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La última jugarreta de Joan Laporta le puede costar al Barça 100 millones
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UNA EMPRESA BARCELONESA DEMANDA AL CLUB

La última jugarreta de Joan Laporta le puede costar al Barça 100 millones

Cien millones de euros. Se dice muy pronto, pero esa es la suma que una empresa catalana, MCM Renting, le reclama al FC Barcelona por “daño emergente y lucro cesante”

Foto: La plantilla del Barça (EFE)
La plantilla del Barça (EFE)

Cien millones de euros. Se dice muy pronto, pero esa es la suma que una empresa catalana, MCM Renting, le reclama al FC Barcelona por “daño emergente y lucro cesante”. Esta compañía era la que tenía que hacerse cargo de gestionar la publicidad en la fachada de la emblemática Masía, la escuela de fútbol azulgrana.

El tema viene de lejos, de los últimos días de Joan Laporta al frente del club. El entonces presidente tenía que cuadrar las cuentas y no se le ocurrió otra cosa que vender una parcela inexistente y comprometer la fachada de la Masía con una empresa de Sant Cugat.

La venta de la parcela le permitió anotarse 21,5 millones de euros y unas plusvalías de 14,6 millones de euros. Y el contrato para poner publicidad en la Masía podía generar unos beneficios superiores a los 10 millones anuales. Hace poco, MGM realizó un informe que envió al club donde hinchaba esta cifra y calculaba que podía llegar a tener unos ingresos de 36 millones de euros al año.

Cuando Rosell llegó al club, se encontró con algunas operaciones sospechosas y, tras una auditoría, tuvieron que retrotraerse cinco operaciones. Una de ellas fue la de la parcela de Sant Joan Despí que Laporta había vendido a MCM

El porqué Laporta se encaprichó de la empresa de Sant Cugat nadie lo sabe. Lo cierto es que la remodelación de la Masía fue encomendada a MCM, que luego explotaría la publicidad en las fachadas, y al mismo tiempo le traspasó un trozo de terreno en el lugar donde el club pensaba construir su ciudad deportiva. “Sospechamos que ahí hubo alguna martingala, porque de lo contrario no se entiende”, explican a El Confidencial fuentes del club, que afirman que en esos terrenos se está construyendo actualmente la Masía de las secciones del Barça.

Cuando Sandro Rosell llegó al club, se encontró con algunas operaciones sospechosas y, tras encargar una auditoría, tuvieron que retrotraerse cinco operaciones. Una de ellas fue la de la parcela de Sant Joan Despí que Laporta había vendido a MCM. “El informe de la auditoría dice que el 29 de diciembre del 2009 el club vendió la parcela a esa compañía, pero ese terreno estaba sin segregar, es decir, era una porción de tierra que estaba dentro de una finca mucho mayor”, explica a este diario una fuente interna del Barça.

En resumen, que al no estar parcelado el terreno que el Barça tenía allí, era imposible verificar cuál era la tierra vendida, puesto que no figuraba en ningún registro. El informe de los auditores es muy preciso y afirma que la operación sólo puede registrarse en los registros públicos “cuando se considere perfeccionada” y subraya que “han de reducirse los beneficios de dicha operación”.

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Según los expertos, varias operaciones similares sirvieron a la junta que encabezaba Joan Laporta para maquillar las cuentas. Tanto fue así que cuando Rosell ganó las elecciones, Laporta salió por la puerta falsa diciendo que había dejado al club con 11 millones de beneficios, pero a los dos meses se realizó una auditoría y se demostró que en realidad había pérdidas de casi 80 millones.La entidad deportiva sólo llegó a cobrar un millón de los 21,5 a que ascendía la venta de la parcela de Sant Joan Despí. Ese dinero fue devuelto posteriormente a MCM, ya que ambos llegaron a un acuerdo amistoso para anular la operación.

Derecho de veto

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Sin embargo, quedó pendiente la cesión que había hecho Laporta para utilizar la fachada de la Masía como soporte publicitario. La intención era proyectar anuncios publicitarios en una “piel” de leds con que se cubriría el edificio. La nueva junta encabezada por Rosell accedió a mantener ese contrato, perocon algunas modificaciones. Entre ellas, queel club tenía poder de veto sobre los anunciosque proyecten. “Quisimos asegurar que los anuncios no lesionaban los intereses de nuestros patrocinadores”, arguyen fuentes del club.

Paralelamente, según las fuentes consultadas, el propietario de MCM creó “una especie de club de empresas con el marchamo del Barça, donde había incluso un importante banco que ya ha dejado el tema. Pero, en realidad, no puede ubicar la marca Barça porque no tiene permiso para ello”. El pasado 18 de junio, MCM presentó en el Palacio de Congresos de Barcelona la Plataforma Empresarial MCM-Masía, que contó con el apoyo del Banco Santander y de la patronal de la pequeña y mediana empresa de Cataluña (Pimec). Sin embargo, no estuvo ningún miembro de la directiva del club. En ese momento, las espadas ya estaban en alto.

La intención era que cualquier empresa podía afiliarse a esa plataforma pagando casi 1.500 euros anuales. Con ello, tenían derecho a proyectar dos minutos de anuncios al mes, en cuñas de 15 segundos. La ventaja era que cualquier empresa podría asociar su imagen a la del club, lo que internacionalmente le podía abrir muchas puertas. Y ésta es una de las condiciones que el FC Barcelona no quiere admitir, ya que reclama el derecho a decidir qué anunciantes pueden encajar con los valores del club. El tope de anunciantes previstos era de 50.000, a gran parte de los cuales pensaban captar a través de Pimec y del Santander.

Un empresario de raigambre

El club señala que el pleito “es una simple interpretación de las cláusulas del contrato” y esperan poder llegar a un acuerdo, aunque critican que “el empresario se sacó de la manga que el contrato le permite explotar la fachada de la Masía como le dé la gana y eso no es así, porque somos nosotros los que hemos de tener la decisión final de qué es lo que se anuncia”.

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El empresario, por su parte, es de una de las familias con más peso de Barcelona. Residente en la selecta localidad de Sant Cugar, su apellido avala su raigambre: Antonio García-Valdecasas, sobrino de la exdelegada del Gobierno en Cataluña y exministra de Administraciones Territoriales con José María Aznar, Julia García-Valdecasas.

A finales del pasado mes de junio, MCM envió una carta al presidente azulgrana, Sandro Rosell recordándole que el Barça había firmado un contrato el 17 de junio de2010 para explotar las fachadas de la Masía y que repartiría los beneficios con el club al 50%. En la misiva le recordaba que MCM accedió a revertir la operación de la parcela para que Rosell pudiese cumplir una de sus promesas electorales. Y le exigía “la total implicación del FC Barcelona en la expotación publicitaria de las fachadas de la Masía”. También acusaba a Rosell y al director general, Antoni Rossich, de no haber estado nunca interesados en la explotación publicitaria conjunta del emblemático edificio.

Ya entonces, García-Valdecasas avisaba también a la cúpula del Barça que el tema podía acabar en los tribunales y ahora ha contratado al exbanquero Mario Conde para que pilote la demanda civil que interpondrá la próxima semana en un juzgado barcelonés.

Cien millones de euros. Se dice muy pronto, pero esa es la suma que una empresa catalana, MCM Renting, le reclama al FC Barcelona por “daño emergente y lucro cesante”. Esta compañía era la que tenía que hacerse cargo de gestionar la publicidad en la fachada de la emblemática Masía, la escuela de fútbol azulgrana.

Sandro Rosell Joan Laporta
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