Es noticia
Nadie habla de ellos, pero se están forrando con la crisis energética
  1. Economía
UN NEGOCIO DE UN BILLÓN DE EUROS

Nadie habla de ellos, pero se están forrando con la crisis energética

Mientras el foco se centra en las petroleras, los intermediarios de materias primas doblan sus ganancias en los últimos tres años y apuntan a beneficios récord al calor de la guerra

Foto: Un pozo petrolero en México. (EFE)
Un pozo petrolero en México. (EFE)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El cauto optimismo de 2021 parece haber quedado muy atrás. La situación en Ucrania es desesperadamente triste y el sufrimiento humano inconmensurable. Aquellos de nosotros que no hemos sido directamente afectados hemos visto sacudida nuestra visión del mundo. Estas últimas semanas nos han recordado que la paz en Europa no puede darse por sentada.

Así empezaba el inusual comunicado de Rusell Hardy, CEO de Vitol, para resumir la actividad de la compañía en 2021. El mayor trader de materias primas energéticas del mundo se dirigía a los accionistas y clientes de la compañía en unos términos más propios de un estadista o un líder religioso el 21 de marzo del año pasado, solo unas semanas después del inicio de la guerra en Ucrania. Excusatio non petita, accusatio manifesta. El día anterior, el diario británico The Guardian había publicado que el exministro de Exteriores del Reino Unido Alan Duncan, contrario a las sanciones al Kremlin por sus consecuencias económicas, trabajaba para una compañía que poseía una participación en un proyecto de exploración del Ártico respaldado por el régimen de Vladímir Putin. Esa compañía era Vitol.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

El líder mundial del sector anunció su salida de Rusia un mes más tarde, en medio de una gran presión del Gobierno de Londres. Sin embargo, ha seguido comerciando con el petróleo siberiano, y Hardy no ha dudado en calificar el embargo promovido por el G7 como un "campo de minas", que dejará, argumenta, el mercado en manos de empresas más pequeñas. De momento, sus previsiones no se cumplen: las grandes compañías de trading de materias primas han disparado sus beneficios al calor de los récords del gas y la revalorización del petróleo y sus derivados desde que Putin decidió enviar sus tanques hacia Kiev.

Mientras la opinión pública internacional ha puesto en la diana a las petroleras, que cerraron un 2022 de récord gracias al aumento de sus márgenes de refino, nadie habla de Glencore, Trafigura, Cargill o la propia Vitol. Las intermediarias de materias primas siempre han constituido un negocio opaco, como explica el periodista español Javier Blas en El mundo está en venta, uno de los éxitos literarios del año pasado. Blas suele describir su actividad de un modo muy sencillo: comprar recursos naturales en un momento y lugar determinados para venderlos más adelante en cualquier otro sitio. En otras palabras: especulación.

Foto: El columnista de Bloomberg Javier Blas.

"Los grandes beneficiados de la guerra van a ser las empresas de materias primas", vaticinaba el columnista de Bloomberg, uno de los mayores expertos mundiales en el sector, en una entrevista para El Confidencial publicada el verano pasado. Los primeros datos corroboran la previsión. La suiza Glencore obtuvo un beneficio neto de unos 16.000 millones de euros en 2022, un 248% más que el año pasado. Trafigura, con sede en Singapur, dobló con creces su resultado en el ejercicio fiscal que terminó el 30 de septiembre, hasta ganar 7.000 millones de euros. Por último, la estadounidense Cargill se embolsó 6.500 millones, un 35% más que en 2021, aunque en su caso el ejercicio fiscal terminó el 31 de mayo.

Para la tres fue el mejor año de siempre. "Mira todo el dinero que ha hecho Cargill", llegó a titular The Washington Post para referirse al resultado histórico de una compañía que lleva ganando dinero desde 1865. Si se atiende solamente a los ingresos, las cifras aún son más mareantes: el gigante norteamericano facturó cerca de 160.000 millones de euros, Trafigura más de 300.000 y Glencore unos 250.000. Solo entre las tres, tuvieron una cifra de negocio similar al PIB de España durante dos trimestres.

A diferencia de lo que ocurre con las empresas productivas, el modelo de negocio de los 'traders' se ve favorecido por las turbulencias

Vitol no ha presentado todavía datos para 2022, pero la evolución de sus competidoras sugiere que serán más parecidos a los de su compatriota suiza que a los de la estadounidense: las compañías que recogen durante mayor tiempo el efecto de la guerra en sus ejercicios fiscales son las que más han incrementado sus ganancias. El dopaje de la contienda, esa por la que Hardy se daba golpes en el pecho mientras mantenía una joint venture con los oligarcas rusos, obró el milagro en un año que el CEO preveía nefasto por la inestabilidad en los mercados. En 2021 también habló de incertidumbre por el covid, y el resultado es que su compañía obtuvo unos beneficios de 4.200 millones de euros, otro récord histórico.

A diferencia de lo que ocurre con las empresas productivas, el modelo de negocio de los traders se ve favorecido por las turbulencias. Un mercado volátil, donde se puede comprar barato y vender caro, favorece la actividad especulativa de estas compañías, especialistas en acaparar en época de abundancia para dar salida cuando hay escasez a un precio muy superior. Y más en un contexto inflacionista como el actual. El propio CEO de Vitol advirtió tras el estallido de la guerra de que se avecinaba una época de escasez de diésel. Precisamente el escenario que mejor le venía a una empresa que, a diferencia de otras de sus competidoras —con mayor presencia en los metales o minerales—, basa su modelo en la compraventa de petróleo y sus derivados.

Foto: Una vieja infraestructura petrolera. (EFE/Henry Chirinos)

Tras unos años marcados por la inestabilidad de la pandemia, el negocio de los comerciantes de materias primas no ha hecho más que crecer. Según un informe de la consultora McKinsey & Company, el sector dobló sus beneficios entre 2018 y 2021,hasta alcanzar por primera vez los 50.000 millones de euros en el primer año de esta década. Puede parecer poco si se compara con los 200.000 millones que se han embolsado las seis grandes petroleras en 2022, pero existen varias diferencias.

Mientras multinacionales como Shell perdían 20.000 millones de euros durante un 2020 nefasto —los futuros del crudo estadounidense West Texas incluso llegaron a cotizar en negativo—, las grandes corporaciones de materias primas mostraban una resiliencia admirable. Las refinadoras alegan que los márgenes históricos que ahora manejan son el contrapunto a las vacas flacas de entonces, cuando siguieron invirtiendo en medio de la incertidumbre generada por la pandemia y el proceso de transición energética para aumentar una capacidad de refino que ahora se hace imprescindible. El festival de ganancias de 2022 sería, defienden, el premio al riesgo asumido.

La ventaja de no producir

Sin embargo, con las intermediarias de materias primas lo anterior no ocurre: el hecho de ser totalmente ajenas a la actividad productiva las protege de lo que acontezca en la economía real, siempre que sepan gestionar bien los vaivenes del mercado. Y en eso son especialistas: siempre habrá un vendedor y un comprador desesperado con tal de que se sepa esperar el momento justo. Las propias petroleras lo saben bien, y por eso han orientado una parte de su negocio a la división de trading.

Gracias a esta lejanía del consumidor final, empresas como Vitol, Trafigura o Glencore, con sedes fiscales en países como Suiza o Singapur, no tributarán por los beneficios extraordinarios que han obtenido al calor de la crisis energética. Como recuerda Blas en su libro, estas corporaciones escapan a cualquier escrutinio público, ya sea de los medios de comunicación, del discurso político o de la Agencia Tributaria. El valor añadido que generan solo revierte en sus accionistas. Los de Glencore, por ejemplo, se embolsarán unos 7.000 millones de euros de dividendo con cargo al ejercicio de 2022, más del doble del que ha repartido Inditex.

Y, por si alguien tiene alguna duda del compromiso medioambiental de estas empresas, el CEO de Vitol también las resolvió en aquel comunicado del 21 de marzo: "Junto con el reconocimiento mundial de la necesidad de la transición energética, está el problema más inmediato de la seguridad y asequibilidad energética". La guerra ha llevado estos conceptos a los titulares, pero los beneficiados siguen sin aparecer en la foto.

El cauto optimismo de 2021 parece haber quedado muy atrás. La situación en Ucrania es desesperadamente triste y el sufrimiento humano inconmensurable. Aquellos de nosotros que no hemos sido directamente afectados hemos visto sacudida nuestra visión del mundo. Estas últimas semanas nos han recordado que la paz en Europa no puede darse por sentada.

Macroeconomía Energía Empresas
El redactor recomienda