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Narcotraficantes, estafas y dinero oculto: las dudas rodean al aeropuerto de Ciudad Real
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¿QUIÉN HA QUERIDO COMPRARLO EN ESTOS AÑOS?

Narcotraficantes, estafas y dinero oculto: las dudas rodean al aeropuerto de Ciudad Real

En tres años han pasado por allí narcotraficantes, estafadores, sobornadores, empresas pantalla sin inversores conocidos... Esta es la lista de supuestos 'compradores'

El aeropuerto de Ciudad Real ya tiene un comprador (provisional), pero las dudas en torno a la empresa que lo ha adquirido, Ciudad Real International Airport, no han hecho más que comenzar.

Porque, ¿quién se encuentra detrás de esa compañía? Si tan solo es una empresa pantalla, ¿qué inversores habría (si es que los hay) detrás? ¿Por qué CR International Airport promete invertir 579 millones de euros y crear 7.716 empleos cuando ni siquiera ha sido capaz de adelantar el aval del 5% de su oferta? Y, sobre todo, ¿por qué el juez de la subasta ha decidido adjudicar provisionalmente el aeropuerto a una empresa que presenta muchísimas dudas y cuyas cifras casi nadie se cree?

La respuesta, en realidad, es sencilla: porque, pese a todas las dudas, CR International Airport SL parece el 'mal menor' si nos paramos a analizar la lista de compañías que, desde 2013, han intentado comprar el aeropuerto de Ciudad Real.

Y es que el abanico es tan amplio como grotesco: narcotraficantes, condenados por estafas y sobornos, empresas pantalla que no desvelan quién les pone el dinero, 'mercenarios militares', responsables de proyectos megalómanos cuya solvencia está en entredicho... Si CR International Airport le parece una empresa dudosa, prepárase para conocer la galería de los horrores en torno a la venta del aeropuerto de Ciudad Real.

1.- Los narcotraficantes más buscados de España

Seguramente el episodio más grotesco de toda la larga lista de cuestionables interesados que han rodeado al aeropuerto de Ciudad Real. Un episodio que, de no ser por la Policía Nacional, quizá habría acabado mucho peor.

Todo empezó el 15 de noviembre de 2010, pocos meses después de que el aeropuerto entrase oficialmente en concurso de acreedores. Aquel día, Francisco Martín-Sierra, director general de la compañía Transworld Cargo&Handling SA, envió una carta a los promotores del aeropuerto (que ya no lo controlaban) en la que se ofrecía a alquilar la terminal de carga o incluso comprar el aeropuerto, ya que a su compañía, dedicada al transporte y carga de mercancías, le vendría muy bien la infraestructura.

Llegó incluso a poner cifras: descargaría hasta 2.001 toneladas al mes. En caso de alquiler, Transworld Cargo&Handling ofrecía 665.033 euros anuales durante tres años; en caso de compra, la compañía subía su apuesta hasta poco más de 100 millones de euros, justo el precio por el que los administradores concursales estaban pensando subastarlo.

Sin embargo, la oferta no llegó a buen puerto. Por aquel entonces, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional se encontraba inmersa en plena Operación Edén, la investigación que, un año después, acabó con la detención de más de 150 personas. Entre ellas Lauro Sánchez Serrano, Ana María Cameno ('la reina de la coca') y el asesino del portero de la discoteca Palace.

Pero en el momento de las negociaciones por el aeropuerto de Ciudad Real, ninguna de estas personas había sido aún detenida. Por ello, y tras comprobar que las negociaciones iban avanzando, fue la propia UDEV la que, según los informes conseguidos por 'Interviú', tuvo que paralizar la venta tras avisar a los responsables del aeropuerto de los verdaderos planes que tenían sus particulares compradores.

Reportaje de Antena 3 sobre Ana María Cameno.

2.- El condenado por soborno y tráfico de drogas

Otro de los funestos protagonistas de esta truculenta historia es, precisamente, uno de los representantes de la empresa que más ahínco ha mostrado a la hora de intentar comprar el aeropuerto de Ciudad Real.

El protagonista en cuestión es Asensio Madrid Muñoz, un empresario murciano dedicado tradicionalmente al sector del transporte y con un pasado más que perjudicial para su compañía.

La primera aparición de Madrid Muñoz cerca del aeropuerto de Ciudad Real fue el 17 de mayo de 2014. Por aquel entonces, la infraestructura estaba en proceso de subasta (con un precio mínimo de 90 millones de euros) y el juez encargado de la misma estaba a punto de darla por finalizada al no existir ningún tipo de oferta que hubiese demostrado cierta solvencia.

Una oferta... sin inversores detrás

No obstante, el juez dio una última oportunidad a los múltiples interesados: si alguna empresa pagaba 100.000 euros, el proceso de subasta se alargaría hasta el 30 de mayo. Y eso fue precisamente lo que hizo Madrid Muñoz, que abonó por sorpresa los 100.000 para entrar en el proceso.

El empresario se dio a conocer como apoderado de Grupo Orden 12 SL, una compañía que, poco después, aseguró que podría llegar a pagar hasta 60 millones por el aeropuerto. Una oferta que resultaba llamativa, ya que dicha empresa, que nació con un capital social de 3.000 euros, no había hecho una sola venta en todo 2014 y tenía un balance negativo de -10.085 euros.

Parecía evidente que Grupo Orden 12 SL era una empresa pantalla, y así fue: en su oferta, Madrid Muñoz aseguraba representar a un grupo de inversores británicos y de Liechtenstein cuya identidad nunca fue siquiera insinuada.

Soborno a un Guardia Civil y tráfico de drogas

Pero si la oferta ya parecía vaga de por sí, había otro elemento que haría aún más sospechosa la oferta de Grupo Orden SL: los antecedentes penales del empresario, que anteriormente había sido condenado por tráfico de drogas y por soborno a un agente de la Guardia Civil.

La primera condena tuvo lugar en 2010, cuando el empresario murciano fue acusado de tráfico de drogas. Según la sentencia emitida por la Audiencia Provincial de Almería, Madrid Muñoz colaboró para introducir en España cargamentos de hachís el 16 de octubre de 2003 a través de los vehículos de la empresa Fátima Murcia SL, de la que el empresario fue administrador y apoderado.

La segunda condena tuvo lugar durante su estancia en prisión. Y es que, una vez en la cárcel, Madrid Muñoz y su colaborador aceptaron pagar 120.000 euros al sargento de la Guardia Civil José Alcaraz para que les 'sacara' de la investigación. Los pagos se fueron haciendo de manera fraccionada y el sargento fue detenido cuando ya llevaba cobrados 21.000 euros.

El historial delictivo de Madrid Muñoz fue conocido de manera pública poco después de que presentara la oferta de Grupo Orden 12 por el aeropuerto, con lo que, pocos meses después de dicha oferta, el empresario salió de la compañía, que se mantuvo temporalmente en silencio.

Vuelta a la carga: oferta de 38 millones... sin pagar el aval

El interés de Grupo Orden 12 volvió menos de un año después, en verano de 2015, en un momento muy delicado para la infraestructura. Y es que un titular había inundado todos los medios de comunicación: El aeropuerto de Ciudad Real, vendido por solo 10.000 euros. En realidad la noticia no era tal, ya que los 10.000 euros 'solo' habían sido la mejor oferta. No obstante, y en medio de una situación de escarnio público para el aeropuerto, los compradores interesados aún contaban con un plazo de 20 días hábiles para superar la oferta de los 10.000 euros.

Y fue entonces cuando reapareció Grupo Orden 12 SL, que, ya sin Asensio Madrid Muñoz en su estructura pero sin aclarar a quién tenía detrás, presentó una oferta de compra de 38 millones en un intento por reincorporarse a todo el proceso. Y lo consiguió: la suya fue una de las dos únicas propuestas admitidas por el juez.

La oferta de la compañía no pareció disgustar del todo al nuevo magistrado de la causa, Carmelo Ordóñez, que en diciembre de 2015 aseguró que la propuesta de Grupo Orden 12 era la "más óptima, completa y que preserva y garantiza el destino de la unidad productiva" del aeropuerto. Una afirmación llamativa, ya que, pese a la oferta de 38 millones, la compañía ni siquiera había sido capaz de pagar el 5% de aval para poder continuar en el proceso de subasta.

En cualquier caso, esta oferta tampoco sirvió de nada. El 27 de enero de 2016, el juez declaró nula la subasta por la existencia de varias irregularidades en las condiciones de la misma. Vuelta a empezar de cero.

Oferta rechazada... e investigados por estafa

Tras la reactivación del proceso de venta, Grupo Orden 12 volvió a la carga: esta vez, con una oferta de 55 millones de euros que, de nuevo, constituía casi un acto de fe, ya que la compañía seguía sin aclarar qué clase de inversores respaldaban su apuesta.

De todos modos, su oferta cayó en saco roto. El pasado 15 de abril, el juez eligió entre las cinco ofertas finales y adjudicó provisionalmente el aeropuerto por 56,2 millones de euros a Ciudad Real International Airport SL, otra compañía que despierta serias dudas merced a no haber sido capaz de abonar el 5% del aval de su oferta y que tampoco aclara qué inversores tiene detrás.

Para Grupo Orden 12 SL la aventura podría haber acabado aquí, pero ni mucho menos: en su auto [PDF], el juez Carmelo Ordóñez ha ordenado que la oferta y la documentación de la compañía sean investigadas por un posible delito de estafa procesal. Y es que el magistrado sospecha que Interconfindi Europa (la entidad que emitió el aval de Grupo Orden 12) o Miguel Ángel Gnecco (el representante de Interconfindi) podrían haber cometido un delito de estafa en la presentación de dicho aval.

3. Los 'mercenarios militares' de un arruinado

Es una de las empresas que menos tiempo ha estado en este proceso, pero no por ello tiene una historia menos surrealista que el resto. Se trata de ECA Programs Group, quizá la única compradora que sí es públicamente conocida.

ECA hizo acto de aparición en septiembre de 2015, cuando ofreció un total de 80 millones de euros por el aeropuerto. Su oferta era, por plazos y cantidad, una de las dos que cumplían con los requisitos impuestos por el juez, pero faltaba un importante detalle: tampoco había sido capaz de pagar por adelantado el 5% de dicha oferta a modo de aval.

Sin embargo, lo cierto es que este contratiempo, que siempre había provocado la suspensión de la oferta por parte del juez, importó más bien poco a ECA, que prácticamente insinuó en su página web haberse hecho ya con el aeropuerto.

Un grupo de 'mercenarios militares'

ECA Programs Group es una empresa británica conocida mundialmente. De hecho, entre muchos medios internacionales es conocida como una especie de grupo de 'mercenarios militares' que realizan todo tipo de operaciones y desarrollan tecnología militar para cualquier empresa, gobierno o institución que quiera contratar sus servicios.

Según las informaciones reveladas en su momento por la propia empresa, ECA pretendía comprar el aeropuerto de Ciudad Real para instalar una base militar que pudiera servir de ayuda a la OTAN a la hora de prevenir acciones militares, iniciar operaciones de envío de ayuda humanitaria o desplegar todo tipo de actuaciones contra el tráfico de droga.

Su CEO, literalmente arruinado

Sin embargo, la realidad se empeñaba en llevar la contraria a la oferta de ECA Programs Group. Y es que, tal y como se supo un tiempo después, el CEO de la compañía, Melville Ten Cate, fue declarado oficialmente en quiebra el 7 de abril de 2015, con lo que la compra del aeropuerto, como poco, se antojaba complicada.

En cualquier caso, como decimos, ECA Programs Group no fue siquiera capaz de afrontar el pago del 5% de sus 80 millones ofertados, con lo que quedó fuera del proceso de venta.

4. Los chinos (invisibles) de los 10.000 euros

Junto al de Lauro Sánchez y 'la reina de la coca', el episodio más bizarro vivido en torno al aeropuerto de Ciudad Real fue el protagonizado por la empresa Tzaneen International.

Tzaneen hizo su primera aparición en julio de 2015, cuando manifestó su interés por comprar el aeropuerto con una oferta aún sin presentar pero que, según los rumores, rondaría los 40 millones de euros.

En aquel momento, la venta del aeropuerto estaba atravesando uno de sus momentos más delicados. De hecho, y aunque el juez tasó la infraestructura en 40 millones, permitió a los compradores interesados acudir a la subasta y pujar sin un importe mínimo. Es decir, que cualquiera podría presentar su oferta de puja a partir de un euro.

Y muy poquito más fue lo que ofreció Tzaneen: el día de la puja, la compañía presentó su oferta: 10.000 euros por un aeropuerto que, según los cálculos más conservadores, habría costado cerca de 450 millones. Y como nadie más hizo oferta, el titular de que Tzaneen había comprado el aeropuerto por 10.000 euros inundó los medios de comunicación de medio mundo.

Pero, en realidad, la venta no era tal. Según el reglamento de la subasta, la puja podía comenzar desde 1 euro, pero si la máxima oferta no superaba el 70% de los 40 millones de valor de tasación (28 millones de euros), se abriría un plazo de 20 días hábiles para que otros posibles interesados pudiesen presentar una oferta por estos 28 millones.

Y eso fue exactamente lo que pasó: en el siguiente plazo, todos los interesados aumentaron sus ofertas. Y Tzaneen también lo hizo, subiendo, ahora sí, hasta los 40 millones de euros. Sin embargo, nunca fue capaz de pagar el 5% de aval necesario, con lo que no tardó en quedar fuera de la lucha.

Unos inversores chinos... que no aparecían

Sobre el papel, la oferta de Tzaneen International no podía ser más apetitosa: la compañía aseguraba que convertiría el aeropuerto en "un gran HUB de logística especializado en el transporte, almacenaje y distribución de mercancías de diversas áreas geográficas, con especial atención al mercado chino, con Ciudad Real como cabeza de puente". Para ello, la empresa aseguró que crearía "miles de empleos" e invertiría entre 60 y 100 millones de euros.

Pero, ¿sería eso posible? ¿Cómo una empresa que no fue capaz de pagar el 5% de aval de su oferta pretendía invertir entre 60 y 100 millones de euros y crear "miles de empleos"?

Las dudas no paraban de salir a la palestra. Y es que Tzaneen International en realidad no era más que una simple SL creada ese mismo año, sin facturación, sin empleados y con un capital social de 4.000 euros. Es decir, que estaba actuando como una empresa de pantalla. La pregunta entonces estaba clara: ¿quién estaba detrás?

La única cara visible: González Porro

Según la propia Tzaneen, detrás de su estructura se encontraba un voluminoso fondo de inversión chino, que a la postre iba a ser el encargado de gestionar el aeropuerto. Sin embargo, tras la empresa, en realidad, solo había un nombre: José Manuel González Porro, un nutrido empresario con más de 60 vinculaciones empresariales. Y detrás de él, absolutamente nadie.

A González Porro se le llegó a relacionar con Ignacio Barco, uno de los primeros promotores del aeropuerto de Ciudad Real junto a Domingo Díaz de Mera, ya que Barco y Porro compartieron trayectoria personal en Mapfre. A día de hoy, Ignacio Barco y todo el conjunto de sus empresas permanecen en la lista de morosos de Hacienda, a la que deben 94 millones de euros.

Sea como fuere, lo cierto es que los famosos inversores chinos nunca aparecieron y Tzaneen International se evaporó del proceso de compra del aeropuerto tan rápido como había aparecido.

5. El "ciudadano del mundo" y sus 35.000 empleos

Una de las pujas más activas por el aeropuerto de Ciudad Real corrió a cargo de Francisco José Ortiz y Carrillo, un empresario afincado en Málaga que, a sus 73 años, hizo acto de presencia el 26 de diciembre de 2013 con una oferta considerable: nada menos que 121 millones de euros.

Sin embargo, a la oferta del empresario le pasó lo que a casi todas: destacaba por su montante, pero no ingresó el 5% de dicha oferta en calidad de aval, con lo que su oferta fue rechazada. Ortiz y Carrillo volvió a presentar su oferta una segunda y hasta una tercera vez, pero la falta de garantías de su aval lo dejó fuera.

Inversores internacionales ¿inexistentes?

Pese a todo, el empresario nunca se cansó de ofrecer cifras: aseguró que invertiría en la zona 3.000 millones de euros y crearía 35.000 empleos, casi la mitad que la población de Ciudad Real capital (75.000). Para ello, aseguraba contar con garantías más que suficientes: el empresario decía tener 120 millones de dólares en títulos del Tesoro de Estados Unidos y un patrimonio superior a los 121 millones que ofreció por el aeropuerto.

Pero, ¿cómo podría conseguir llevar a cabo todas esas inversiones? Ortiz y Carrillo aseguraba ser presidente de WWI Investment Corporation, un fondo de inversión que, según sus propias palabras, cuenta con financiación de distintos inversores procedentes de Brasil o China, entre otros países. Una corporación que no parece figurar en ningún registro mercantil nacional ni internacional, pero sí en la web de una de sus otras empresas, WWI Luminar. En dicha web, Ortiz y Carrillo asegura ser presidente, fundador o directivo de casi una veintena de empresas alrededor de todo el mundo.

Ortiz y Carrillo asegura haber vivido en Madrid, São Paulo, Barcelona, Londres, Texas, Río de Janeiro, Manaos, Madrid y Nueva York. Además, se define como "emprendedor, biofísico, ingeniero, inventor, investigador científico y social, administrador de empresas, escritor, conferencista internacional, profesor de comunicación, dirección de empresas y ciencias sociales".

¿Dónde está el Parque de la Paz de Antequera?

En cualquier caso, lo mejor de todo es que el aeropuerto de Ciudad Real no era el único proyecto megalómano que este empresario se traía entre manos. En 2013, Ortiz y Carrillo anunció la próxima creación en Antequera de un macrocomplejo turístico llamado 'Parque de la Paz Mundial'. Y si los 3.000 millones de inversión en el aeropuerto de Ciudad Real ya parecían mucho dinero, en realidad no son nada comparados con el complejo de Antequera: con dicho proyecto, Ortiz y Carrillo prometió invertir entre 6.000 y 8.700 millones de euros.

El megalómano proyecto nunca convenció a la Junta de Andalucía, que exigió saber quién andaba detrás de WWI Investment Corporation, si es que realmente andaba alguien más allá de Ortiz y Carrillo. A día de hoy, ni el empresario ha ofrecido información fidedigna ni ha llevado a cabo ninguna de las inversiones que prometió en Antequera.

6. El fondo investigado que 'vive' en un hotel

Si todas las compañías analizadas hasta ahora ya han resultado ser sospechosamente opacas, esta definitivamente se lleva la palma. Se trata del aparente fondo de inversión Richard Taffin de Givencgy AG.

El fondo hace su primera aparición justo después de que el juez, tras la kafkiana oferta de 10.000 euros de Tzaneen International, conceda 20 días hábiles para que otros interesados puedan ofrecer una puja superior a los 28 millones de euros. Richard Taffin de Givencgy ofreció 125 millones de euros, pero presentó su propuesta fuera de plazo y se quedó fuera.

Sin embargo, tras declararse nula la subasta e iniciarse un nuevo proceso de venta, el fondo quiso aprovechar la oportunidad e hizo la oferta más alta de todas las conocidas: nada menos que 200 millones de euros, una impresionante cantidad si la comparamos con las ofrecidas por los que fueron sus dos mayores competidores: Grupo Orden 12 (55 millones) y CR International Airport (56,2 millones).

¿Su sede? Un hotel de Suiza

Pero, ¿de dónde podía sacar Richard Taffin de Givencgy AG 200 millones de euros? ¿De dónde procedía el dinero? ¿Qué serie de inversores forman este fondo? Poco o nada se sabe de su composición.

De hecho, según los datos de registro mercantil, Richard Taffin de Givenchy tiene su sede social... en el hotel Baeren Sigriswil, en Berna, Suiza. En definitiva, una operación que constituye todo un monumento a la opacidad.

Pese a que el aeropuerto nunca llegó a estar en sus manos, eso nunca impidió al fondo ir haciendo operaciones relacionadas con él. Según Crónica Global, de hecho, la compañía empezó a 'venderse' ante el sector aeronáutico como propietario del aeropuerto cuando el juez ni siquiera había admitido a concurso su oferta.

Rechazados... e investigados por estafa

Finalmente, Richard Taffin de Givencgy perdió la puja por el aeropuerto frente a CR International Airport, pero la cosa no quedó ahí: al igual que pasó con Grupo Orden 12, el juez Carmelo Ordóñez ha ordenado abrir una investigación contra la compañía, ya que posee "indicios serios y racionales de la comisión de un delito de estafa" en la tramitación del aval de su oferta.

En definitiva, una compañía que, pese a sus voluminosas ofertas, apenas pasó unos meses por todo el proceso judicial y, de regalo, se ha llevado una investigación por posible estafa procesal.

7. El resto: incapaces de pagar el 5% de aval

Los seis ejemplos mencionados en este reportaje constituyen la lista de 'grandes éxitos' en torno a los peores narcotraficantes, estafadores o sociedades de inversión opacas que han querido comprar el aeropuerto de Ciudad Real y no lo han hecho porque, a la hora de la verdad, no han sido capaces de demostrar una mínima solvencia.

Y es que, desde que se iniciara el proceso de subasta en 2013, los dos jueces encargados de la misma lo tuvieron claro: toda aquella empresa que quisiera comprar el aeropuerto, además de presentar una oferta, debería pagar en el acto el 5% de dicha oferta a modo de aval. Si ese 5% no era abonado, la oferta de la compañía no podría continuar en el proceso por muy atractiva que fuera.

Y ese ha sido precisamente el principal inconveniente para la mayoría de compradores interesados: compañías que ofrecen decenas o incluso cientos de millones de euros, que prometen hacer inversiones multimillonarias, que aseguran que crearán cientos o incluso miles de empleos... pero que, a la hora de pagar el 5% de aval, el auténtico 'chocolate del loro', son incapaces, demostrando en realidad una falta de solvencia mínima.

Cerca de 15 'compradores'... y ninguno solvente

Y en este caso los ejemplos son innumerables. Y es que, además de algunas de las compañías antes mencionadas que tampoco pagaron su aval (Grupo Orden 12, ECA Programs Group, Tzaneen International, CR International Airport y WWI Investment Corporation), el resto de la lista sigue siendo muy larga: Vieco Serfide (oferta de 120 millones), HNA Group (sin oferta definida), Remotor, Reparaciones y Motores (80,4M), Good Luck Grant Banking (80,6M) y Griffin pegasus (90M).

En total, cerca de una quincena compañías que, en un momento u otro, quisieron comprar el aeropuerto de Ciudad Real con un fondo y unas formas más que dudosas: unas compañías con accionistas condenados por tráfico de drogas, estafa y sobornos, otras actuando como empresas pantalla, otras con supuestos inversores que no aparecen, otras con proyectos megalómanos de los que nunca más se supo, otras que ofrecen cantidad multimillonarias pero no son capaces de adelantar el 5% del aval, etc.

Al final, parece que el juez que lleva el proceso de la venta ha optado por la opción menos mala, por el mal menor. Y, aun así, la adjudicataria provisional, CR International Airport, aún inspira mucha desconfianza: debe demostrar una solvencia que no aparece por ningún lado, un proyecto que pinta demasiado idílico y unas cifras de inversión y creación de empleo que prácticamente nadie se cree.

El aeropuerto de Ciudad Real ya tiene un comprador (provisional), pero las dudas en torno a la empresa que lo ha adquirido, Ciudad Real International Airport, no han hecho más que comenzar.

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