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Las vidas cruzadas de Massanell y Gortázar
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Las vidas cruzadas de Massanell y Gortázar

El futuro de CaixaBank queda en manos de un dúo que en realidad será un trío, como los Tres Mosqueteros, que en la práctica eran cuatro

Foto: El nuevo consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar. (EFE)
El nuevo consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar. (EFE)

CaixaBank queda en manos de un dúo que en realidad será un trío, como los Tres Mosqueteros, que en la práctica eran cuatro. Sobre el papel, el organigrama se lo reparten Antoni Massanell, que como vicepresidente ya apunta a candidato a presidir el banco en 2016; y sobre todo, el nuevo consejero delegado, Gonzalo Gortázar, que presume de sus orígenes vascos pero que en realidad nació en Madrid. ¿Y quién es el tercero en discordia? Juan Antonio Alcaraz, que sale de la crisis muy reforzado, con el control de la red de oficinas y la banca mayorista. Lo dicho, no hay que fiarse de las apariencias.

El nuevo organigrama, anunciado pero todavía no detallado, refleja que el presidente de CaixaBank y de la Fundación Bancaria La Caixa ha puesto una vela a Dios y otra al Diablo, una cesión a los bancarios, nombrando a Gortázar CEO y nuevo hombre fuerte; pero también a los cajeros, al designar a Massanell vicepresidente, lo que le coloca en línea recta a la presidencia de CaixaBank cuando Fainé se vea obligado a dejarla en 2016, tal y como marca la nueva Ley de Cajas. Es decir, se busca el equilibrio de fuerzas una vez que CaixaBank ya se ha bancarizado, entre lo viejo y lo nuevo, la tradición y la modernidad.

Massanell (60 años) lleva en La Caixa desde 1971. En 1990 fue nombrado director adjunto y desde entonces su carrera ha sido constante. Durante la época de Nin, para muchos dentro de CaixaBank ha representado a lo mejor de los cajeros, a la herencia corporativa de La Caixa de toda la vida. Al ser nombrado vicepresidente, lo más lógico es que herede la presidencia cuando Fainé se vea forzado a abandonarla, aunque está claro que en estos tiempos dos años suponen una eternidad. Sin embargo, el demonio está en los matices: en su caso, que la presidencia de CaixaBank no es ejecutiva.

Gortázar (48 años) es mucho más joven. Representa a la estirpe de los banqueros, los financieros puros, los que son capaces de arañar unas centésimas en el margen financiero. Este grupo llegó a La Caixa en los últimos años. Gonzalo Gortázar, en concreto, se incorporó en 2009, con el objetivo de dejar atrás viejos vicios de la entidad de ahorro. Con su nuevo papel de CEO de CaixaBank queda claro que es el hombre fuerte del tercer banco español y que su primer objetivo es mejorar los márgenes.

Dos hombres y un destino

Gortázar se encuentra en las antípodas de Massanell en muchos sentidos, pero sobre todo en cultura financiera. Para empezar, no es catalán. Y aunque alardea de orígenes vascos, en realidad reside en Barcelona y tiene a su familia en Londres, ciudad en la que ha vivido largos años, cuando desempeñaba allí funciones como banquero de negocios para Morgan Stanley en la City.

Gortázar es un hombre muy próximo a Fainé. Sobre el terreno ha ejercido desde su llegada a Criteria como una especie de controller de todo el grupo. Tiene el conjunto de La Caixa en la cabeza, según explican sus allegados, con sus fortalezas y debilidades muy claras. Si algo se puede esperar de su gestión es rigor y optimización de los recursos de capital.

Por su parte, el perfil de Massanell es, en esencia tecnológico. Ocupa un puesto consejero de Telefónica, de la que Fainé es vicepresidente, y pese a ser economista de formación ha estado muy vinculado a la revolución tecnológica que ha vivido la banca española y que históricamente ha liderado La Caixa. Los cajeros, los medios de pago electrónico –ha sido consejero de Visa– la web y la operativa online. Massanell ha impulsado todo esto. Y ha sido un éxito. También ha estado muy implicado en la capitalidad del móvil de Barcelona, hasta ser sede del Mobile World Congress, lo que le ha dado proyección más allá del endogámico mundo de La Caixa.

No hay dos sin tres

Pero si este dúo en realidad es un trío es por el papel que va a jugar Alcaraz. Pese haber llegado a La Caixa de la mano de Nin, avezados observadores concluyen que Alcaraz ha cambiado de caballo en medio del río. Sale claramente reforzado de la crisis, por más que los roces con Massanell y el resto de los cajeros fueran un secreto a voces en la sede de la Diagonal. La red de más de 5.700 sucursales sigue siendo el punto fuerte de la entidad. Y toda esta estructura comercial dependerá de Alcaraz.

Por tanto, el saldo de la revolución es que, a pesar de la salida de Nin, el marcador señala un resultado en este Mundial de hombres fuertes: Banqueros 2 / Cajeros 1. Gortázar y Alcaraz, por un lado; y Massanell, por otro. En definitiva, CaixaBank ya no es una caja, aunque la estructura de la Fundación Bancaria La Caixa le permita mantener todavía estrechos lazos con la esencia de la sociedad catalana.

CaixaBank queda en manos de un dúo que en realidad será un trío, como los Tres Mosqueteros, que en la práctica eran cuatro. Sobre el papel, el organigrama se lo reparten Antoni Massanell, que como vicepresidente ya apunta a candidato a presidir el banco en 2016; y sobre todo, el nuevo consejero delegado, Gonzalo Gortázar, que presume de sus orígenes vascos pero que en realidad nació en Madrid. ¿Y quién es el tercero en discordia? Juan Antonio Alcaraz, que sale de la crisis muy reforzado, con el control de la red de oficinas y la banca mayorista. Lo dicho, no hay que fiarse de las apariencias.

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