Casado se confía a las velas de la Esperanza de Triana
El líder del PP arranca su propia caravana para las andaluzas con un paseo por el barrio de Susana Díaz y mucho contacto directo por la calle, temen que los restos beneficen a VOX
Se le acerca una señora muy bien peinada. Se llama Ana y tendrá más de 60. Con mucha solemnidad saca del bolso algo cuidadosamente envuelto en papel albal. La plata brilla. En la otra mano lleva unas estampas. ¿Qué le va a regalar, qué es, un bocadillo? Se preguntan algunos periodistas con curiosidad. Desprovisto el embalaje hay una vela rizada y consumida. “Esta vela ha ardido en el paso de la Esperanza de Triana ‘miarma’. No hay nada más grande”, dice la señora emocionada. Pablo Casado por fin reacciona y se aferra al regalo y a las estampas con el rostro de la Virgen. “Con esto sacamos la mayoría”, proclama.
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Así entró el líder del PP en el Mercado de Triana. La conocida como República Independiente de Sevilla es el barrio de Susana Díaz. Aquí tiene su casa, en El Tardón se crió y de aquí son las vecinas que le dicen, según la socialista lleva semanas contando, que no conteste a los que vienen de fuera a insultarla. Díaz es de la Esperanza, su marido es costalero de esa hermandad, su niño ya sale de nazareno. Es territorio comanche pero el líder del PP, que lleva la cara regular, tiene oficio y calle, no para de sonreír, de hacer bromas, no se arruga. "Estamos cansados. Se está dando una paliza", dice alguien en su equipo. Es el primer día de campaña hacia el 2 de diciembre pero eso no se lo cree nadie. Aquí desembarcaron en septiembre.
Su cara en los carteles
Casado ya ha hecho el canutazo para los medios de comunicación que le siguen. Atendió a la prensa en la fábrica de Renault de Sevilla. Fue la primera parada en campaña. El jueves arrancó en Málaga de ‘hacketón’ con Juanma Moreno. En los papeles que reparten la cara que sale es la del líder nacional y no la del candidato andaluz. La sobrexposición del presidente del PP es máxima. Son sus primeras elecciones tras alcanzar la presidencia del partido en unas tensas primarias. Los suyos temen que el envite andaluz erosione el ‘efecto Casado’ a las primeras de cambio. Él decidió junto a su núcleo duro que no podía ponerse de perfil. Para ellos es fundamental dejar claro que el PP sigue teniendo la mayoría en el centro derecha, no permitir que haya sorpasso del partido de Albert Rivera y si luego ya encima suman con Cs y consiguen desalojar al PSOE de San Telmo, tras 36 años, miel sobre hojuelas.
Si el PP se hunde, como pronostican algunos sondeos, Casado compartirá la derrota de Moreno en Andalucía. No era su candidato sino de Soraya Sáenz de Santamaría aunque ahora todos defienden que van a una. El líder nacional pasará en Andalucía once de los 15 días de campaña. Hará un “puerta a puerta”, con contacto directo con los vecinos, en la calle, una fórmula, indican los suyos, típicamente británica. De momento en el mercado alaba los productos andaluces y la calidad de la materia prima. La estampa contrasta con la foto familiar en la cadena de hamburgueserías que se hizo con Moreno. "No estarán más ricos unos chicharrones que el Happy Meal", dice un chico con delantal que ha salido a ver el espectáculo.
"Who is he?"
La mujer que le regaló la vela del paso de la Esperanza explica que aquí eso es muy importante. "Si tu hijo tiene un examen, entra una enfermedad en tu casa”, explica la señora, la fe ayuda. Se ve que la militante del PP ha entendido que la situación de Casado es extraordinaria. El líder del PP se pasea entre los puestos de fruta, carne y pescado. Está acompañado del número uno por Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y del candidato a la alcaldía, Beltrán Pérez. Está también la presidente del PP de Sevilla, Virginia Pérez, que va de número dos porque Génova decidió que fuera el exministro y exalcalde quien encabezara la lista.
“Esto para qué me lo das si yo conozco a esta gente ya”, dice un señor al que le acaban de entregar un folleto de propaganda y que claramente no votará al PP. Casado despierta curiosidad. Se dirige a cuatro turistas ingleses. Uno lleva la típica camiseta con un logo en el se van enumerando tequilas y se van enturbiando las letras. Mantiene una conversación en perfecto inglés. Zoido mira atento pero su cara delata que no se está enterando. Les pregunta del Brexit. Al marcharse Casado los turistas preguntan que quién es, "Who is he?", y celebran mucho enterarse de que es el líder nacional del “Pi-Pi”, dicen para risa de las señoras del puesto de especias.
Homenaje en la placa
Se hace la foto con lechazo de Palencia, su tierra, y a Beltrán Pérez le sacan una tarta para que sople las velas. Cumple 44 años. Cualquier candidato que se precie pisa el mercado. Casado hasta paga una fruta que compra y a Zoido le dicen con guasa: “¿Ya está usted aquí otra vez?”. En la calle no levanta mucha expectación. Cuentan los periodistas que suelen viajar con el PP que con Mariano Rajoy era muy diferente. La gente se peleaba por hacerse fotos con él aunque, claro, era presidente del Gobierno. También recibía más abucheos, admiten. Con Casado hay cierta curiosidad, algo de indiferencia.
En San Jacinto se hacen una foto en una placa que recuerda a Alberto y Ascen, el concejal del PP y su esposa asesinados por ETA. Junto a ellos está la eurodiputada Teresa Jiménez Becerril, hermana del edil al que descerrajaron dos tiros en la nuca. Al final hay un aplauso.
"A mi si me da un trabajo, lo voto. Así de claro te lo digo", dice un señor en un bar y da un trago a la cerveza
Casado brinda todos los momentos posibles para las cámaras. Se para a acariciar un perro, se acerca a un kiosco y compra chicles. El PP cree que tiene que afianzar Sevilla. En un corrillo previo desde este partido admiten que hay peligro de que Vox entre en el Parlamento andaluz con un diputado que podría conseguir por las provincias de Sevilla, Málaga o Córdoba debido al reparto de restos. Esta tarde tendrá un mitin en un hotel sevillano. Los responsables del partido que acompañan a Casado van haciendo llamadas para garantizarse el lleno.
A algunos kilómetros, el candidato andaluz, Juanma Moreno, sellaba ante notario su compromiso de no dar paso ni pactar con Susana Díaz. Fue Casado hace ya semanas quien dijo en un almuerzo en Sevilla que firmarían un acta notarial si hacía falta. Lo que quieren decir en realidad es que Cs sí ha apoyado a Susana Díaz los tres últimos años y medio. Eso sí, el líder nacional defiende, en declaraciones a los periodistas, que el PP respeta el pacto alcanzado con el PSOE de Pedro Sánchez para la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Pero eso en la calle, en el mercado, entre los vecinos que miran a Casado perseguido por las cámaras, importa poco. “A mi si me da un trabajo, le voto”, resuelve un señor de unos 50 años que a las doce está en chándal en el bar del mercado de Triana bebiendo una cerveza.
Se le acerca una señora muy bien peinada. Se llama Ana y tendrá más de 60. Con mucha solemnidad saca del bolso algo cuidadosamente envuelto en papel albal. La plata brilla. En la otra mano lleva unas estampas. ¿Qué le va a regalar, qué es, un bocadillo? Se preguntan algunos periodistas con curiosidad. Desprovisto el embalaje hay una vela rizada y consumida. “Esta vela ha ardido en el paso de la Esperanza de Triana ‘miarma’. No hay nada más grande”, dice la señora emocionada. Pablo Casado por fin reacciona y se aferra al regalo y a las estampas con el rostro de la Virgen. “Con esto sacamos la mayoría”, proclama.