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Habrá Midcat, pero será submarino: Macron se queda sin argumentos frente a Sánchez
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ACUERDO ENTRE MADRID, LISBOA Y PARÍS

Habrá Midcat, pero será submarino: Macron se queda sin argumentos frente a Sánchez

El 'corredor verde' entre Barcelona y Marsella será más caro que el gasoducto a través de los Pirineos, pero tiene menos inconvenientes para Francia y es más probable que lo pague Bruselas

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, António Costa. (EFE/Horst Wagner)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, António Costa. (EFE/Horst Wagner)
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Emmanuel Macron nunca quiso pagar el Midcat. Para el presidente francés, la tubería que debía transportar gas desde España hasta Francia a través de los Pirineos siempre fue una ruina para un país que solo depende en un 15% de este hidrocarburo, según la Agencia Internacional de la Energía.

El Gobierno español llevaba más de medio año insistiendo en recuperar la infraestructura, desde que la guerra en Ucrania puso patas arriba el mercado europeo, pero no ha conseguido doblegar el bloqueo del Elíseo hasta este jueves, con una oferta imposible de rechazar.

Foto: Teresa Ribera, en una foto de archivo. (EFE/Martin Divisek)

El nuevo Midcat será submarino y costará más que su antecesor, pero presenta muchos menos inconvenientes para París. Macron se ha quedado sin argumentos ante un proyecto que tiene muchas más posibilidades de obtener financiación europea que el conducto que termina —y morirá— en la localidad gerundense de Hostalric, a menos de 100 kilómetros de la frontera.

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El acuerdo entre Francia, Portugal y España entierra para siempre el gasoducto y contempla en su lugar la construcción de un 'corredor verde' que unirá Barcelona con Marsella, a través de un tubo de entre 350 y 400 kilómetros de longitud —dependerá del trazado final—, pensado para transportar hidrógeno renovable y que, según todas las fuentes consultadas, no estará listo al menos hasta 2026. De hecho, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha elevado este viernes el plazo a entre cuatro y siete años, por lo que habrá que esperar más que con el Midcat.

El documento distribuido por los tres países aclara que la infraestructura "tendrá que estar técnicamente preparada para transportar una proporción limitada de gas natural como fuente de energía temporal y de transición". Ignacio Urbasos, investigador de energía y clima en el Real Instituto Elcano, lo resumía gráficamente en su cuenta de Twitter: "Nuevo nombre, nueva ruta ('offshore'), misma idea: gas en el corto plazo e hidrógeno en el largo".

Argumento 1: es el hidrógeno, no el gas

Pese a que el concepto resulta muy similar, en este caso el orden de los factores sí altera el producto. El Midcat es un gasoducto que se podría haber adaptado para transportar hidrógeno verde en un futuro, mientras que el bautizado como Barmar será un conducto para hidrógeno verde que podrá transportar gas durante unos años. Según todos los expertos consultados, este matiz ha ejercido un peso fundamental para torcer el brazo a Macron. Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (Aeh2), hila fino: "Sí hay una diferencia. Será compatible con el hidrógeno desde el principio, sin que haga falta ninguna nueva inversión". Este siempre ha sido uno de los argumentos del presidente francés.

Foto: El jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez (i), el presidente galo, Emmanuel Macron (c), y el primer ministro portugués, António Costa. (EFE/Horst Wagner) Opinión

En condiciones normales, Francia no necesita el gas que llega de España. Con más del 70% de su 'mix' energético ocupado por la nuclear, el país vecino utilizaba hasta el año pasado las interconexiones para enviar el hidrocarburo hacia el sur de los Pirineos. Es cierto que la coyuntura actual, caracterizada por el parón de la mitad de la planta atómica del país, ha revertido los flujos, pero se trata de un fenómeno temporal. El Elíseo siempre ha desconfiado del papel de España como 'hub' gasístico de la Unión Europea, y no obtendría más beneficio del paso del hidrocarburo por su territorio que el cobro de los peajes. Albert Banal-Estañol, experto en infraestructuras energéticas de la Universidad Pompeu Fabra, resume la oposición francesa: "Es una cuestión estratégica".

Sin embargo, finalmente ha acabado sucumbiendo ante la 'pinza' de Madrid y Berlín. El giro del canciller alemán, Olaf Scholz, ha sido determinante para doblar la voluntad de París, que no podía sostener el bloqueo durante mucho más tiempo. Sobre todo cuando la excusa del gas ya no vale. Fuentes diplomáticas españolas señalan la estrategia del Gobierno para convencer al Elíseo: "Tenía que ser una salida totalmente coherente con la transición ecológica, que para Macron era muy importante y para nosotros también". De hecho, la propia Ribera ha reiterado en numerosas ocasiones la importancia de que la nueva infraestructura transportase hidrógeno verde.

Argumento 2: la financiación europea

El 'greenwashing' auspiciado por la Moncloa aumenta las posibilidades de que el proyecto reciba financiación de Bruselas, seguramente de forma parcial. "Por eso se ha cuidado mucho el comunicado", reconocen las mismas fuentes, en referencia al énfasis puesto en el gas renovable. De hecho, la ayuda comunitaria era otra de las condiciones que siempre habían establecido ambas partes para recuperar el Midcat. El gasoducto se quedó fuera de la lista de proyectos de interés común de la UE en 2019, cuando los reguladores de ambos países lo desecharon por su escasa rentabilidad, y ese es el argumento que la Comisión Europea ha dado hasta ahora para lavarse las manos después de que España lo desempolvase en plena crisis energética.

Foto: Una estación de compresión de gas. (Reuters/Vasily Fedosenko)

Con el hidrógeno verde, puede ser diferente. El programa REPowerEU, que contempla inversiones millonarias para que el bloque comunitario se independice del gas ruso, dará un impulso histórico a este gas renovable: prevé que, para 2030, se produzcan 10 millones de toneladas en Europa y que se importen otros 10 millones. De hecho, Brey considera que España se podría convertir en la puerta de entrada de esta fuente de energía en el continente, procedente del norte de África y de Latinoamérica. A través del 'gancho' medioambiental, es mucho más fácil que el Ejecutivo comunitario acabe apoyando económicamente la iniciativa. "¿Qué diferencia hay entre un tubo para gas que transporte hidrógeno y uno para hidrógeno que transporte gas? Lo segundo vende mejor", resume Banal-Estañol.

Argumento 3: la contestación social

Y lo hace tanto hacia fuera (Bruselas) como hacia dentro (París). Macron no solo ha cedido porque considera que el riesgo de acabar pagando el conducto submarino es menor que con el terrestre, sino porque puede presentar el proyecto ante la opinión pública sin parecer un perdedor ante España o renunciar a sus principios. El presidente francés ha enterrado el Midcat, eso es un hecho. Y, a cambio, ha logrado un acuerdo trilateral que levantará menos suspicacias en el país. Urbasos recordaba que la decisión reduce el coste político para el presidente: "Genera una oposición inferior en la región de Occitania".

La nueva tubería irá bajo el mar, y como apuntaba un influyente periodista catalán, "los peces no protestan". Durante los últimos meses, la idea de recuperar el Midcat no solo había despertado una fuerte rechazo entre los movimientos ecologistas del sur de Francia, sino también de la CUP y algunos sectores de la sociedad catalana, contrarios a que se dediquen grandes inversiones a una tecnología que ven contaminante y obsoleta, pese a haber sido reconocida como "de transición" por la Comisión Europea.

Foto: Sanchez, Macron y Costa al inicio de su reunión. (EFE/Horst Wagner)

Argumento 4: el impacto medioambiental

El propio Macron ha llegado a utilizar el impacto medioambiental en los Pirineos como otro de sus argumentos para rechazar el gasoducto. Ahora, esta razón queda desdibujada ante la alternativa planteada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La mayor parte de los 225 kilómetros que ya nunca se rematarán transcurre por la vertiente francesa, mucho más abrupta y montañosa que la española. Julio Balana, experto en mercados energéticos del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja, recuerda que esto habría elevado la factura para el país vecino: de los 442 millones que habría costado culminar la infraestructura, el gestor técnico del sistema español (Enagás) se comprometió en 2019 a poner 152, mientras que el francés (Terega) asumiría los 290 restantes. En cualquier caso, las cantidades reales habrían sido muy superiores: la propia Enagás contemplaba en su plan estratégico de este año una inversión de 370 millones de euros, lo que da idea del montante que habría tenido que afrontar Francia, siempre que la Comisión Europea no pusiese de su parte.

Aunque el nuevo 'corredor verde' sea más caro que el Midcat, a Francia le saldrá más barato

Paradójicamente, el 'corredor verde' será incluso más caro. Según los cálculos de Balana, su coste podría elevarse hasta los 2.000 millones de euros, debido a la mayor longitud y al hecho de que una infraestructura submarina requiere una inversión superior. Para hacer los cálculos, el ingeniero se basa en el propio plan estratégico de Enagás, que ya presupuestaba 1.500 millones de euros para el gasoducto con Italia —de unos 800 kilómetros—, a los que habría que sumar otros tantos que pondría el gestor de ese país (Snam). Es la única referencia que existe, ya que hasta ahora no se ha construido ninguna tubería para transportar hidrógeno verde a larga distancia bajo el mar. Esta infraestructura, que también estaba previsto que partiese de Barcelona, queda ahora en vía muerta, según ha dejado entrever este viernes la ministra de Transición Ecológica: "Es raro que España facilite un bien o servicio a Europa saltándose a Francia".

Argumento 5: la razón oculta

El puerto de la Ciudad Condal cuenta con la mayor planta de Europa para devolver a su estado natural el hidrocarburo que llega en forma líquida través de los metaneros, y esta es otra de las claves de la nueva propuesta. "Nos conecta con la red de regasificadoras", aseguran fuentes diplomáticas españolas. No hay que olvidar que Francia tiene cuatro, y dos de ellas se encuentran, precisamente, en el puerto de Marsella.

Foto: Una bandera española, rodeada de enseñas francesas en el estadio de Saint Denis. (EFE/Horacio Villalobos)

Aunque Macron nunca ha utilizado en público este argumento, la geografía constituye la razón oculta que, de acuerdo con Balana, podría haber decantado finalmente la balanza. La ciudad mediterránea cuenta con una buena conexión con el resto de la red francesa, por lo que —asegura el experto— no sería necesario acometer grandes inversiones para que el gas circulase hacia el este para poder abastecer al resto de Europa, especialmente las zonas industriales del norte de Italia y el sur de Alemania. En cambio, el coste de llevarlo desde el punto de conexión del Midcat con la red gala hacia el resto del país habría sido ingente, debido al estado obsoleto de la infraestructura gasística en el sur, según destacan las mismas fuentes gubernamentales. Además, es poco probable que Bruselas lo hubiese financiado, al no considerarlo una interconexión. En otras palabras: aunque Barmar sea más caro que el Midcat, a Francia le saldrá más barato.

Y, sin embargo, es un gasoducto

Pese a todo, en París se escuchan voces muy críticas con el acuerdo, a la espera de conocer todos los detalles del proyecto —especialmente el reparto de costes— en una cumbre que tendrá lugar el 8 y 9 de diciembre en Alicante. Una de ellas es la de Thierry Bros, profesor de Sciences Po y miembro del consejo asesor de gas del Oxford Institute for Energy Studies. Para este experto, hasta el Midcat, al que ha criticado en numerosas ocasiones, hubiese constituido un mal menor con respecto al Barmar: "Es una fábula, una cuestión política que no va a solucionar la crisis". Incluso desconfía de que se acabe construyendo: "La probabilidad de que se haga finalmente es tanta como la del Midcat cuando fue bloqueado: cero". Su argumento, compartido por todas las fuentes consultadas a excepción del presidente de Aeh2, es que el hidrógeno verde todavía representa una incógnita como fuente de energía masiva, que no se despejará hasta dentro de muchos años.

La infraestructura funcionará, 'de facto', como un gasoducto más caro, más largo y con un impacto medioambiental nada desdeñable

Banal-Estañol, muy crítico con las inversiones en infraestructuras faraónicas, compara la situación con la de hace dos décadas, cuando España invirtió miles de millones de euros para conseguir un tercio de la capacidad de regasificación de Europa, porque en aquel momento consideraba este hidrocarburo como la base de su autonomía energética para el futuro. El consumidor, denuncia, todavía lo está pagando en su factura. Después llegaron la renovables, y una gran parte de ese potencial quedó ociosa: sin ir más lejos, la terminal de Barcelona solo funcionó a un tercio de su capacidad durante el primer semestre —son datos del propio gestor del sistema—, cuando Europa ya se había entregado a los barcos metaneros ante el cierre del grifo ruso. Ahora España podría estar cometiendo ese mismo error con el hidrógeno, aunque su prioridad pasa por amortizar primero su inversión con el gas. Y ahí está el punto de la jugada de Sánchez.

Balana apunta que la tecnología actual solo permite llevar un 20% de hidrógeno verde 'mezclado' con el hidrocarburo, por lo que, mientras el primero no sea rentable, Barmar funcionará, 'de facto', como un gasoducto. Más caro, más largo y con un impacto medioambiental nada desdeñable, como recuerda Bros. Pero invisible, y eso ha sido fundamental para convencer a París. El ingeniero resume el cambio de opinión del Elíseo: "La diferencia ha estado en el reparto de costes y la afectación sobre la opinión pública francesa". Ni Macron podía rechazar una propuesta así.

Emmanuel Macron nunca quiso pagar el Midcat. Para el presidente francés, la tubería que debía transportar gas desde España hasta Francia a través de los Pirineos siempre fue una ruina para un país que solo depende en un 15% de este hidrocarburo, según la Agencia Internacional de la Energía.

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