Airbus pierde 1.400M por la corrupción y por el fiasco en exportar el A400M

Resultados históricamente negativos para Airbus en 2019. El grupo aeronáutico europeo ha asumido en el ejercicio dos graves impactos que le han provocado las primeras pérdidas anuales desde su creación en 2000. Los números rojos del año ascienden a 1.362 millones, frente a un beneficio de 3.054 millones el año anterior. Dos son las claves que explican esta debacle en la última línea de la cuenta de resultados: el pacto para cerrar provisionalmente por tres años investigaciones por corrupción en Francia, Reino Unido y EEUU por 3.600 millones; y un nuevo cargo de 1.212 millones relacionado con el programa militar A400M.

Este último, el avión de transporte militar que se fabrica en toda Europa y se ensambla en Sevilla, está relacionado con la incapacidad de cerrar contratos de exportación en el corto y medio plazo. Es decir, nuevos encargos más allá de los 174 aparatos encargados por los países lanzadores del programa en 2003 (Alemania, Francia, Reino Unido, España, Bélgica, Luxemburgo y Turquía), de los que ya hay 88 operativos a cierre de 2019. El grupo señala especialmente como causa el veto de Alemania a la venta de armas a Arabia Saudí, que el gobierno germano ha extendido de nuevo hasta marzo de este año y que entró en vigor a final de 2018 tras el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.

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Carlos Pizá. Sevilla

En total, las provisiones y costes adicionales relacionados con el A400M alcanzarían ya los 10.000 millones de euros. Sólo en los tres últimos ejercicios, Airbus ha tenido que dotar tres mil millones en este programa. Sobre un presupuesto inicial de 20.000 millones, el coste total del programa militar se habría incrementado así un 50%. Hasta ahora, cuando se ha conocido esta provisión por los problemas con la exportación, los cargos estaban relacionados con graves dificultades con la industrialización del avión, así como por fallos descubiertos en los motores y retrasos en la certificación de las capacidades tácticas y militares inicialmente previstas.

La provisión no es específica, es decir, no está relacionada estrictamente con la campaña de venta que ha quedado congelada en Arabia Saudí. Se trata, según ha precisado Dominik Asam, director financiero, en la rueda de prensa de presentación de los resultados, de cubrirse sobradamente contra el riesgo de no poder exportar el A400M en la próxima década. Es decir, durante el periodo hasta 2030 en el que la fabricación del avión ha quedado asegurada tras el pacto con los países clientes para diferir las entregas y producir un máximo de 8 aeronaves al año.

El aumento del dividendo en un 9% se basa en "la capacidad de seguir creciendo" en el futuro. Los 3.600 millones por la corrupción se pagan contra la caja de 2020

La compañía, más allá de los números rojos, ha registrado cifras récord positivas. Las ventas globales ascendieron a 70.500 millones de euros, un 10% más. El beneficio bruto, antes de esos cargos negativos por los pactos anticorrupción y el A400M, se situó en 6.946 millones, un 19% más, gracias a las mejoras operacionales de la firma. Además, pese a las pérdidas anuales, la empresa ha propuesto incrementar un 9% el dividendo, hasta 1,8 euros por acción. "Nuestra confianza en la capacidad de seguir generando crecimiento de forma sostenible a futuro nos lleva a proponer este dividendo", ha señalado Guillaume Faury, consejero delegado de Airbus. Los 3.600 millones de costes por la corrupción se pagarán en 2020 y se cargarán sobre la caja de la empresa este año.

La compañía entregó 863 aviones, la cifra más alta de su historia y que crece respecto a los 800 de 2019, y recibió nuevos pedidos por 768 unidades de sus diferentes modelos (747 un año antes). El número total de aeronaves en cartera asciende a 7.482. Incluyendo el negocio de helicópteros y de Espacio y Defensa, el valor de la cartera de pedidos total de Airbus asciende a 471.000 millones de euros, once mil millones más que a cierre del año anterior.

Ajuste significativo en Defensa

En la rueda de prensa, Faury ha señalado sobre la reestructuración general que la empresa va a emprender este año en la división de Defensa y Espacio que se trata de "hacerla competitiva y en ello habrá una dimensión social que gestionaremos con responsabilidad como hemos hecho otras veces". Los sindicatos temen que impacte a entre dos y tres mil empleados en Europa, según avanzó Expansión. Asam, director financiero, precisó que encaran una "reducción significativa de costes sólo para poder lograr un beneficio operativo de una sola cifra". Asam reiteró el argumento de que el negocio lleva varios años logrando menos nuevos pedidos que el valor de los productos que entrega a clientes.

En relación a la polémica entre Airbus y el Gobierno español por la elección en agosto pasado de Indra como coordinador nacional del programa FCAS en España, Faury reiteró su postura. "Creemos que es un error haber elegido a Indra y creemos que se debería revertir esa situación. Creemos también que el Gobierno español comprende cada vez mejor nuestra postura". FCAS es el futuro sistema de defensa europeo que sustituirá al Eurofighter y está coliderado por los gobiernos de Alemania, Francia y España.

Más control sobre el A220

Junto a los resultados, Airbus también ha confirmado hoy las especulaciones que venían circulando en el mercado sobre un incremento de su participación en el programa A220 que venía compartiendo con Bombardier y el Gobierno de Québec. El grupo europeo, que ya poseía el 51%, eleva su peso al 75% tras acordar el pago de 591 millones de dólares a Bombardier, que abandona así el negocio de aviación y se centra en el ferroviario.

El A220 es el avión de pasajeros más pequeño de Airbus, con capacidad máxima de 150 pasajeros. El grupo tiene una cartera de pedidos de 658 unidades de este modelo, y entregó 48 aeronaves durante 2019. En el mercado se especula también con que Airbus negocia cerrar su primera gran nuevo encargo de A220, de unas cien unidades, en los próximos días.