Madrid recibe al 42% de los ricos y al 57% de los empresarios que cambian de residencia

La explotación de los microdatos está permitiendo mejorar la comprensión de los fenómenos económicos y sociales que acaecen, pero que pasan desapercibidos. Uno de estos fenómenos es el flujo silencioso de población por motivos fiscales. Un nuevo estudio, publicado por el Instituto de Estudios Fiscales, dependiente del Ministerio de Hacienda, pone cifras a la migración interregional de los ricos en España. La conclusión principal es que a nivel nacional, estos movimientos tienen poca incidencia, pero sí son muy importantes en una comunidad autónoma en la que se concentran las llegadas: Madrid.

Desde el año 2016 hasta 2019 se produjeron 6.000 cambios de residencia de contribuyentes situados en el top 1% de renta o riqueza, de los cuales, casi la mitad (el 42,5%) se mudaron a Madrid. Son más de los que se mudaron a Andalucía, Comunidad Valenciana, Galicia, Cataluña y Baleares juntas.

Sólo cuatro CCAA recibieron más ricos de los que perdieron en esos tres años. Esto es, tuvieron un saldo positivo de migraciones de ricos. Una de ellas es Madrid, las otras tres son Galicia, Cantabria y Extremadura. Pero Madrid sola multiplica por 5,5 el saldo positivo de las otras tres juntas. En el extremo opuesto se sitúa Cataluña, que fue la región con mayor saldo negativo al perder un total de 285 ricos en esos tres años.

El estudio revela que los flujos migratorios de los grandes patrimonios no son muy cuantiosos. Apenas el 1,2% de los más ricos cambió su comunidad autónoma de residencia en estos tres años. Sin embargo, desde el punto de vista fiscal sí que tiene una gran relevancia, ya que supone perder, o ganar, grandes contribuyentes. Además, en materia meramente cuantitativa, el estudio señala que para Madrid sí tienen gran relevancia estos flujos de población, ya que es la comunidad que acapara la mayor parte de las llegadas. Así lo explican: “Sin ser muy importante cuantitativamente -por ejemplo, para el subconjunto de contribuyentes ricos, la migración se cifra en un 1,2% del total del grupo en el período 2016-2019-, sí que está muy focalizada regionalmente, para el mismo subconjunto de ricos, el 42,44% de las migraciones tiene como destino Madrid”.

El estudio constata que las diferencias fiscales tienen una relevancia importante en la decisión del cambio de residencia para estos grandes patrimonios. Pero no es el único factor que explica los flujos de población. Existen otros factores importantes, como el dinamismo económico (mudanzas por motivos laborales) o la acumulación de servicios en Madrid destinados a estos grandes patrimonios (mejora su calidad de vida).

“Las estimaciones efectuadas parecen señalar que es la confluencia conjunta de factores tributarios y no tributarios la que está contribuyendo a esta relocalización”, detalla el estudio. Pero lo que es importante es que Madrid se beneficia de todos estos factores por su condición de capital. Por ejemplo, es donde se localizan las principales instituciones públicas, la mayor parte de las multinacionales que se instalan en el país o las principales universidades. La distancia de Madrid con el resto de España en estos factores socioeconómicos no deja de crecer. En especial la brecha con las regiones que se están vaciando. Si a esto se suma además su fiscalidad favorable para las grandes rentas y patrimonios, los incentivos a mudarse a la capital se multiplican.

Mayor propensión a la mudanza

Uno de los hallazgos del estudio es que la propensión a cambiar de residencia es mayor en aquellos que tienen bases imponibles superiores a la media. En concreto, los investigadores detectan que los ricos migrantes perciben un mayor porcentaje de su renta de las ganancias patrimoniales. Esto es, aquellos contribuyentes que tienen más riqueza y consiguen mayores ingresos por esta vía son los que tienden a cambiar de residencia. Esto es un indicio evidente de que las diferencias en la presión fiscal de unos y otros territorios juegan un papel clave en los flujos migratorios. O dicho de otra forma: los beneficios fiscales suponen un incentivo importante para la decisión de los ricos de dónde situar su residencia.

En esta misma línea van las evidencias detectadas sobre los flujos migratorios de empresarios en una década completa, desde 2006 hasta 2016 (se computan a los declarantes del IRPF que tuvieran actividades económicas que representaran más del 50% de sus ingresos). En este periodo se produjeron casi 45.000 cambios de residencia, pero su reparto fue mucho más homogéneo por todo el territorio. Madrid recibió algo menos del 30% de los empresarios que cambiaron de residencia en esos años, pero también perdió a casi el 25%. Esto es, no tuvo un saldo positivo moderado.

Con estos datos agregados, no parece que Madrid esté acaparando a los empresarios como lo hace con los grandes patrimonios. Sin embargo, no todos los empresarios pertenecen a las clases más altas, lo que significa que el incentivo fiscal que tienen a mudarse a Madrid es mucho más limitado, o incluso nulo en algunos casos. Sin embargo, si se analizan sólo a los empresarios con más renta, el resultado es incluso más contundente que el de los ricos.

Madrid que el destino del 57% de todos los empresarios ricos que cambiaron de comunidad autónoma en esos años. En total, llegaron seis veces más empresarios de los que salieron. Prácticamente todas las demás comunidades autónomas perdieron empresarios ricos, porque se mudaron a la capital. “Madrid es la región donde se concentra este proceso migratorio de empresarios de mayor capacidad adquisitiva”, remarcan los investigadores.

Su conclusión es que las diferencias tributarias entre territorios son un incentivo relevante a la movilidad para la población con más recursos. Un factor que, en el caso de Madrid, se suma a otras ventajas que tiene como capital de España y localización en la que se sitúan casi todas las instituciones públicas estatales. “La probabilidad de migración se eleva si la tributación en el IRPF resulta menos gravosa en el resto de regiones que en la comunidad de origen del empresario”, concluyen. De esta forma, la competencia fiscal de la capital frente al resto del territorio provoca una pérdida de recursos para el conjunto del país que beneficia a las rentas altas y los grandes patrimonios.