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España es el país con mayor riesgo de quiebras de los cuatro grandes
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ESTUDIO ANALÍTICO DEL BCE

España es el país con mayor riesgo de quiebras de los cuatro grandes

La exposición de la economía a determinados sectores tiene consecuencias. El BCE estima que el riesgo de insolvencia es mayor en España que en Francia, Alemania e Italia

Foto: Una sala de conciertos cerrada en Barcelona. (EFE)
Una sala de conciertos cerrada en Barcelona. (EFE)
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La crisis del covid-19 dejará cicatrices difíciles de cerrar en buena parte del tejido productivo. En particular, en empresas que arrastran problemas de liquidez, ya sea por los efectos directos o indirectos de los confinamientos o, incluso, por su limitada capacidad para ajustar costes debido a la inelasticidad de sus gastos en inversión o plantillas.

Esta realidad es la que ha estudiado el Banco Central Europeo (BCE) para cuatro países, España, Francia, Alemania e Italia, es decir, las principales economías de la eurozona. Y el resultado no deja lugar a dudas. Las empresas españolas son las más vulnerables a la pandemia. O expresado de otra forma, son las que corren mayor riesgo de quebrar por problemas de liquidez y de solvencia, lo que hace prever un aumento intenso de la morosidad.

placeholder Empresas en riesgo de impago. (Fuente: BCE)
Empresas en riesgo de impago. (Fuente: BCE)

El estudio ha sido elaborado por la economista Paloma López-García y estima que, en el caso español, alrededor del 25% del conjunto de empresas, es decir, una de cada cuatro, tiene problemas de liquidez, que ha llegado al 28% en términos de plantillas durante el pico de la pandemia. Los resultados, aclara el BCE, están en línea con los ofrecidos por otros organismos, como la Comisión Europea, la OCDE o el propio Banco de España.

Como consecuencia de ello, sostiene el estudio, alrededor de las tres cuartas partes de las empresas identificadas con déficit de liquidez corren el riesgo de no poder seguir operando. Esa proporción representa entre el 10% y el 23% de todas las empresas con empleados, y entre el 10% y el 17% de los empleados en el sector empresarial no financiero privado.

Riesgo de despido

Ante esta realidad, asegura el trabajo, los gobiernos han desplegado numerosas iniciativas destinadas a respaldar la liquidez de las empresas y limitar los daños laborales, por ejemplo, a través de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Esta última medida, según el estudio, ha permitido reducir a la mitad los problemas de liquidez de las empresas en la mayoría de los países, reduciendo, igualmente en casi dos tercios, el riesgo de despidos.

placeholder Empleo y capital en riesgo. (Fuente: BCE)
Empleo y capital en riesgo. (Fuente: BCE)

El trabajo de López-García se adentra, igualmente, en el impacto que tendrá la pandemia sobre la productividad total de los factores (PTF), que es una medida más completa y precisa para calcular la participación del capital y del trabajo en el avance de la renta nacional. Y su conclusión es que el previsible impacto de la salida de empresas de la economía por ser inviables producirá un aumento de la productividad. En palabras del estudio, se trata, paradójicamente, de un “rayo de luz”.

Esto se debe a que la pandemia provocará el cierre de empresas escasamente productivas, lo que supone una reasignación en favor de los sectores más intensos en generar valor añadido, mientras que, por el contrario, el turismo y otras actividades de baja productividad tenderán a perder peso en la economía “Si las empresas de baja productividad se ven relativamente más afectadas por el 'shock', podría producirse un efecto depurativo”, asegura el estudio.

Efecto acantilado

La conclusión que saca el documento del BCE es que el riesgo de quiebra de muchas empresas justifica las medidas de apoyo desplegadas por los gobiernos. Ahora bien, advierte, si esos esquemas de apoyo se retiran antes de que se recuperen los ingresos de las empresas, se podría producir un derrumbe general. O un "efecto acantilado", como lo llama. Es por eso por lo que considera que, para evitar cicatrices a largo plazo de la crisis, la estrategia y el diseño de salida son tan importantes como los propios paquetes de apoyo.

Según el Banco de España, la crisis, por el momento, ha reducido en octubre, en términos interanuales, un 6% el número de empresas activas. Sin embargo, los concursos de acreedores no han evolucionado en la misma dirección. Esto tiene que ver con la moratoria que aprobó el Gobierno hasta el 31 de diciembre, que exime a las empresas de presentarlo de forma inmediata aunque su situación de insolvencia sea manifiesta.

placeholder Fuente: Banco de España.
Fuente: Banco de España.

Pese a ello, el propio gobernador del banco central, Pablo Hernández de Cos, ha reclamado en numerosas ocasiones la necesidad de revisar de forma urgente los “procesos de reestructuración, insolvencia y alivio de la carga financiera de las empresas”. Para ello, según el gobernador, deben establecerse procedimientos administrativos “ágiles y simplificados” en los concursos de acreedores. Concretamente, las empresas deudoras con dificultades financieras “deberían tener la capacidad de acceder a un marco preventivo que les permitiese continuar con su actividad empresarial cuando aún son viables”.

Para evitarlo, lo que se ha llegado a proponer son más ayudas del sector público. Incluso, sin decirlo de forma expresa, llegando a hacer quitas parciales de la deuda. Es decir, en línea con una reciente propuesta de una docena de economistas agrupados en torno a Fedea, en la que solicitaban condonaciones parciales cuando estuviera en riesgo el futuro de empresas solventes.

La crisis, en todo caso, está afectando de forma muy diferente en función del sector productivo. Una presentación realizada este mismo jueves por el director general de Economía del Banco de España, Óscar Arce, estima, en concreto, que el sector más vulnerable es restauración, hostelería y ocio, seguido de vehículos, transporte y mantenimiento. Se considera que una empresa es vulnerable cuando su ratio de endeudamiento es mayor o igual a 0,75 veces su activo neto.

La crisis del covid-19 dejará cicatrices difíciles de cerrar en buena parte del tejido productivo. En particular, en empresas que arrastran problemas de liquidez, ya sea por los efectos directos o indirectos de los confinamientos o, incluso, por su limitada capacidad para ajustar costes debido a la inelasticidad de sus gastos en inversión o plantillas.

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