Pánico en el PP a que el 'casadismo' debute con los peores resultados desde 1990
Con el electorado del centro derecha partido en dos entre PP y Ciudadanos, más la irrupción de Vox, el casadismo recién nacido quedaría por debajo de las posiciones de Aznar en 1990
El sondeo del CIS sobre las elecciones andaluzas dibuja el panorama ideal para que el PSOE siga en el poder y, al tiempo, la pesadilla para la nueva dirección del Partido Popular que encabeza Pablo Casado. Con el electorado del centro derecha partido en dos entre PP y Ciudadanos, más la irrupción de Vox (la gran esperanza de Pedro Sánchez por fragmentar aún más el espacio del adversario), el casadismo recién nacido quedaría por debajo de las posiciones electorales que José María Aznar se encontró en 1990: un 22 por ciento de los votos.
El sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas que dirige José Félix Tezanos cuadra el pronóstico de la permanencia de Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía (con el apoyo de Podemos) sobre la base del fracaso absoluto de la candidatura del PP que encabeza Juanma Moreno. Pablo Casado ha aceptado el reto de respaldarlo en primera línea pese a proceder de las filas de los dirigentes más afines a Soraya Sáenz de Santamaría y se juega su propio arranque de mandato con una campaña en paralelo y de apoyo al presidente del PP andaluz.
Si el primer objetivo de la dirección nacional en los comicios autonómicos es quedar por delante y mantener distancias con los de Albert Rivera, el CIS anuncia lo contrario, un empate técnico en intención de voto (18,6 por ciento) y en escaños (20-22) que colocaría a los populares en los peores resultados de su historia en Andalucía.
En 1990, nada más tomar Aznar el relevo de Manuel Fraga en la presidencia del partido, el entonces candidato del PP, Gabino Puche, sumó 26 escaños, dos menos que Antonio Hernández Mancha en los comicios anteriores, los de 1986.
Aunque la reacción oficial en la sede de Génova ante el sondeo ha sido de incredulidad y acusación de uso partidista del CIS en beneficio del PSOE, los veteranos del partido reconocen el miedo a ver reeditado algo parecido a aquel estreno del aznarismo en 1990. Entonces el electorado también estaba muy fragmentado con los andalucistas de Pedro Pacheco y una pujante Izquierda Unida de Julio Anguita, pero el PP no tenía la competencia directa que ahora sufre con Ciudadanos.
Según el sondeo del CIS, la táctica de Casado y Moreno de recordar constantemente que los riveristas han sostenido en el poder a Díaz durante toda la legislatura no ha frenado el ascenso en intención de voto al exsocialista de Ciudadanos Juan Marín. A los populares les cuesta creérselo, contaban con que C,s subiera, aunque menos de lo que prevé Tezanos. Ellos temen bajar, pero no quedarse por debajo de esos 26 escaños de Gabino Puche, 7 menos que los conseguidos en 2015.
Casado tiene todo el crédito interno adquirido con su victoria frente a Sáenz de Santamaría. De hecho no se ha registrado entre los perdedores crítica alguna en público al nuevo presidente, ni siquiera después de la depuración de listas que hicieron sus fieles en Andalucía. Pero un revés de la magnitud del pronóstico del CIS en su primera cita ante las urnas haría que saltaran todas las alarmas de los sectores desplazados con el cambio en la presidencia. Si la baza de Casado en la sucesión de Mariano Rajoy era recomponer en torno al PP la unidad del centro derecha y frenar a Rivera, empatar con Ciudadanos en Andalucía sería un desastre de entrada.
La irrupción de Vox, por muy interesado que esté el PSOE en su promoción y el Gobierno lo presente como una realidad en todos los medios y ámbitos que controla, es otra amenaza seria para el lanzamiento de Casado. Sin obtener al final escaño alguno, en el PP reconocen que la formación de Santiago Abascal sí amenaza con quitarles algún diputado en el cómputo final por la cuestión de los restos.
El sondeo del CIS sobre las elecciones andaluzas dibuja el panorama ideal para que el PSOE siga en el poder y, al tiempo, la pesadilla para la nueva dirección del Partido Popular que encabeza Pablo Casado. Con el electorado del centro derecha partido en dos entre PP y Ciudadanos, más la irrupción de Vox (la gran esperanza de Pedro Sánchez por fragmentar aún más el espacio del adversario), el casadismo recién nacido quedaría por debajo de las posiciones electorales que José María Aznar se encontró en 1990: un 22 por ciento de los votos.
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