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España cambia de mes favorito para jubilarse: ligar la pensión al IPC distorsiona el sistema
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Un incentivo perverso para el sistema

España cambia de mes favorito para jubilarse: ligar la pensión al IPC distorsiona el sistema

En los dos últimos años, se ha multiplicado por dos el número de jubilaciones antes del final de año para cobrar la subida de enero

Foto: Una manifestación de pensionistas en Madrid. (Europa Press/Fernando Sánchez)
Una manifestación de pensionistas en Madrid. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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Jubilarse antes de final de año tiene premio. La indexación de las pensiones al IPC ha introducido un incentivo perverso a que los trabajadores adelanten su salida del mercado laboral antes de que se aplique la revalorización. Quienes lo hacen, comienzan el año con una subida de la pensión que no habrían tenido si se esperan unas semanas o meses para jubilarse. En años de baja inflación, la revalorización no compensa la penalización a las jubilaciones anticipadas, pero, cuando la inflación es alta, la subida es muy superior. Esto es lo que ha ocurrido en estos dos últimos años, generando un efecto contraproducente: quienes adelantan su jubilación pagan menos cotización, pero tienen mejor pensión. Es un premio para los trabajadores que para la Seguridad Social es costoso, ya que aumenta los pagos y reduce los ingresos por cotizaciones. Coincide, además, con el inicio de la jubilación de la generación del baby boom.

En concreto, en 2023 las pensiones se revalorizaron un 8,5% y en 2024, un 3,8%. Se trata de un incremento acumulado de más de 12 puntos gracias a la última reforma que indexó las pensiones al IPC. Una cuantía que ha convencido a muchos trabajadores a adelantar su jubilación. El número de jubilaciones justo antes del final de año se ha duplicado en estos dos últimos años. En diciembre de 2022, se jubilaron casi 35.600 personas, más del doble de lo que era habitual, y en 2023 fueron 33.300 jubilados, también cerca del doble.

Se trata, además, de jubilaciones anticipadas. Por ejemplo, las salidas de trabajadores de 62 años se dispararon en diciembre de 2023 un 97% frente a los niveles previos a la pandemia; las jubilaciones de 63 años aumentaron un 78%, y las de 64 años, un 85%. Por el contrario, las jubilaciones de trabajadores con 65 años y más aumentaron un 36%, menos de la mitad que las jubilaciones anticipadas.

En definitiva, la revalorización de las pensiones con el IPC ha introducido un gran incentivo para las jubilaciones anticipadas antes del final de año. Quienes no son conscientes de este premio y esperan hasta el año siguiente a jubilarse pierden esta gran subida. El motivo es que la Seguridad Social actualiza las cotizaciones realizadas por los trabajadores a lo largo de la vida laboral hasta 24 meses antes de la jubilación. Esto es, no le aplica la inflación de los últimos dos años. Si, en ese periodo, la subida de precios ha sido muy cuantiosa, a los trabajadores les conviene anticipar su pensión.

La cuantía exacta de la revalorización que se va a aplicar en enero queda fijada con la publicación del IPC definitivo hasta noviembre, que se conoce a lo largo de la primera quincena del mes de diciembre. Los futuros jubilados tienen margen para decidir si les compensa aceptar la penalización por anticipar su jubilación. Se produce, por tanto, el efecto contrario al que desea la Seguridad Social: la existencia de un incentivo que complica el objetivo de retrasar paulatinamente la edad efectiva de jubilación.

Por ejemplo, un trabajador que haya adelantado tres meses su jubilación para retirarse en diciembre habrá aceptado una penalización del 2% en su pensión. Sin embargo, al hacerlo, habrá conseguido la revalorización del 3,8% por la subida aplicada en enero. Esto es, adelantando su jubilación, ha contribuido menos al sistema, pero, además, ha ganado dinero. Esta diferencia es vitalicia y, además, creciente en el tiempo, porque la subida porcentual siempre es mayor cuando parte de una base superior. Eso sí, para la Seguridad Social es otra fuga más de déficit. Por el contrario, quienes hayan esperado a llegar a su edad legal de jubilación habrán perdido dinero.

La nómina de enero

Este efecto de la acumulación de jubilaciones en diciembre tiene un efecto estadístico en enero en forma de una gran subida de la pensión de las nuevas altas. La estadística del gasto mensual en pensiones se cierra antes de la finalización de cada mes, por lo que quienes se jubilan apurando el mes reciben su primera pensión ya al mes siguiente. Eso es lo que ocurre en enero, ya que el cierre de la nómina de diciembre se adelanta por la Navidad, lo que explica que diciembre haya sido históricamente el mes con menos altas de jubilación y enero, el más alto. De esta forma, en enero cobran los días pendientes de pago de diciembre y la pensión íntegra de enero ya revalorizada.

Esto genera un salto estadístico: la pensión media de las altas se dispara cada mes de enero. En enero de este año, los nuevos jubilados han entrado con una pensión media de 1.644 euros al mes, esto es, una cuantía que claramente supera el salario medio. Si solo se cuentan los jubilados del Régimen General, la pensión media de las altas escaló hasta 1.761 euros al mes.

Se trata, por tanto, de una jugada redonda para quienes estaban ya cerca de su edad de jubilación antes de final de año. Este incentivo perverso se mantendrá mientras dure la actual crisis inflacionista, por lo que es previsible que vuelva a repetirse el próximo mes de diciembre, ya que las previsiones apuntan a que la inflación se mantendrá todavía por encima del 3% de media anual. Pero, más allá de esta subida de precios puntual, los economistas temen que el IPC no volverá a los niveles previos a la pandemia por la existencia de varios fenómenos inflacionista: guerras comerciales, transición ecológica, pérdida de población activa en los países desarrollados, etc. Está por ver, por tanto, si la reforma de las pensiones, que garantiza una revalorización en los meses de enero, no supone un incentivo perverso permanente que deteriore aún más la delicada situación de la Seguridad Social.

Jubilarse antes de final de año tiene premio. La indexación de las pensiones al IPC ha introducido un incentivo perverso a que los trabajadores adelanten su salida del mercado laboral antes de que se aplique la revalorización. Quienes lo hacen, comienzan el año con una subida de la pensión que no habrían tenido si se esperan unas semanas o meses para jubilarse. En años de baja inflación, la revalorización no compensa la penalización a las jubilaciones anticipadas, pero, cuando la inflación es alta, la subida es muy superior. Esto es lo que ha ocurrido en estos dos últimos años, generando un efecto contraproducente: quienes adelantan su jubilación pagan menos cotización, pero tienen mejor pensión. Es un premio para los trabajadores que para la Seguridad Social es costoso, ya que aumenta los pagos y reduce los ingresos por cotizaciones. Coincide, además, con el inicio de la jubilación de la generación del baby boom.

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