Los ingresos del IVA se frenan por la ralentización del consumo y la inflación

La suma de inflación y crecimiento económico disparó los ingresos por IVA en el año 2022, incluso a pesar de algunas rebajas selectivas que se aprobaron. En el conjunto del año, los ingresos fueron un 18,5% superiores a los del año anterior. Sin embargo, la inercia del consumo y de la inflación se está agotando en 2023, lo que está provocando un drástico frenazo de los ingresos del IVA.

En mayo la recaudación bruta fue apenas un 1,8% superior a la del mismo mes del año anterior y el crecimiento en lo que va de año se ha frenado al 3,5%, según los registros de la Agencia Tributaria. La IGAE (Intervención General del Estado) explica que "el crecimiento es más moderado que meses anteriores por las menores tensiones de precios, sobre todo en el mercado energético". La subida de los precios energéticos, desde los carburantes hasta la electricidad, pasando por el gas para el hogar, ha supuesto un gran impulso para los ingresos públicos.

Sin embargo, en 2023 los precios energéticos están cayendo gracias a la moderación en los mercados internacionales. Por ejemplo, la electricidad que subía más de un 36% hace un año, ahora está cayendo un 35%, o el gasóleo, que en 2022 subía más de un 21% y este año su precio se reduce un 16%.

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En los cinco primeros meses del año la recaudación bruta del IVA se ha incrementado un 4% respecto al mismo periodo de 2022. Esta subida es claramente insuficiente para cumplir con la previsión de recaudación que se fijó el Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado del 5,9%. Todo apunta a que la recaudación del IVA seguirá frenando a lo largo del año a medida que la inflación y el consumo siguen moderándose en una coyuntura de recesión en Europa y tipos de interés al alza.

Si se suman las devoluciones realizadas por la Agencia Tributaria del IVA soportado por las empresas, los datos de recaudación son todavía peores. En mayo las devoluciones ascendieron a 3.800 millones de euros, lo que supone casi un 9% más que en el mismo mes de 2022. Es comprensible que sea así, ya que cuando la recaudación crece mucho, una parte es el IVA soportado por las empresas que recuperan con cierto decalaje.

El resultado es que la recaudación neta del IVA en mayo fue de 4.100 millones de euros, casi un 4% inferior a la del mismo mes del año anterior. En lo que va de año, la recaudación neta del IVA se ha incrementado algo menos de un 5% y frenando.

Parte de esta ralentización de la recaudación del impuesto es consecuencia de las bonificaciones establecidas por el Gobierno en los últimos meses para combatir la inflación. Destaca la bajada del IVA a los alimentos de primera necesidad que entró en vigor en enero y que justo ha renunciado a los ingresos de la parte de la cesta de la compra que más inflación está soportando este año. Esta medida ha tenido un coste acumulado hasta mayo de 480 millones de euros.

El IRPF tira del carro

El impuesto que sigue empujando la recaudación es el IRPF. Solo este impuesto ha generado el 58% del incremento de los ingresos tributarios brutos de los cinco primeros meses del año. En concreto, ha generado casi 5.000 millones de euros de recaudación frente a los 8.500 millones del conjunto de figuras estatales.

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También está creciendo rápidamente la recaudación del impuesto sobre sociedades gracias al avance de los beneficios empresariales. Los ingresos brutos de esta figura tributaria aumentaron en 1.700 millones de euros en los cinco primeros meses del año, lo que supone un crecimiento del 17%. Si se observan exclusivamente los pagos fraccionados con cargo a los resultados de 2023, el crecimiento asciende al 24%.

Sin embargo, la recaudación neta de sociedades está siendo inferior a la del año anterior por el pago de compensaciones que ha tenido que realizar el Ministerio de Hacienda a algunas de las mayores empresas españolas por sentencias judiciales. La más importante es el litigio perdido contra el Banco Santander por la monetización de créditos fiscales que tenía el Banco Popular y que le ha costado 1.000 millones de euros a la Agencia Tributaria. Esto es, casi uno de cada cuatro euros del total de devoluciones realizadas este año. Esto provoca que la recaudación neta del tributo esté pinchando, con una caída del 51% en los cinco primeros meses del año respecto al mismo periodo del año anterior. Se complica así el objetivo fijado en los PGE de conseguir un incremento de la recaudación con este tributo del 7%.