Jaque a la fibra óptica: ¿una vuelta a las dos velocidades tecnológicas en España?
La nueva regulación obliga a la compañía a abrir su red de fibra óptica excepto en 34 ciudades. Telefónica cree que el organismo regulador se arriesga a abrir una nueva brecha digital
Sus peores presagios se han cumplido. A Telefónica no le ha sentado nada bien el último movimiento de ficha de la CNMC. La nueva regulación aprobada ayer obliga a la operadora a abrir su red de fibra óptica en buena parte de España. Solo se salva en las grandes ciudades, un total de 34 municipios frente a las nueve de la propuesta inicial (el 26% de la población). Fuentes de la compañía sentencian que un planteamiento como este supone volver a la España de las dos velocidades, a la España de la brecha digital.
Lo que realmente está en juego es el liderazgo de España en fibra óptica. La locomotora del desarrollo tecnológico podría perder velocidad a pasos agigantados si Telefónica al final cumple con sus amenazas. “Por supuesto que nos replantearemos la estrategia. Solo invertiremos donde sea rentable”, confirman fuentes de la multinacional a este periódico tras conocer la resolución de la CNMC.
Al operador dominante no le queda otro remedio que ceder la red de fibra al resto de competidores para el 74% de la población. Si el precio que se fije es muy bajo, Telefónica ya no tendrá ningún motivo para continuar con despliegues de fibra en poblaciones pequeñas.
Desde la firma, se sugiere que el nuevo escenario podría llevar a que el 26% de los ciudadanos disfrute de las mejores condiciones tecnológicas, mientras que el resto de España se arriesga a no tener nada. Todo empezó con una consulta pública de la CNMC para apretar las tuercas a los mercados mayoristas de banda ancha. La pretensión del organismo es alcanzar una mayor competencia para bajar precios. Telefónica nunca ocultó sus temores: ya puso encima de la mesa una posible paralización si se le obligaba a compartir sus infraestructuras en unas condiciones que no considerase adecuadas, y ahora pone el grito en el cielo ante una regulación que califica como “un paso hacia atrás”.
¿Y si las inversiones se paran?
Las nuevas reglas del juego suponen un duro golpe para su posición comercial frente a los grandes rivales, Vodafone y Orange. Ponen además en riesgo multimillonarias inversiones con las que la primera empresa de España intenta desplegar su red de fibra óptica a 24 millones de hogares en dos años. En 2014 llegaba a casi 14 millones. Sus principales competidores se han marcado el objetivo de 10 millones en 2016 (Vodafone) y 14 millones de unidades inmobiliarias (pisos, locales y oficinas) en 2020 en el caso de Orange.
Una regulación basada en precios podría causar un enorme daño a España como referente en la implantación de redes de acceso de nueva generación (NGA). Nuestro país está a la cabeza de Europa en desarrollo de fibra óptica con 1.895.000 clientes activos, por delante de Suecia (1.488.000) y Francia (1.065.000). Esto supone el 22,7% del total dentro de los 16 países más importantes de Europa, de acuerdo con los datos actualizados al cierre del primer trimestre de este año.
Telefónica es la primera operadora de España, con dos millones de clientes
La CNMC considera que hacen falta como mínimo tres redes compitiendo en una localidad para que esta sea competitiva, y en ese saco entran las 34 ciudades 'libres' de regulación. Pero ni siquiera dicho número es suficiente para presionar a la baja los elevados precios del mercado según este organismo.
Ante este desafío, Telefónica no ha tardado en hacer pública su "profunda preocupación" por un posible "punto y final" al modelo de éxito que ha supuesto el despliegue de fibra óptica al hogar en España. La operadora abre la puerta a un "freno de las inversiones en nuestro país" y deja sus planes de despliegue en 'standby'.
Sus peores presagios se han cumplido. A Telefónica no le ha sentado nada bien el último movimiento de ficha de la CNMC. La nueva regulación aprobada ayer obliga a la operadora a abrir su red de fibra óptica en buena parte de España. Solo se salva en las grandes ciudades, un total de 34 municipios frente a las nueve de la propuesta inicial (el 26% de la población). Fuentes de la compañía sentencian que un planteamiento como este supone volver a la España de las dos velocidades, a la España de la brecha digital.