Industria nombra a un antiguo defensor del diésel para salvar el Perte del coche eléctrico

El Gobierno se decanta por un antiguo defensor del diésel para salvar el Perte del vehículo eléctrico y conectado. El Consejo de Ministros nombró este martes a José María López Martínez para asumir la difícil tarea de rescatar uno de los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica más ambiciosos, después del fracaso de la primera ronda de ayudas.

El hasta ahora director del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (Insia), de la Universidad Politécnica de Madrid, deberá acelerar la ejecución de 3.000 millones de euros que no pudo completar el ex secretario general de Industria Raül Blanco. Se trata del tercer comisionado que nombra el departamento de Reyes Maroto en una semana, tras el de la descarbonización y el de la industria agroalimentaria, en un movimiento que favorece la participación de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, en la toma de decisiones.

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El currículo de López Martínez refleja un vasto conocimiento del sector. Además de dirigir uno de los principales centros de investigación sobre movilidad que hay en el país, lleva un cuarto de siglo representando a España en los grupos de trabajo de la ONU sobre vehículos híbridos y eléctricos. Sin embargo, la visión que tenía hasta hace poco de cómo debe afrontar el automóvil la transición energética choca con su nueva responsabilidad. En una entrevista publicada en junio de 2020 en el canal de YouTube de la Fundación Repsol, el catedrático de Transportes hacía una defensa explícita del motor de combustión, y muy especialmente del de gasóleo: "Los vehículos diésel de ahora, si uno pasa el dedo por el tubo de escape, sale limpio. Yo digo que son limpios". Para argumentarlo, alegaba que estos automóviles emiten un 99% menos de partículas que hace dos décadas.

En el vídeo de la institución asociada a la petrolera, que no llega a los cuatro minutos de duración, el nuevo comisionado defiende la coexistencia de las diferentes tecnologías (combustibles, híbridos y eléctricos), ya que, según él, "es el mercado el que se tiene que ir adaptando" y el legislador no debe mandar mensajes que asusten a la ciudadanía y perjudiquen al sector. En otras palabras: limitarse a cumplir las normativas de la Unión Europea, pero sin que las autoridades nacionales jueguen un papel proactivo en la sustitución de los vehículos más contaminantes por otros de energías limpias. "Hay que dejar al sector que se acomode", añadía quien ostentará a partir de ahora la responsabilidad de ejercer de enlace entre el Ejecutivo y las empresas para desbloquear los fondos y garantizar su correcta ejecución. El objetivo es conseguir la mayor transformación de la industria automovilística desde hace décadas gracias a la colaboración público-privada.

Opinión

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Preguntado por El Confidencial, López Martínez matiza sus palabras y las sitúa en un marco temporal muy determinado: "En ese momento, expresé un diagnóstico de la situación del automóvil y ahora tengo otro diagnóstico porque las tecnologías han cambiado a mejor, concretamente las del vehículo eléctrico, y además están también el hidrógeno y la pila de combustible". De hecho, en aquella entrevista llegaba a explicar que el vehículo eléctrico no era apto para el transporte de mercancías o de largo recorrido debido a su escasa autonomía, un aspecto que ha ido mejorando rápidamente. La que se mantiene, en cambio, es otra de sus conclusiones: "El ciudadano normal ve todavía ciertas restricciones y está apostando todavía por el vehículo convencional". En 2022, solo el 4% de los automóviles que se vendieron en España eran plenamente eléctricos, según las asociaciones de fabricantes.

El fracaso del Perte

En ese contexto, el nuevo comisionado afronta dos misiones inmediatas: tutelar la entrega de fondos y préstamos de la primera ventana del Perte y poner en marcha la segunda convocatoria de ayudas Next Generation que anunció Maroto para dar entrada a los fabricantes que pedían más flexibilidad en los plazos de ejecución, como Ford o Stellantis. La marca americana se descolgó de la primera fase, pese a haber implicado a más de una veintena de proveedores, con el argumento de que el marco temporal que marcaban las bases no encajaba en sus planes para la electrificación de la factoría valenciana de Almussafes.

Industria apenas ha adjudicado 880 millones de euros de los casi 3.000 millones que quería repartir en el sector del automóvil

Maroto aseguró entonces que el Gobierno estaba negociando con Bruselas prolongar el límite de la ejecución. Pero desde aquel anuncio poco más se ha sabido sobre la concreción de la nueva convocatoria. Esa segunda ventana debería abrirse a lo largo del primer trimestre, si se cumple el calendario marcado por la actual ministra y próxima candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid. Queda por conocer la letra pequeña y si, por ejemplo, Volkswagen podría presentar partes de sus planes de inversión que quedaron excluidos de la primera tanda.

Hasta ahora, Industria apenas ha adjudicado 880 millones de euros de los casi 3.000 millones que quería repartir en el sector del automóvil para facilitar su transición hacia la electrificación. La cifra, muy lejos de lo prometido y de las expectativas de las empresas, ha generado una percepción de fallo en el ensayo del que ha sido el primer Perte habilitado por el Gobierno para desplegar los fondos europeos. Hay asuntos inmediatos pendientes de resolver. Por ejemplo, ni siquiera se han liberado los primeros desembolsos, porque ha habido tiras y aflojas sobre el encaje de las garantías financieras. Los adjudicatarios han vuelto a toparse con los servicios jurídicos de Industria en la tramitación de los avales.

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Para salvar el proyecto estratégico, López Martínez contará con una subsecretaría general dependiente directamente de la ministra, pero gozará de una gran autonomía para configurar su equipo y su agenda, según remarcan desde Industria. De hecho, la figura de los comisionados pretende promover la interlocución entre los diferentes ministerios que participan en un Perte, cuyas deficiencias han provocado importantes cuellos de botella burocráticos.

En esa clave se ha interpretado el cese de Raül Blanco como secretario general de Industria y su sustitución por el asturiano Francisco Blanco. Hasta ahora, el primero dirigía los cuatro Perte que corresponden al ministerio, pero los nombramientos de los comisionados para el vehículo eléctrico, la descarbonización y el sector agroalimentario cambian la fotografía. Solo queda pendiente el del sector naval.

Un ministerio en ebullición

En la industria del automóvil, se ven con preocupación los cambios en la dirección del proyecto, ante el temor de que afecten a su puesta en marcha por la demora en el aterrizaje de la nueva cúpula. La necesidad de no deshacer los equipos técnicos del ministerio para no provocar un parón en el despliegue del Perte ha llevado incluso a Francisco Blanco a plantear la posibilidad de la continuidad de Galo Gutiérrez como director general de Industria, un puesto para el que se buscaba relevo.

Los nuevos nombramientos llegan en un momento de zozobra en el ministerio

Como publicó en su día este periódico, detrás de todos los movimientos se proyecta la sombra de la vicepresidenta Calviño, que coordina el área económica del Gobierno y ejerce una creciente influencia sobre Industria. Con el equipo de Maroto en retirada, Economía tendrá una mayor presencia en el desarrollo de los Perte, al recaer este en un comisionado que ejercerá de enlace entre los diferentes ministerios y también con la Administración autonómica y local.

Los nuevos nombramientos llegan en un momento de zozobra en Industria, a la espera de saber quién será su nuevo inquilino, o si incluso se fusiona, finalmente, con Economía. Además de Blanco, en el último mes también ha abandonado sus funciones el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, sustituido por la mallorquina Rosana Morillo. Fuentes del ministerio descartan, en cambio, que se vaya a producir un relevo en el único departamento que hasta ahora permanece incólume: la Secretaría de Estado de Comercio, que dirige la gallega Xiana Méndez.