que tiene que hablar. El vástago, sabedor de la difícil situación del sector aéreo y de Air Europa en particular, había mostrado su disposición a alcanzar un punto de encuentro con IAG, aunque supusiera un nuevo sacrificio para la familia.

Pero la postura del patriarca es bien distinta, porque considera que Iberia está forzando en realidad una ruptura del último pacto, ya que, además de exigir una valoración acorde a la realidad actual, ha solicitado que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) se convierta en el principal accionista de la aerolínea mediante la conversión de deuda por capital. El organismo público concedió dos préstamos de 475 millones a Air Europa hace justo un año, lo que aumentó la deuda de la compañía, hasta los 800 millones.

Iberia ha pedido que parte de esos créditos pasen a ser acciones, lo que, 'de facto', supone que el Estado se convierta en el mayor accionista de la aerolínea. En consecuencia, del precio último que se negociase, los Hidalgo recibirían la mitad de la mitad, ecuación que Pepe Hidalgo no quiere asumir. Por ello, el veterano empresario, ayudado por Uría y Menéndez y Ramiro Campos, su abogado de confianza, va a reclamar los supuestos daños y perjuicios ocasionados a Air Europa en el caso de que no se cumplan las condiciones acordadas.

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La percepción de Pepe Hidalgo de que Iberia pretende romper las negociaciones es tal que ya ha movilizado un plan B para salvar Air Europa. Además de sondear la potencial entrada de un fondo de inversión, de la mano de su nuevo director general, Pablo Ferré, ex consejero delegado de Rosauro Varo, el dueño de Globalia considera que Lufthansa sería un gran candidato para una alianza. Aunque la que en su día estuvo negociando la compra fue Air France-KLM, la compañía de capital francés y holandés no puede ahora acometerla porque tiene que devolver el dinero público que le inyectó el Estado galo.

Todo lo contrario que el grupo alemán, que a finales de año ya habrá completado el reintegro de los 9.000 millones que le prestó la república germana para sobrevivir a la pandemia. Su consejero delegado, Carsten Spohr, dijo en septiembre que quería liderar la consolidación del sector en Europa y que su voluntad era participar en este proceso como comprador.