Es noticia
¿Crisis del gas? Esta comunidad paga un 50% menos gracias al invento que guarda bajo tierra
  1. Economía
Así se sortea la que se avecina

¿Crisis del gas? Esta comunidad paga un 50% menos gracias al invento que guarda bajo tierra

Los sistemas de calefacción y refrigeración basados en geotermia se van extendiendo en nuestro país espoleados por la crisis energética, la concienciación y el desarrollo tecnológico

Foto: La comunidad de vecinos con una de las mayores instalaciones geotérmicas de España. (Ana Beltrán)
La comunidad de vecinos con una de las mayores instalaciones geotérmicas de España. (Ana Beltrán)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

En el número 131 de la avenida Alfonso XIII de Madrid, en el distrito de Chamartín, se alza una particular comunidad de vecinos que no deja indiferente a nadie. Dos bloques de pisos alargados, rectangulares, altísimos, abiertos y con un color teja y gris oscuro que apuntala su singularidad. Es difícil no fijarse en la finca cuando se pasa cerca, para bien o para mal, pero su mayor secreto no queda a la vista. Construida centrándose en la eficiencia energética cuando aún eso era algo más que secundario, según explican sus ideólogos, en el sótano guarda una de sus mejores armas para conseguir esa eficiencia y que en estos momentos sus vecinos aguanten mejor que otros los vaivenes de la energía: una de las mayores instalaciones geotérmicas de España.

No lo hicieron pensando en Rusia, aseguran, pero ahora, con el gas y el petróleo en máximos, con la factura de la luz tocando precios que nadie habría imaginado hace unos años y con la situación empeorando día a día, muchos son los usuarios, y los gobiernos, que buscan todo tipo de alternativas que puedan ayudar a paliar los efectos de la crisis y mejorar la independencia energética. Y ahí, ideas como la de esta comunidad, que aprovecha la energía de la tierra para calentar o refrigerar sus hogares, aparecen como un cambio que puede llegar a ser estratégico. Fuente renovable, continua e inagotable suena como opción perfecta para conseguir evitar que una crisis como la actual te pase por encima. Pero ¿hasta dónde puede llegar en el día a día? Poca gente en nuestro país lo sabe como estos vecinos de la capital.

Foto: Foto: EFE.

"Es importante remarcar que desde el principio ideamos este edificio pensando en la eficiencia energética. En ese momento, aún en plena crisis, no se tenían tan en cuenta estos conceptos, es más, nos veían como unos locos, porque todo esto aumentaba los costes, pero creíamos que sería clave y algo diferencial y por eso, estudiando distintas opciones, dimos, entre otras cosas, con la geotermia". Así explica Alberto Prado, uno de los socios del estudio de arquitectura EAI, que dirigió este proyecto, la decisión de colocar bajo el suelo de uno de los edificios una instalación de muy baja entalpía en 2013. Ahora, una década después, el resultado, dicen, es más que satisfactorio y el tiempo les ha ido dando la razón. "Cada vez más promotores apuestan por la eficiencia y se fijan en la geotermia. Sobre todo en nuevas edificaciones".

En EAI310 (así se llama la comunidad por el número de viviendas que iba a tener, aunque salieron algunas menos, unas 270), la mayor parte de la energía que se usa para calefacción, agua caliente o aire acondicionado no llega en forma de gas o gasolina, sale de la tierra que tienen bajo sus pies. Concretamente, hasta 125 metros por debajo. "Depende de la demanda, pero calculamos que el 50% de toda la calefacción que gastamos y el 100% de la refrigeración provienen de la bomba de intercambio geotérmico. Además, es un sistema circular, en invierno tomamos el calor del suelo y en verano le devolvemos ese calor para que no pierda propiedades", comenta Marcel Hendricks. Él, además de ser el ingeniero que dirigió la instalación, es vecino de la comunidad. ¿Cómo se nota en la factura? "Es difícil calcularlo, pero haciendo una media anual, nosotros pagamos unos 60 euros al mes por calefacción y refrigeración".

placeholder Marcel Hendriks posa en la instalación que climatiza su hogar. (Ana Beltrán)
Marcel Hendriks posa en la instalación que climatiza su hogar. (Ana Beltrán)

Su sistema se basa en conceptos sencillos, que en realidad los humanos llevan utilizando desde hace siglos, pero con una serie de cambios tecnológicos que convierten el equipo en una auténtica obra de ingeniería. Básicamente, la comunidad cuenta con una bomba que funciona con electricidad e intercambia frío y calor moviendo agua de forma constante. Es el corazón de la instalación. En invierno toma agua fría y la calienta mandándola al circuito que queda bajo el edificio. Este tiene hasta 70 sondas que transmiten el calor permanente del subsuelo al agua y el líquido vuelve caliente a la bomba, que lo reparte por los pisos. Las habitaciones cuentan con suelo radiante y pueden recibir el agua a una temperatura de unos 19 grados. "Como apoyo a esto tenemos una caldera de gas, para los picos y demás, aunque si la pusiéramos ahora, optaríamos por una bomba de aerotermia para eliminar toda dependencia del gas", comenta Hendricks.

En verano, es todavía más sencillo. La bomba toma el calor de los pisos y lo libera en el subsuelo, el agua que vuelve a subir lo hace a esos mismos 19 grados. "La sensación es parecida a lo que se puede sentir en una bodega. Un frescor superconfortable. Vamos, que en verano aquí puedes llegar a dormir con manta", asegura el experto. Eso sí, el consumo de esta instalación necesita de un cambio de hábitos, la idea es mantener temperaturas estables tanto en invierno como en verano, se pueden mover, cada piso tiene un termostato y contadores individualizados, pero el sistema pierde parte de su eficiencia con cambios bruscos. "Ha costado un poco la adaptación, pero bueno, forma parte de la adaptación que tenemos que hacer todos a los cambios energéticos", apunta el ingeniero.

Esta comunidad, construida por una cooperativa de la que formaban parte los miembros del estudio de arquitectura, y que se hizo con la antigua sede de la Gerencia de Urbanismo del ayuntamiento no sin cierta polémica, es un ejemplo de la evolución de términos como sostenibilidad y eficiencia energética en el sector de la construcción nuestro país. Pero el caso específico de Hendricks muestra el crecimiento de la geotermia. Llegó a España en 2005 desde los Países Bajos, cuando aquí apenas se conocía este tipo de instalaciones mientras en Europa llevaban años avanzando en ella. "Aquí se ve lejos, bueno, a lo mejor ahora mismo ya no, pero en Europa llevan décadas pensando cómo depender menos del gas ruso, y esta era una gran opción", detalla.

placeholder Detalle de la instalación de EAI310. (Ana Beltrán)
Detalle de la instalación de EAI310. (Ana Beltrán)

Desde su llegada, ha ido liderando proyectos como este o aconsejando sobre opciones de eficiencia, y dice que no para de recibir nuevos proyectos en la consultora en la que trabaja. "Otra opción es la aerotermia, más barata y sencilla, y que suele ser más recomendable, aún, para edificios rehabilitados, pero es cierto que las técnicas están evolucionando mucho y la eficiencia es mayor con esta opción, casi el doble", añade. El problema que sigue teniendo la geotermia, según los ideólogos, son los costes de la instalación. La sala llena de tubos, conexiones e indicadores que ocupa el equipo geotérmico, con la bomba en el centro, ocupa cerca de 20 o 30 metros en el sótano del edificio, y es una construcción hecha 'ad hoc' para la ocasión. Aunque, recuerdan, ya hay sistemas mucho más estandarizados, y esto no para de crecer.

Solo en Madrid, ya hay un centro de salud, en el pueblo de Sevilla La Nueva, que ya ha anunciado que usará esta misma tecnología, las construcciones del Madrid Nuevo Norte contarán con ayuda europea para financiar su sistema basado en esta misma energía y hay un plan para hacer algo parecido en el metro. Fuera de la región, hay muchos más ejemplos. En Barcelona están el Hospital de Sant Pau o el mercado Sant Antoni. Y en otros lugares como Sevilla están ultimando grandes proyectos como las Naves de Renfe. En todos, eso sí, se complementa la geotermia con otras energías, y es ahí donde, según los expertos, reside el gran punto a favor de esta energía.

placeholder Alberto Prado, Daniel Pérez y Marcel Hendriks, tres de los ideólogos de esta comunidad. (Ana Beltrán)
Alberto Prado, Daniel Pérez y Marcel Hendriks, tres de los ideólogos de esta comunidad. (Ana Beltrán)

Por qué hasta Bill Gates cree en la geotermia

Una de esas expertas es Margarita de Gregorio, doctora en ingeniería agrónoma y coordinadora de Geoplat. Ella dirige uno de los grupos que más apuestan por el uso de la geotermia en nuestro país y lo deja claro: en España hay posibilidades del uso de geotermia de baja o muy baja entalpía, como la que se usa en el EAI310, pero no es la única. También hay espacio para otro tipo, que ya se extiende en países como Islandia, Kenia o Nueva Zelanda y que puede ayudar a entender la atención recibida incluso de inversores como Bill Gates. Un paso más en el aprovechamiento de esta energía, una vuelta de tuerca: el uso del calor de la tierra para generar electricidad de forma constante, inagotable y renovable.

"En este mundo, tenemos que diferenciar primero entre geotermia somera para climatización, la típica bomba de calor que en este caso está enterrada en el terreno y es el caso más habitual en España, y la termoeléctrica. En el segundo caso, que es el que se está empezando a estudiar en España ahora y se utiliza mucho ya en otros países, hay que diferenciar entre media entalpía y alta entalpía. La primera es la que hace un uso directo del vapor de manantiales calientes no demasiado calientes. Por ejemplo, tienes un manantial de agua a 70 u 80 grados y lo empleas principalmente para climatización, aunque también puede llegar a la electricidad. En el caso de Canarias y los volcanes, hablamos de alta entalpía porque tienes un recurso geotérmico que se encuentra en determinadas condiciones de presión y alta temperatura [superior a 150 ºC] y puedes aprovechar ese recurso para generar electricidad con un circuito de agua", explica De Gregorio.

En España, la geotermia de alta entalpía (o alta temperatura) tradicional la podemos encontrar, sobre todo, en Canarias, al ser un terreno volcánico más activo. Pero más extendida estaría la posibilidad de la geotermia inducida, el problema es que hasta ahora no se ha hecho prácticamente nada para aprovechar estos recursos en nuestro país. El caso de la tradicional, explica la ingeniera, es el que conocemos de las zonas volcánicas y el que más vemos a nivel global pues, resumiendo, solo tienes que aprovechar ese vapor que tienes bajo tierra y engancharlo a una turbina, para que se genere la electricidad de forma similar a lo que se haría en una planta de carbón.

Algo más complicada es la geotermia inducida, pero abriría grandes posiblidades en nuestro territorio. Según los expertos, se podría explorar en zonas como La Garrotxa, Ciudad Real, cabo de Gata o Castellón, donde hay antiguos volcanes y grandes opciones de poder dar con las mejores condiciones sin penetrar mucho en el suelo. Incluso hablan de la zona del Ebro, donde la combinación de rocas de tipo arenisco puede ofrecer posibilidades de una buena penetración que ofrezca una vía para llegar a una zona de gran calor.

El proceso lo resume así De Gregorio. "Cuando se da una anomalía térmica al estilo de las zonas volcánicas, tienes una roca caliente y seca como puede ser un granito, y está entre rocas impermeables como las arcillas, somos capaces de, a través de fracturación hidráulica, inyectar agua a esa roca y aprovechar el vapor generado para emular lo que encontramos en un yacimiento tradicional. El procedimiento es en base similar al 'fracking', pero totalmente distinto, pues para el 'fracking' necesitas mezclar el agua con componentes químicos, que es lo que acabó generando tanta controversia medioambiental".

Tales son las expectativas puestas en esta energía que países como Alemania han proyectado pozos de cuatro o cinco kilómetros de profundidad para dar con rocas calientes que permitan su aprovechamiento. Los cálculos de los geólogos hablan de que la temperatura sube 30 grados por kilómetro, por lo que es fácil dar a esa distancia con rocas con temperaturas superiores a los 100 grados. Y las Azores, a pocos kilómetros de nuestro país, han llegado a un acuerdo con una multinacional como Siemens para conseguir su independencia energética apostando casi todo a la geotermia.

placeholder Parte de la planta geotérmica en el subsuelo de EAI310. (Ana Beltrán)
Parte de la planta geotérmica en el subsuelo de EAI310. (Ana Beltrán)

Si hablamos de cifras, esta fuente ya supone, por ejemplo, cerca del 65% de todo el suministro energético total de Islandia o el 17% de la electricidad en Nueva Zelanda, que ha hecho una apuesta decidida por ello en los últimos años doblando su producción. El Salvador cubre el 24% de la necesidad de electricidad de todo el país y es el 50% de la producción eléctrica nacional de un lugar como Kenia. En Europa, tras el caso destacadísimo de Islandia, aparecen otros lugares como Turquía, que ha multiplicado su apuesta en los últimos 10 años, o Italia, que es el caso contrario, ya que cuenta con una base energética heredada de hace décadas.

La cosa se diversifica aún más si nos centramos en el uso del subsuelo para asuntos como la climatización. En ese aspecto, según el estudio de EGEC Geothermal, aparecen muchas más naciones como Francia, Alemania o Países Bajos. Eso sí, España está prácticamente desaparecida en ambos ámbitos y, como comentan los expertos, se está perdiendo una gran oportunidad.

Manuel Regueiro, presidente del Ilustre Colegio de Geólogos, cree que si se le diera más predicamento a la geotermia de alta entalpía, por lo menos en Canarias sería relativamente fácil dejar de quemar gasoil. En Lanzarote tienen ya una planta de producción de energía eléctrica de 32 kilovatios en Timanfaya y van a montar una más grande, simplemente usando los 170º de diferencia de temperatura que hay bajo el suelo de Timanfaya a muy poca profundidad. "Si todo el mundo en España en vez de calderas montara geotermia de baja entalpía, que la hay en cualquier sitio y basta con un sondeo de 40 a 100 metros que el Gobierno subvenciona al 70%, dejaríamos de quemar gasoil o gas. Es cierto que funcionan con bombas de calor, pero estas tienen muy bajo consumo".

El peligro de cometer el mismo error

Esta nula aparición de España entre los países que apuestan por la geotermia es lo que temen expertos e impulsores, y es que aunque parece que de forma definitiva en nuestro país se empieza a mirar al subsuelo, hay indicadores anteriores que hacen que no se puedan lanzar las campanas al vuelo. El propio Pedro Sánchez estuvo el pasado mes de febrero en el primer proyecto peninsular que apuesta por construir una planta de geotermia. En concreto, un invento de la empresa Cardial que, por ahora, climatizará los invernaderos de la zona de Níjar. En principio, porque la empresa llegó a pensar en la producción de electricidad aprovechando el pasado volcánico del lugar.

El Gobierno de las Canarias también parece decidido a apostar por esta energía para intentar conseguir la ansiada independencia energética de las islas o, al menos, reducir la dependencia del archipiélago de los barcos llenos de gas. Eventos como lo sucedido con el volcán de La Palma han puesto aún más de moda este tipo de investigaciones. Pero el problema es que no es la primera vez que España mira a esta energia y la acaba desechando.

placeholder La comunidad de vecinos, vista desde el huerto urbano que hay en la misma finca. (Ana Beltrán)
La comunidad de vecinos, vista desde el huerto urbano que hay en la misma finca. (Ana Beltrán)

Las investigaciones más importantes sobre geotermia en nuestro país, que dieron como resultado mapas y estudios que se usan aún actualmente, datan de los años 70-80 del siglo pasado, cuando se encargó su estudio al Instituto Geológico y Minero de España (IGME). La crisis energética de aquellas décadas impulsó el interés por otras alternativas, pero la caída de los precios de los carburantes en los noventa enterró todo este esfuerzo e hizo que se olvidara hasta bien avanzados los dos mil. "En España somos un país muy resultadista, nos gusta tener todo en poco tiempo, y asuntos como la geotermia hay que verlos a más largo plazo, necesitan de una inversión importante pero que se puede amortizar, y ese cambio mental es esencial", comenta De Gregorio.

De momento, por lo que cuenta la ingeniera, el Gobierno actual sí tiene intención de apostar firmemente por la geotermia, aprovechando los fondos europeos, pero habrá que ver el resultado final. "Lo mismo pasa con el biogás, debemos apostar mucho más por estas fuentes alternativas que se ha demostrado que podrían ser clave para nuestro futuro y tenemos al alcance de la mano. Pero, claro, toda apuesta en energía necesita de inversión y no buscar el resultado rápido".

En EAI310 saben bien lo que supone todo esto. La instalación supuso un sobrecoste que para muchos era una locura, pero ahora respiran con la sensación de haber acertado de pleno. Preguntados por la amortización de su instalación, Alberto Prado y Daniel Pérez, el director de ejecución de obra de la comunidad, dan cifras. "Estas instalaciones se amortizan entre los ocho y los 12 años posteriores a la construcción. Puede parecer mucho, pero si hablamos de construcción no lo es, o no debería, y además los tiempos se acortan con los precios disparados como ahora".

En el número 131 de la avenida Alfonso XIII de Madrid, en el distrito de Chamartín, se alza una particular comunidad de vecinos que no deja indiferente a nadie. Dos bloques de pisos alargados, rectangulares, altísimos, abiertos y con un color teja y gris oscuro que apuntala su singularidad. Es difícil no fijarse en la finca cuando se pasa cerca, para bien o para mal, pero su mayor secreto no queda a la vista. Construida centrándose en la eficiencia energética cuando aún eso era algo más que secundario, según explican sus ideólogos, en el sótano guarda una de sus mejores armas para conseguir esa eficiencia y que en estos momentos sus vecinos aguanten mejor que otros los vaivenes de la energía: una de las mayores instalaciones geotérmicas de España.

Energía Vladimir Putin Eficiencia energética Bill Gates Petróleo
El redactor recomienda