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De los lácteos al pescado: uno de cada tres alimentos ya empieza a abaratarse
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De los lácteos al pescado: uno de cada tres alimentos ya empieza a abaratarse

De los 60 productos que recoge el INE, 19 bajaron y cuatro mantuvieron su precio en mayo. El cambio en los comestibles que más y menos suben reabre el debate sobre la rebaja del IVA

Foto: Pescadería, en un mercado de Madrid. (EFE/Javier Lizón)
Pescadería, en un mercado de Madrid. (EFE/Javier Lizón)
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El precio de los alimentos aún no ha tocado techo, pero está cerca de hacerlo. La mayor preocupación económica de las familias —y del Gobierno— durante los últimos meses no se ha disipado, por mucho que la moderación del dato interanual lleve a engaño. Los comestibles ya no suben a un ritmo tan rápido, es cierto, pero son un 0,4% más caros que hace un mes, según los datos que dio a conocer este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, hay un gran motivo para la esperanza: uno de cada tres productos ya empieza a abaratarse. Los lácteos, las legumbres y el pescado fresco encabezan los descuentos.

El dato puede parecer circunstancial, ya que los alimentos son unos productos por definición volátiles, cuyo precio depende en gran medida de las cosechas y, por tanto, de factores impredecibles, como el clima. Lo hemos visto en los últimos meses con la sequía, por ejemplo, que está hundiendo el rendimiento agrícola, reduciendo la oferta y presionando los precios de algunos comestibles, como el aceite de oliva. Sin embargo, las cifras del INE no arrojan unas cuantas excepciones anecdóticas, sino un cambio de tendencia que refleja lo que está pasando en los mercados internacionales.

Tras muchos meses de fuerte presión sobre las cotizaciones de los productos agrícolas con motivo de la reapertura de las economías tras la pandemia, la escasez de precipitaciones en numerosos lugares del planeta y el impacto de la guerra en Ucrania, el índice de precios elaborado por la Organización de las Nacionales Unidas para la Alimentación (FAO) se sitúa en 124,3 puntos, en mínimos de hace dos años. O, dicho de otro modo, en niveles previos a la crisis inflacionista iniciada en el verano de 2021. Sigue, eso sí, por encima de los 100 que marcan la media de precios del periodo 2014-2016, pero ha caído más de 35 puntos desde el máximo histórico de marzo de 2022, justo después del estallido de la guerra.

Como ha advertido más de una vez el economista jefe del Banco de España, Ángel Gavilán, esta moderación tarda unos meses en trasladarse en toda su magnitud a la cesta de la compra que recoge el índice de precios de consumo (IPC). Sin embargo, ya hay indicios de que está empezando a ocurrir. De las 60 subclases de alimentos —el máximo nivel de desagregación que recoge el INE—, 19 registraron una evolución negativa en su precio durante el mes de mayo. Es decir, uno de cada tres productos ya es más barato que en abril, y la coincidencia resulta muy alta con los que señala la FAO como los que más están bajando en los mercados internacionales.

Durante los meses anteriores, los casos de comestibles que se abarataban eran anecdóticos, pero siempre con una tendencia creciente: seis en febrero, ocho en marzo y 11 en abril. En enero fueron 17, pero la evolución mensual estuvo muy condicionada por la entrada en vigor de la bonificación del IVA de la leche, el pan, la fruta, el queso y los huevos, y la rebaja para el aceite y la pasta desde el 10% hasta el 4%.

Este es, precisamente, uno de los debates que plantean los datos de inflación conocidos este martes. La medida caduca el próximo 30 de junio, y el Gobierno no quiere que su retirada lo penalice electoralmente ante las elecciones generales del 23-J. Este mismo lunes, la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, confirmó en una insólita comparecencia en la sede del PSOE que el Ejecutivo extenderá la rebaja fiscal. "Hasta cuando sea necesario", matizó la vicepresidenta. En uno de los alimentos afectados, ya no lo es.

Foto: El precio de los alimentos marca los datos del IPC. (EFE)

La leche experimenta una tendencia claramente descendente. En el caso de la desnatada, se abarata por segundo mes consecutivo, aunque en marzo su precio ya se estancó. La leche entera, por su parte, no varió su precio en abril, y en mayo bajó tres décimas. Este alivio resulta mucho más acusado en el caso de otros productos lácteos que no se ven afectados por la bonificación del IVA, como el yogur, que solo en mayo se abarató casi un punto y no deja de dar buenas noticias desde febrero.

Sin embargo, otros comestibles beneficiados por la rebaja fiscal, como la pasta, el aceite de oliva, el pan o los huevos, siguen encareciéndose, aunque a un ritmo cada vez menor. La excepción es la fruta, que se disparó un 5,7% en mayo. El pan, por su parte, está estancado: se mantuvo estable en abril y solo subió una décima en los últimos 31 días.

¿Quitar la leche y meter la carne?

De entre los productos que han quedado fuera de la rebaja fiscal, la carne y el pescado fresco o refrigerado experimentan evoluciones diferentes. Mientras las primeras suben, ya sean de ave, ovino, porcino o vacuno, el segundo se abarata considerablemente: un 3,4%. Más allá de los que considere el Gobierno un producto básico, esta evolución pone en cuestión la lógica económica de mantener la misma cesta de productos rebajados. El Partido Popular ha propuesto que ambos comestibles también se beneficien de la bonificación del IVA, como reclaman las asociaciones de esos sectores.

La evolución mensual de los alimentos marca una tendencia hacia la moderación: 1,8% en febrero, 1,1% en marzo, 0,3% en abril y 0,4% en mayo

La mejor evolución de todos los comestibles se la llevan las legumbres y hortalizas, que cayeron en mayo por segundo mes consecutivo (-4,9%). Otros productos que se abarataron en el último mes fueron el arroz, el chocolate, el agua, la cerveza rubia, los alimentos para bebés, la pizza o la mantequilla. En este último caso, la caída se une a la que ya experimentó en abril. La imagen cambia por completo cuando se amplía la fotografía al último año. En este caso, solo cae la subclase denominada resto de aceites comestibles, muy condicionada por el efecto base: como el aceite de girasol se disparó al inicio de la guerra de Ucrania, la comparación favorece ahora a una bajada de precios.

Este mismo efecto estadístico provoca que el dato del conjunto de los alimentos siga anclado en un espectacular 12%, con subidas de doble dígito para prácticamente todas las subclases. En cambio, la evolución mensual, mucho más representativa para saber cuál es la tendencia, recoge una notable mejoría: 1,8% en febrero, 1,1% en marzo, 0,3% en abril y 0,4% en mayo. Nadie sabe cuándo las cifras comenzarán a ser negativas, pero el hecho de que ya lo sean para uno de cada tres productos es un motivo para el optimismo. Si se cumplen las previsiones de los expertos, cada día serán más los alimentos que se sumarán a esa lista.

El precio de los alimentos aún no ha tocado techo, pero está cerca de hacerlo. La mayor preocupación económica de las familias —y del Gobierno— durante los últimos meses no se ha disipado, por mucho que la moderación del dato interanual lleve a engaño. Los comestibles ya no suben a un ritmo tan rápido, es cierto, pero son un 0,4% más caros que hace un mes, según los datos que dio a conocer este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, hay un gran motivo para la esperanza: uno de cada tres productos ya empieza a abaratarse. Los lácteos, las legumbres y el pescado fresco encabezan los descuentos.

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