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Este ingeniero malagueño lleva 8 años sin recibo de la luz, pero tiene malas noticias para ti
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Este ingeniero malagueño lleva 8 años sin recibo de la luz, pero tiene malas noticias para ti

Miguel Torres y su familia demuestran que con las renovables se puede conseguir la soñada independencia energética, o casi. Aunque no es ni fácil ni el paraíso

Foto: Miguel Torres, con su instalación fotovoltaica. (Jesús Mérida)
Miguel Torres, con su instalación fotovoltaica. (Jesús Mérida)
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A Miguel Torres y a su familia lo de perseguir la independencia energética les suena hasta viejo. Ellos ya lo hicieron hace tiempo. "Toda esa pelea que hay ahora, que la gente está subiéndose por las paredes para intentar bajar como sea la factura de la luz, yo lo empecé a hacer hace 10 años", comenta el ingeniero malagueño. Él fue uno de los pioneros que se lanzaron a probar las renovables cuando incluso el Gobierno central, presidido por Mariano Rajoy, amenazaba (y acabó cumpliendo) con impuestos a estas instalaciones. Por eso, en 2014 dio el paso y se desconectó de la red. Un paso que en aquel momento se comparaba con el de un 'revolucionario' y que ocho años después suena a visionario.

En un momento en que la energía protagoniza las portadas de todos los medios y ocupa buena parte de la preocupación familiar, todo el mundo se ha lanzado a mirar a las renovables y sus posibles soluciones, incluso debajo de la tierra. Decenas de compañías ofrecen instalaciones hasta en estands en centros comerciales y se echan cuentas para tener cuanto antes un salvavidas en forma de placa fotovoltaica. En ese furor, el caso de los Torres en un pequeño chalé a las afueras de la capital de la Costa del Sol suena a objetivo cumplido. Su impulsor no se quita méritos, pero también deja avisos. Esto no es fácil ni perfecto.

Foto: Foto: Getty/NurPhoto/Artur Widak.
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Su particular hogar está en la urbanización de Balcón de Olletas. Es un edificio de lo más normal y que no llamaría mucho la atención si no fuera por la cantidad de placas que llenan su tejado. Son sus fuentes de energía principales, casi únicas, las cuales convierten los rayos del sol en una energía que se aprovecha en ese instante o se guarda en la batería que está dentro de la casa. Una instalación "sencilla", como la tilda el propio Torres, pero sin olvidar que el que lo denomina es un ingeniero con más de 20 años de experiencia en construcción y que lleva desde la crisis de 2008 apostando por la especialización en renovables. "Ya que estaba vendiendo este tipo de instalaciones, pues decidí probar yo mismo", aclara.

Su espacio, que ahora es tanto un hogar para dos personas (cuando empezaron eran cuatro, pero los dos hijos han dejado el nido) como oficina de su empresa de instalaciones, Atepo, lo tiene todo para mostrar que eso de la eficiencia y la independencia energética no es algo reservado para lugares futuristas. No necesitas casas de diseño, ni nuevos materiales, como puede uno llegar a pensar por distintos ejemplos que han aparecido en la prensa. Pero Torres es más que precavido y tras años demostrando que el ahorro existe y está al alcance de muchos, deja claro que no vale para todo el mundo, o al menos no de la misma forma. "Ahora todo el mundo quiere sumarse, los precios de los materiales están subiendo y muchas empresas se lanzan con las instalaciones, pero eso puede acabar muy mal", explica.

placeholder Torres recarga su coche. (Jesús Mérida)
Torres recarga su coche. (Jesús Mérida)

Cuesta no pensar en lanzarse a la piscina cuando Torres saca sus cuentas. Él instaló las placas en 2014, el coste de todo el sistema estaba valorado en unos 20.000 euros, pero gracias a las ayudas que daba la Junta de Andalucía en aquel momento, el ente público le financió el 80%. Según sus cálculos, en cinco años ya lo tenía amortizado, aunque con los precios actuales, esos plazos se habrían acortado mucho más. "Ahora mismo consumo como unos seis megavatios al año y con los precios de ahora, más o menos, la factura me saldría a unos 3.000 euros al año". Es decir, solo con lo de este año y algo del pasado habría amortizado la inversión inicial.

La gran lucha de Torres es defender que esto no se consigue solo con colocar unas placas y una batería sin más. Si no que para poder tener estos resultados primero tuvo que estudiar muy bien el proyecto y luego su familia tuvo que ir más allá, aunque fuese con pequeños detalles de hábitos y consumo. Es más, a día de hoy, él mismo tiene que pagar una pequeña factura de luz extra para conseguir energía necesaria para su coche eléctrico. "Lo compré hace cuatro años y tengo un contrato solo para eso que además lo cargo por la noche. Pero bueno, como me pasó con el generador de respaldo que tenía, lo acabaré quitando cuando actualice un poco la instalación y ponga más placas, que tocará dentro de poco", comenta.

Ahorro sí, pero cambiando

Según explica Torres, el gran quebradero de cabeza de una instalación aislada se resume en cómo dimensionar una instalación para los días más complicados de enero o diciembre. El resto del año funciona sin problemas e incluso se consigue excedente. Por eso, entre otras cosas, es conveniente buscar un generador de respaldo para este tiempo. Él mismo tiraba de uno hasta hace unos años, que utilizaba "muy poquitos días" del invierno más duro, pero hace tiempo que lo quitó. "Ahora mismo, con lo que tengo y lo que consumimos no necesitamos nada más", comenta. Para conseguirlo, también han hecho diferentes adaptaciones de vida distintas a las de un hogar típico.

"Hace unos meses, la gente se desvivía por poner la lavadora a última hora de la noche o de madrugada. Pues si tienes una instalación fotovoltaica, lo inteligente y más económico es cambiar esas horas por las centrales del día, que es cuando tus placas están a pleno rendimiento. Obviamente, si tienes una batería, podrás guardar lo que no consumas, o incluso verterlo a la red para que te paguen algo por esa energía, pero lo más eficiente y barato es emplear la energía en ese preciso instante", comenta el ingeniero. Claro, eso también supone un cambio en los hábitos, incluso laborales. Si la mayoría de las personas trabajan durante el día y no pueden aprovechar esas horas centrales de energía barata, ¿las placas siguen siendo una buena opción? "Por eso hay que ser inteligente y pensarlo bien antes de hacer nada".

placeholder Málaga, Andalucía, 30/06/2022: cuadro de una batería en la vivienda de Miguel Torres. (Jesús Mérida)
Málaga, Andalucía, 30/06/2022: cuadro de una batería en la vivienda de Miguel Torres. (Jesús Mérida)

Lo que sí deja caer el experto, cuyo trabajo también se basa en la colocación de este tipo de instalaciones, es que la mayoría de estos sistemas ya vienen con monitorización, es decir, tú mismo desde tu móvil puedes ver lo que generas y gastas, y sobre eso decidir qué hacer. "Herramientas existen, y un móvil lo tiene todo el mundo. Ya es cosa tuya saber si podrás aprovecharlo, o si para ti el cambio supone perder calidad de vida. Pero hablamos sobre todo de ser inteligentes e informarse, porque hay mucha ignorancia y hasta bulos sobre todo este mundo", detalla.

El experto va incluso más allá, y apuesta por que en unos años habrá que redimensionar de nuevo todo esto, y más con el 'boom' actual. "Pronto veremos que en las horas centrales el precio de la luz cae a cero. Entonces, para los que tengan placas, tampoco será rentable verterlo y se tendrá que pensar en otras opciones. Habrá que ir mucho más a la acumulación y centrarnos en lo que a día de hoy es más complicado: la estabilización de la red. Si miras los precios por horas, que es algo público, hay muchas horas en que nuestra red está muy ociosa, pagamos mucho porque hay una alta demanda en momentos concretos del día, pero en el resto el precio es muy bajo. Necesitamos acumular para estabilizar eso y a la vez reducir precios. Pero es un debate mucho más amplio y complejo", comenta.

"No tiene sentido que nuestros picos de producción de energía se den desacompasados de los picos de demanda"

España es una de las mayores potencias europeas en lo que a energía solar se refiere, de ahí que se note tanto la diferencia del mediodía, pero aún falta mucho desarrollo en lo que a baterías se refiere. "No se piensa tanto en la acumulación como en el aprovechamiento instantáneo, y si queremos de verdad ser independientes, tendremos que cambiar también esa parte. No tiene sentido que ahora mismo nuestros picos de producción de energía se den descompasados de los picos de demanda. Eso da muestras de que la estrategia hay que afinarla", añade. "En países como Australia o EEUU ya lo están haciendo desde hace tiempo".

De la persecución a la burbuja

Aunque algo que no olvida el ingeniero malagueño es lo ocurrido en nuestro país con 'el impuesto al sol'. Justo él empezó a trabajar en este sector en el momento en que se empezó a debatir aquel peaje de respaldo que se aplicaba a la energía generada mediante el uso de instalaciones fotovoltaicas. Por ello, el consumidor debía pagar los impuestos correspondientes por la electricidad que produjese su sistema de autoconsumo solar. Y es más, su imposición le llevó a desconectarse de la red. "Se nos olvida, porque ahora todo va bien y se ha puesto de moda. Pero hace nada estábamos en la situación contraria. Y hay que recordar la historia para que no se repita", comenta Torres. Él se salió de la red un poco como un gesto de rebelión contra el impuesto, pero durante años España perdió un valioso tren con las renovables.

Ahora, la situación no puede ser más diferente, e incluso, comenta el ingeniero, podemos llegar a tener una situación peligrosa. "La gente se está pasando a esto como locos, y las empresas que se ofrecen a hacer instalaciones cada vez son más y con menos conocimiento. No se hacen bien los planes de viabilidad, ni se estudia correctamente lo que realmente se va a conseguir. Eso es muy peligroso, porque puede que muchas familias acaben peor de lo que estaban", detalla el experto. "Además, hay mucha desinformación, la gente cree que todavía sigue el impuesto al sol o que es ilegal desconectarse de la red. Falta conocimiento y muchos ni lo buscan".

placeholder Miguel Torres enseña el sistema energético de su vivienda. (Jesús Mérida)
Miguel Torres enseña el sistema energético de su vivienda. (Jesús Mérida)

Lo que no se atreve a decir el ingeniero es si hay o no una burbuja con las renovables. "No sé si podemos hablar de burbuja directamente, pero es verdad que tras años de que los precios para la instalaciones bajaran, pues la tecnología y demás se han abaratado mucho, están volviendo a repuntar. Te ofrecen placas por todas partes y pequeñas empresas dedicadas a otra parte de la construcción, por ejemplo, ya están entrando en esto porque han visto el filón. A ver cómo acaba", comenta Torres. En estos momentos, según cálculos de la empresa Solarplus, el precio de una instalación de 3 kW rondaría entre los 4.500 y los 6.000 euros, una de 10 kW llegaría a los 15.000. De todo el sistema, las placas se llevarían como el 45% del coste total.

Torres celebra este cambio de actitud tanto de los gobernantes como de la población, pero hay que tener cuidado con estos movimientos tan bruscos. "En 2014, hasta 'The New York Times' nos sacó en portada por lo del impuesto al sol y ahora todo el mundo te ofrece placas. Hay que pensar en adaptarnos todos correctamente y pensar en el sistema".

A Miguel Torres y a su familia lo de perseguir la independencia energética les suena hasta viejo. Ellos ya lo hicieron hace tiempo. "Toda esa pelea que hay ahora, que la gente está subiéndose por las paredes para intentar bajar como sea la factura de la luz, yo lo empecé a hacer hace 10 años", comenta el ingeniero malagueño. Él fue uno de los pioneros que se lanzaron a probar las renovables cuando incluso el Gobierno central, presidido por Mariano Rajoy, amenazaba (y acabó cumpliendo) con impuestos a estas instalaciones. Por eso, en 2014 dio el paso y se desconectó de la red. Un paso que en aquel momento se comparaba con el de un 'revolucionario' y que ocho años después suena a visionario.

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