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El hundimiento de la inversión pública en vivienda de España en los últimos 20 años
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El país que más ha recortado

El hundimiento de la inversión pública en vivienda de España en los últimos 20 años

El peso del gasto público en vivienda sobre el PIB se ha recortado a la mitad en las dos últimas décadas, hasta situar al país a la cola de la eurozona en esta partida

Foto: El déficit de inversión en vivienda acelera la escalada de precios. (EFE/Miguel Barrero)
El déficit de inversión en vivienda acelera la escalada de precios. (EFE/Miguel Barrero)
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La escalada del precio de la vivienda se ha convertido en uno de los mayores problemas económicos del país, especialmente para los jóvenes. El ritmo de los precios es muy superior al de los salarios, lo que está ahogando a muchas familias, que tienen dificultades para pagarse una casa. El ritmo enloquecido de los precios se ha visto espoleado por la falta de inversión en vivienda pública. España, que era uno de los países europeos con mayor gasto público en vivienda a finales de los noventa, ha pasado a situarse entre los últimos puestos.

Los datos de gasto público por funciones publicados el martes por Eurostat constatan los recortes en esta partida. En el año 2022, último ejercicio publicado, España gastó 6.900 millones de euros en vivienda, clasificación que incluye ayudas públicas para el pago de alquileres o hipotecas e inversiones en abastecimiento de agua y alumbrado público. Si se excluyen estas dos últimas partidas y se aísla gasto en vivienda propiamente dicha, la partida fue de 3.700 millones de euros. Esta cifra es un 43% menor que la de 2002, esto es, en dos décadas se recortó a la mitad la inversión pública en vivienda.

España es una excepción en Europa. Solo hay otro país que ha reducido el presupuesto destinado a la vivienda, Portugal, pero en su caso el recorte ha sido del 16%. Por el contrario, en el conjunto de la eurozona la inversión ha aumentado casi un 77%, impulsada por Francia e Italia, que han desplegado potentes paquetes de inversión en vivienda para contrarrestar la escasez de oferta del mercado y frenar la escalada de los precios.

Si los datos se ponen en relación con el PIB, la situación es más dramática. En el año 2002, España destinaba a vivienda algo más del 1% del PIB, pero veinte años más tarde había caído al 0,5%, esto es, menos de la mitad. España ha pasado de ser uno de los países europeos líderes en inversión en vivienda a situarse a la cola. El país de la eurozona con menor esfuerzo presupuestario a la vivienda pública es Austria, con apenas el 0,4% de su PIB. El siguiente con menor gasto es Estonia, con un 0,48% del PIB, una cifra casi idéntica a la de España.

El arrinconamiento del gasto en vivienda ha sido una constante en España desde el pico de la burbuja inmobiliaria, tanto a nivel estatal como autonómico. Y no ha sido por ausencia de recursos, sino porque las prioridades políticas estaban en otras partidas, en especial en las pensiones. El Gobierno de Pedro Sánchez ha corregido mínimamente este déficit de inversión en vivienda, pero con cuantías insuficientes como para separar a España de los últimos puestos del listado europeo.

En concreto, en el año 2018 el peso del gasto en vivienda (incluyendo ayudas a familias) era del 0,46% y en 2022 había subido en 5 centésimas, hasta el 0,51%. En datos absolutos, esto supone un aumento del gasto de 1.400 millones de euros, un 26% más. Sin embargo, esta cifra contrasta con el 76% de incremento de la inversión pública en vivienda en el conjunto de la eurozona.

Las prioridades políticas

En las dos últimas décadas, España ha aumentado el gasto público un 120% en un esfuerzo por aproximarse a la media comunitaria. De hecho, en este periodo el gasto del conjunto de la eurozona aumentó un 89%, esto es, 30 puntos menos que en España. Este incremento del gasto se ha financiado con numerosas subidas de impuestos aprobadas en este periodo que afectan a los principales tributos, IRPF, IVA y cotizaciones sociales. Pero también se ha pagado con un aumento estructural del déficit público que ha multiplicado la deuda.

Sin embargo, este mayor margen de gasto se ha destinado a otras partidas que no son la vivienda. La mayor prioridad política durante estos años han sido las pensiones y eso que en el año 2022 todavía no se recoge el impacto de la revalorización con arreglo al IPC. De hecho, España es uno de los países europeos que más ha aumentado el gasto en pensiones como porcentaje del PIB en estos años. El envejecimiento de la población encamina al país a ser uno de los que más gaste en pagar las jubilaciones de todo el mundo, un esfuerzo presupuestario que obligará a elevar más la recaudación o reducir la participación en el gasto público de otras partidas.

Uno de cada tres euros de aumento de gasto se ha destinado a las pensiones de jubilación y supervivencia (viudedad y orfandad). También se ha reforzado la atención sanitaria, sobre todo tras la pandemia, partida que se ha llevado casi el 16% del incremento del gasto público. En tercer lugar, se ha reforzado también el gasto educativo por parte de las comunidades autónomas, partida a la que se destina el 8% del incremento del gasto público en este periodo.

Al igual que la vivienda, hay otras partidas de inversión que se han recortado en estas dos últimas décadas para hacer hueco al gasto corriente. Destaca el ajuste del 30% en la inversión en la industria y las infraestructuras, lo que está generando un ahorro de más de 400 millones de euros al año.

España, al igual que otros países europeos, ha sacrificado inversión para alimentar el gasto corriente y cumplir los objetivos de déficit

España, al igual que han hecho otros países europeos, ha sacrificado inversión para alimentar el gasto corriente y cumplir los objetivos de déficit. Durante los años de la pandemia, la suspensión de las reglas fiscales dio margen al Gobierno para elevar el gasto y atender a las necesidades del momento. Sin embargo, en este 2024 han vuelto las reglas fiscales y de cara a los próximos años obligarán a un ajuste permanente que introducirá presión sobre las cuentas públicas.

En paralelo, el Gobierno ha anunciado grandes inversiones en vivienda pública que deberían revertir al menos una parte de estos recortes aplicados en la última década. A medio y largo plazo, el aumento de la oferta de vivienda es una de las soluciones más efectivas contra la escalada del precio de la vivienda. Sin embargo, está por ver si finalmente se ejecutan los planes anunciados por el Gobierno y en qué porcentaje. Por el momento, los datos disponibles constatan que el hundimiento de la inversión en vivienda es una de las causas que explican la burbuja de precios de los últimos años.

La escalada del precio de la vivienda se ha convertido en uno de los mayores problemas económicos del país, especialmente para los jóvenes. El ritmo de los precios es muy superior al de los salarios, lo que está ahogando a muchas familias, que tienen dificultades para pagarse una casa. El ritmo enloquecido de los precios se ha visto espoleado por la falta de inversión en vivienda pública. España, que era uno de los países europeos con mayor gasto público en vivienda a finales de los noventa, ha pasado a situarse entre los últimos puestos.

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