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El precio del aceite de oliva crece más en los países productores, con España a la cabeza
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El precio del aceite de oliva crece más en los países productores, con España a la cabeza

La subida en vertical de los precios del aceite de oliva se ha concentrado, precisamente, en los principales países productores del mundo. En particular, en Portugal, Grecia y España. También en Italia, aunque con menor intensidad

Foto: Aceite de oliva. (Pixabay)
Aceite de oliva. (Pixabay)
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Se trata de una paradoja económica que, como casi todas, tiene algunas explicaciones. La subida en vertical de los precios del aceite de oliva se ha concentrado, precisamente, en algunos de los países con mayor capacidad de producción del mundo. En particular, en Portugal, Grecia y España. También en Italia, aunque con menor intensidad. Es decir, producir no significa tener acceso a precios más bajos. Al contrario, como sucede ahora, se paga más donde más se cosecha.

Los datos los acaba de publicar Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, y lo que reflejan es que el precio del aceite de oliva en la región creció en enero de este año respecto del mismo mes del año anterior un 50%. Ahora bien, en Portugal creció un 69%, en Grecia, un 67%, mientras que en España el incremento fue del 63%. Paradójicamente, en Rumanía, Irlanda y Países Bajos es donde creció menos, en los tres casos por debajo del 20%. Ninguno de estos tres países es un productor relevante de aceite de oliva. El caso más singular es el de Italia, gran productor, que ha visto cómo el aceite subía casi 20 puntos porcentuales menos que en España (un 45%).

Hay que tener en cuenta que la Unión Europea tuvo en la campaña 20-21 una cuota de mercado del 67,9% respecto de la producción mundial, pero en la última, la que corresponde al ejercicio 22-23, según el Consejo Oleícola Internacional (IOC, por sus siglas en inglés), ha bajado hasta el 55,1%. Los incrementos de precios, precisamente, se deben a la caída de la producción, principalmente por razones climáticas en forma de sequía. Y hay que tener en cuenta que España es el primer productor de aceite de oliva del mundo. Hasta hace unos años, el olivar era de secano, pero desde hace más de una década muchas explotaciones agrarias han pasado a ser de regadío. De los 2,8 millones de hectáreas de cultivo de regadío existentes en España, 874.553 hectáreas, aproximadamente el 31%, son de regadío, lo que explica que en años de sequía la producción se resienta de forma intensa.

Menos producción significa precios más elevados, y la causa de que hayan subido menos en países menos consumidores tiene que ver, fundamentalmente, con el sistema de formación de precios. Mientras los países productores se rigen por precios de la misma campaña, es decir, los existentes en el momento de su venta, no ocurre lo mismo en los territorios con menos tradición olivar, que suelen firmar contratos a medio y largo plazo, por lo que en un contexto como el actual no están afectados por las malas cosechas. Esto evita, por ejemplo, la volatilidad que existe en el precio del aceite de oliva.

Oferta y demanda

El consejo oleícola ha estimado una caída de la producción del 20% en esta campaña a nivel global. En el caso de España, según el ministro de Agricultura, Luis Planas, se está en la peor campaña en 20 años, lo que explica el desequilibrio entre oferta y demanda y la consiguiente tensión en los precios.

Hay que tener en cuenta que la producción de España de aceite de oliva representa el 28,6% del total del planeta, el triple que Italia y el doble que Grecia, lo que muestra su importancia en la formación de los precios. España, Grecia e Italia son los países en los que hay más consumo por habitante, lo que también es un factor relevante por la escasa elasticidad de la demanda, muy habituada a consumir aceites de oliva aunque suba el precio de forma significativa. Aun así, el consumo sí ha sido sensible al precio en favor de otros aceites más baratos y, de hecho, en los últimos años se ha producido una importante caída. Hay que destacar, en sentido contrario, el incremento del consumo registrado en Alemania, que se ha situado, pese a no ser un país productor, como el décimo país del mundo con mayor consumo de aceites de oliva.

El incremento de precios, en todo caso, ya ha tenido efectos sobre la inversión en nuevas explotaciones. De hecho, en los últimos años, se han plantado más hectáreas de olivar que de almendro a nivel mundial, justo lo contrario de lo que ha venido sucediendo en años anteriores, debido, en parte, a la recuperación de los precios de los aceites de oliva y su tendencia al alza, “lo que ha provocado que los inversores vuelvan a considerar el olivar como una buena inversión”, como sostiene el informe anual de coyuntura de la cátedra José Luis García-Lomas, que edita, entre otros, la Universidad de Jaén.

Según esta misma fuente, el consumo mundial de aceites de oliva ha mantenido una tendencia creciente en las últimas tres décadas, alcanzando su nivel máximo en la campaña 19-20, con 3,27 millones de toneladas, campaña que coincide con el periodo de pandemia.

Se trata de una paradoja económica que, como casi todas, tiene algunas explicaciones. La subida en vertical de los precios del aceite de oliva se ha concentrado, precisamente, en algunos de los países con mayor capacidad de producción del mundo. En particular, en Portugal, Grecia y España. También en Italia, aunque con menor intensidad. Es decir, producir no significa tener acceso a precios más bajos. Al contrario, como sucede ahora, se paga más donde más se cosecha.

Cultivos de regadío Sequía Ministerio de Agricultura
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