¿Preparados para un otoño rojo? La gran bola de la que nadie habla

El sufrido Ibex 35 alcanzó la semana pasada su máximo histórico. En realidad, fue la versión ‘total’, es decir, la que computa el pago de dividendos, que alcanzó los 29.252 puntos. Pese a su mal comportamiento respecto al resto de mercados europeos en 2019, ni siquiera la llegada de Unidas Podemos al nuevo Gobierno ha espantado a los inversores del selectivo español. Todo rueda con inercia positiva, aunque cada vez hay más dinero ‘contrarian’ que está cambiando de acera a la espera de un desfile de nuevas oportunidades a precio de derribo. Vaticinan un otoño rojo.

Es un escenario binario. De un lado, hay grandes manos del mercado como Blackstone, Cerberus o Lone Star —entre todos han invertido en España más de 40.000 millones de euros en inmobiliario, préstamos o compañías industriales— que apostaron fuerte con base en factores macro (recuperación) y oportunistas (consolidar sectores) y van a seguir jugando (incluso invirtiendo) por su nivel de exposición. Entraron en el peor momento de la crisis (allá por 2013), como buitres para algunos, como estabilizadores para otros, y se han convertido en actores dominantes del mercado.