Air Europa: la cuadratura del círculo y el millonario patrimonio de los Hidalgo

Cada día que pasa con el covid-19 expandiéndose sin control es una tumba para el sector turístico español y mundial. Sin personas viajando, los aeropuertos están vacíos y los hoteles han tenido que echar el cierre de forma anticipada por falta de demanda. Numerosas empresas de la mayor industria de España están sufriendo lo indecible, con la respiración asistida que les han dado los préstamos públicos ICO y el pago de las nóminas a cargo del Estado mediante los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).

Globalia, el mayor grupo turístico español, está sufriendo en prácticamente todas sus unidades de negocio. Con una línea aérea —Air Europa—, agencias de viajes —Halcón y Ecuador—, un turoperador —Travelplan—, una empresa de 'handling' —Groundforce— y una cadena de hoteles, Be Live. Como adelantó el Confidencial el 10 de julio, el 'holding' de la familia Hidalgo ha pedido ya el rescate a cargo del gobierno para la aerolínea, para la que la sangría diaria se cuenta por millones. La compañía ha pedido 400 millones, más los 140 que ya recibió en abril, al Estado para sobrevivir porque no llegará a fin de año y, sobre todo, porque la banca ya no le presta.

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El Gobierno del PSOE está decidido a salvar a Air Europa a través del fondo de rescate de 10.000 millones de euros habilitados para ayudar a empresas consideradas estratégicas y que eran solventes antes del covid-19. Pero las dudas sobre cómo se le van a conceder esos 400 millones adicionales a la aerolínea, para que posteriormente sea comprada por Iberia, tal y como acordaron ambas empresas en noviembre de 2019, se multiplican a cada declaración de los protagonistas.

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), sin especialistas en gestión y valoración de empresas, se están tomando su tiempo para analizar bien el balance de Air Europa, mientras que Luis Gallego, expresidente de Iberia y ahora consejero delegado de IAG, el dueño inglés de la española, asegura que cerrará el acuerdo entre finales de este año y el primer trimestre de 2021. Gallego, probablemente el director que más sabe del sector y al que hay que interpretar lo que dice, ya ha deslizado que, lejos de pagar los 1.000 millones pactados hace casi un año, los Hidalgo podrían dar por buenos 500 millones por una Air Europa saneada a cuenta del contribuyente español.

Y aquí es donde los números chirrían entre las pretensiones de unos y otros. Si SEPI explica que, en caso de venta, el primero en cobrar es el Estado para recuperar cuanto antes las ayudas, de los 500 millones que soltaría Iberia, 400 irían para las arcas públicas. Por tanto, los Hidalgo apenas recibirían 100 millones por su aerolínea, por la que hasta hace bien poco esperaban conseguir 1.000.

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Los que conocen a los Hidalgo aseguran que la familia no va a aceptar esa ecuación ni en medio de la tormenta histórica en la que se encuentra su imperio, que este año va a perder entre 600 y 800 millones de euros. Sería incluso absurdo, con la compañía reflotada con dinero de todos. Lo lógico sería esperar dos años a la recuperación del turismo a niveles previos al covid-19 y vender después Air Europa a un precio sensiblemente superior, devolviendo el dinero al Estado.

Pero el rescate, además de su magnitud financiera y la estratégica (mantener un 'hub' semiespañol en el aeropuerto de Barajas), tiene un elemento político y social relevante. El Gobierno debería explicar por qué salva a una aerolínea cuyos dueños tienen varios cientos de millones repartidos en propiedades inmobiliarias. La sociedad patrimonial de Juan José Hidalgo, el patriarca de la familia, tiene activos por más de 200 millones de euros, cuyo valor es muy superior porque el portafolio está sin actualizar. Los hijos también cuentan con numerosos negocios de todo tipo, sin olvidar los hoteles en propiedad y los miles de metros cuadrados en República Dominicana, donde pasan una buena parte del año disfrutando de una fortuna que el padre forjó a pulso. Incluso en febrero de este año se repartieron un dividendo extraordinario de 35 millones.

La familia dispone de sociedades inmobiliarias, hoteles cinco estrellas y hasta terrenos en el Caribe que valen cientos de millones de euros

A la SEPI le bastaría con echar un ojo al Registro Mercantil para analizar el tesoro de los Hidalgo, e incluso preguntar a Hacienda. Y la familia podría hipotecar estos activos para conseguir dinero de cualquier prestamista para salvar su aerolínea sin tener que dar explicaciones a terceros.

A los empresarios de origen salmantino, muy particulares en su modelo de gestión, no les gusta que les condicionen sus decisiones. Los desaires entre el padre, Javier, el hijo y jefe, las hermanas —María José y Cristina— y el fiel director financiero, Miguel Ángel Sánchez (un hombre clave en todo el entramado societario familiar), suelen ser habituales en las oficinas centrales. No hace mucho, el consejero delegado amenazó voz en grito con dimitir en plena pandemia, en un rifirrafe sonoro con el fundador. Por lo que les resultará difícil de digerir la entrada en su consejo de administración de unos funcionarios del Estado a los que les tienen que consultar cada paso que den, que es lo que ha advertido la SEPI a cada empresa que ha pedido el rescate para salvaguardar los intereses de los contribuyentes.

Una cuadratura del círculo que exige un encaje de bolillos financiero y muchas explicaciones para que el fondo de rescate y el caso Air Europa no corra el mismo éxito que la asistencia financiera a la banca a través del FROB y la SAREB, así como el dinero tirado para salvar Abengoa (más de 300 millones), del que el Gobierno no ha dicho ni media palabra.