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Wallbox hace las Américas: así desembarcó la empresa de cargadores en Wall Street
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Desarrollan operaciones en 80 países

Wallbox hace las Américas: así desembarcó la empresa de cargadores en Wall Street

La salida a bolsa, a través de su combinación de negocios con Kensington, una empresa de adquisición de propósito especial (SPAC), permitirá a Wallbox ampliar capital en 252 M

Foto: Ejecutivos de Wallbox, en la Bolsa de Nueva York. (Reuters)
Ejecutivos de Wallbox, en la Bolsa de Nueva York. (Reuters)

La señorial fachada de mármol de la Bolsa de Wall Street lució este lunes la publicidad y los eslóganes de Wallbox. En solo seis años, esta empresa de soluciones de carga eléctrica ha pasado de anidar en un almacén de las afueras de Barcelona a desarrollar operaciones en 80 países. Su desembarco en el parqué neoyorquino solo abre, según sus responsables, nuevos y prometedores caminos de crecimiento en un contexto global más inclinado que nunca a las energías limpias.

“Nosotros tenemos muy claro que el mercado americano es muy importante, por el volumen, por el número de usuarios que se prevén y por la industria del vehículo eléctrico”, dice a El Confidencial Eduard Castañeda, cofundador, junto al actual CEO, Enric Asunción, de Wallbox, y jefe de producto de la empresa.

Foto: Wallbox en su salida a la bolsa de Nueva York (EFE)

La salida a bolsa, a través de su combinación de negocios con Kensington, una empresa de adquisición de propósito especial (SPAC), permitirá a Wallbox ampliar capital en 252 millones de dólares y volverse rentable, si todo sale según lo previsto, en 2024. Bajo la denominación de WBX, la empresa se ha estrenado con acciones a 9,79 dólares y una valoración pública inicial es de 1.470 millones.

Uno de los pilares de su estrategia americana es la inauguración, el año que viene, de una fábrica en Arlington, Texas. La compañía comenzará produciendo allí la versión americana de su 'bestseller', el cargador Pulsar Plus, y añadirá en 2023 la fabricación de Quasar, un cargador bidireccional que permite alimentar el coche desde la vivienda, y viceversa; y el cargador público de alta velocidad Supernova. En total espera llegar a producir casi 300.000 unidades en 2027 y 500.000 para 2030. La fábrica de Arlington, que será la cuarta de Wallbox en el mundo, conlleva 44 millones de dólares de inversión y empleará a 250 trabajadores.

Foto: Manuel Marín (Livall).

“En Estados Unidos empezamos a operar el pasado mes de febrero; es un mercado nuevo en cuanto a ventas”, dice Jordi Lainz, consejero financiero de la empresa. En estos meses el producto más vendido de Wallbox, Pulsar Plus, se volvió líder en Amazon y Amazon’s Choice en la categoría de carga de vehículos eléctricos. “Muy probablemente prevemos que para final de año Estados Unidos, como país, pueda estar en el top 3 o incluso ser nuestro primer mercado”, añade Lainz.

Los análisis que rodean el desempeño de Wallbox suelen incluir la expresión “viento de cola”. Horas antes de la campanada inaugural en la Bolsa de Wall Street, nos llegaba la noticia de un vertido de petróleo en las costas del sur de California. El enésimo castigo medioambiental que sufre este estado, que padece una prolongada sequía y en el último lustro ha batido tres veces su propio récord de hectáreas calcinadas por incendios.

Foto: El consejero delegado de Wallbox, Enric Asunción. (EFE)

El cambio climático está cada vez más presente en las agendas de Estados Unidos. Hace un mes se batió el récord de lluvias en Nueva York y el año pasado se rompieron las marcas de huracanes: se registraron 30. Hubo que volver al principio del abecedario oficial de nombres para bautizar a los nuevos. Fenómenos que diversos estudios científicos ligan al calentamiento global, acelerado por el uso de combustibles fósiles. Igual que la ola de frío ártico que, el pasado febrero, tumbó buena parte de la infraestructura eléctrica de Texas: potencia petrolera de EEUU.

Estos y otros episodios engrosan el argumentario de Joe Biden, que llegó a presidente equipado con una buena panoplia de medidas medioambientales. Además de volver al Acuerdo Climático de París, crear un Consejo Climático, nombrar dos ministros verdes, John Kerry y Gina McCarthy, y revertir muchas de las decisiones de su antecesor en materia de infraestructura energética y extracciones de hidrocarburos, Biden dice apostar por el mercado de coches eléctricos. Una de las maneras por las que espera reducir las emisiones contaminantes un 50% para 2030, con respecto a los niveles de 2005.

En Estados Unidos hay actualmente unas 43.000 estaciones de carga de vehículos eléctricos, la mayoría de ellas en California

En Estados Unidos hay actualmente unas 43.000 estaciones de carga de vehículos eléctricos, la mayoría de ellas en California. El objetivo de la administración Biden es elevar ese número a 500.000 para 2030. Una operación que tiene que ser detallada y recibir el visto bueno presupuestario del Congreso. El otro objetivo de Biden es hacer que los vehículos eléctricos representen la mitad de las ventas de coches de Estados Unidos para el año 2030. Una meta a la que se llegaría colaborando con el sector, subvencionando iniciativas y, en resumen, creando la infraestructura necesaria para sostener en las carreteras la circulación de 25 millones de vehículos eléctricos.

Aun así, Wallbox desliga sus planes de las circunstancias particulares de la política americana. Con o sin Joe Biden, asegura Eduard Castañeda, se trata de un mercado prometedor en el que se espera que la demanda de productos como los de Wallbox crezca con fuerza en los próximos años.

Foto: Empleados de ASML, finalizando el montaje de una de las máquinas de litografía extrema ultravioleta. (Reuters)

La empresa catalana, igual que otras firmas tecnológicas o de automoción, puede notar también la escasez de semiconductores. La pandemia de coronavirus provocó cierres e interferencias en la cadena de su ministro de microchips, y gigantes como Apple o Nissan han tenido que reducir sus expectativas de producción y de ventas. Castañeda afirma que la apertura de la fábrica en Arlington, y su expansión operativa en Norteamérica, le dará “flexibilidad” para sortear estos baches.

El mercado bursátil más importante del mundo, en el que se mueven cada día una media de cinco billones de dólares, le ha hecho un hueco a Wallbox. En la calle, bajo las columnas de la bolsa y el frontispicio donde se mezclan titanes de la industria y el comercio, Wallbox montó una pequeña galería en el que mostraba sus productos, por si algún inversor se dejaba caer por allí de camino a la oficina.

“Había visitado Nueva York una vez. Es una emoción muy grande: parte del camino que estamos haciendo, basado en la tecnología y las soluciones de gestión energética, y ver cómo se completa una de las fases que es poder salir a ser una compañía pública”, dice Eduard Castañeda. “Y ojalá represente también una experiencia para otras compañías. Que otras sigan el camino nos llenaría de orgullo”.

La señorial fachada de mármol de la Bolsa de Wall Street lució este lunes la publicidad y los eslóganes de Wallbox. En solo seis años, esta empresa de soluciones de carga eléctrica ha pasado de anidar en un almacén de las afueras de Barcelona a desarrollar operaciones en 80 países. Su desembarco en el parqué neoyorquino solo abre, según sus responsables, nuevos y prometedores caminos de crecimiento en un contexto global más inclinado que nunca a las energías limpias.

Joe Biden
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