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Qué cambia (y qué no) en las relaciones comerciales UE-EEUU en la era Biden
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Nuevo presidente en EEUU

Qué cambia (y qué no) en las relaciones comerciales UE-EEUU en la era Biden

La Administración Biden representará un cambio en algunos asuntos de política económica y comercial, pero otros aspectos han llegado para quedarse

Foto: Joe Biden. (Reuters)
Joe Biden. (Reuters)

El sábado, Joe Biden ya pudo celebrar, por fin y tras varios días de recuento, que será el próximo presidente de los Estados Unidos. Un nuevo capítulo en las relaciones entre Washington y la Unión Europea tras cuatro años convulsos. Y como regalo de bienvenida, el lunes Bruselas anunció aranceles por valor de 4.000 millones de dólares contra productos americanos, como parte del largo pulso Airbus-Boeing, después de recibir la luz verde el mes pasado por parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La tensión comercial y las medidas unilaterales a golpe de aranceles han marcado las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea durante los últimos cuatro años. Tras la victoria de Biden, la pregunta obvia es, ¿y ahora qué? No hay una respuesta simple: las relaciones comerciales seguirán siendo complejas y difíciles durante los próximos años.

El principal cambio que va a notar la Unión Europea a partir de finales de enero, cuando el nuevo presidente electo acceda al despacho oval de la Casa Blanca, va a ser en la actitud general, un fin de las hostilidades, una vuelta a una relación 'civilizada'. En general, se entrará en un periodo de 'normalización' en todos los frentes. Pero eso no significa ni debe confundirse con un cambio de 180 grados en la hoja de ruta de Washington. Bruselas ya está descubriendo ambas cosas. Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, ya ha explicado que su equipo está en contacto con el del presidente electo.

Proteccionismo

Habrá dos ejes de rotación para la presidencia Biden que la UE tendrá que observar y que serán el escenario base para los Veintisiete. Por un lado, como cuando llegó a la vicepresidencia de los Estados Unidos, el ahora presidente electo se encuentra con una economía que sufre, en este caso, por las consecuencias de la pandemia, por lo que durante buena parte de este mandato la Casa Blanca vivirá mirando hacia el interior de los EEUU.

Eso hace que muy pocos expertos, analistas y políticos en Bruselas esperen un cambio radical en el discurso de Biden, al menos hasta las elecciones de mitad de mandato, las de 2022. “Cualquier regreso a las negociaciones sobre un acuerdo integral, como la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, es muy poco probable. Pero, al final del mandato de Biden, y a medida que se produzca la curación de la crisis del covid-19, habrá oportunidades para acuerdos parciales”, señalan Uri Dadush y Guntram B. Wolff en un reciente ‘paper’ del 'think tank' económico Bruegel.

Foto: El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden. (Reuters) Opinión
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El proteccionismo es algo que estaba en la agenda americana antes de que Donald Trump llegara a la presidencia, y Biden lo sabe: era vicepresidente cuando Barack Obama puso sobre la mesa el 'Buy American' en 2009, y la idea de “proteger los empleos americanos” como un elemento de las relaciones comerciales está bien enraizada en la agenda demócrata. Además, en la propia Unión Europea hay un cambio hacia una actitud algo más proteccionista en lo que se ha bautizado como 'el fin de la ingenuidad europea'.

“El tema arancelario llevará más tiempo, no olvidemos que el ‘Buy American’ sigue formando parte de la idiosincrasia americana: lo fue con Obama, lo ha sido con Trump en modo exacerbado y no creo que Joe Biden vaya a cambiar eso”, asegura la eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, que sin embargo mantiene un tono positivo: “Hay muchas cosas en las que se puede avanzar y que se pueden reconducir”.

China

El segundo eje de rotación de la presidencia Biden será China. El comercio es en parte una extensión de las prioridades de seguridad, y en este sentido en las últimas décadas se ha visto cómo, reflejo de un cambio en la agenda de seguridad, se ha producido un giro desde el Atlántico hacia el Pacífico. “Es verdad que Donald Trump identificó con bastante acierto los principales problemas frente a China, pero lo resolvió muy mal”, explica a El Confidencial Inmaculada Rodríguez-Piñero, que pertenece a la comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo.

Biden seguirá teniendo China como su prioridad, pero cambiará su actitud hacia el gigante asiático en ese intento por normalizar la situación. Eso podría incluir, según esperan Dadush y Wolff, el fin de los aranceles del 65% a las importaciones desde China. Seguramente el objetivo del presidente demócrata sea ser la seda tras la lija de Trump: tras años de tensión, Biden ofrecería tranquilidad a cambio de reformas importantes en la economía china.

Foto: Donald Trump y Xi Jinping, en una imagen de 2019. (Reuters)

Aquí, los expertos de Bruegel ven una ventana de oportunidad para la Unión Europea. “A diferencia del enfoque esencialmente aversivo de Trump hacia Europa, trabajar junto con aliados para presionar a China sobre las reformas será fundamental para la presidencia de Biden y representaría una oportunidad para la UE”, señalan. En esa misma línea apunta Rodríguez-Piñero, que llama a que la Unión y Estados Unidos “trabajen conjuntamente para tratar de buscar ese entendimiento con China para el cumplimiento de las normas del comercio internacional”.

Edward Knudsen, del Centro Delors, alerta sobre la posibilidad de que la UE se deje convertir en una extensión de la política exterior americana en el asunto chino, y señala que debería seguir su propia agenda. “Europa debería resistir la tentación de unirse a la guerra fría liderada por Estados Unidos con China o Rusia”, escribe en un documento previo a los comicios.

OMC y otros asuntos

Sobre la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), hay emociones encontradas: no será posible un éxito total, pero desde luego la manera de negociar de Biden será muy distinta a la de Trump, y eso ya será un comienzo muy importante. “Específicamente, bajo Biden, Estados Unidos probablemente hará recomendaciones concretas para reformar el funcionamiento del Órgano de Apelación y, a cambio, permitir la renovación de sus jueces”, auguran Dadush y Wolff.

En la reforma de la OMC, Estados Unidos podrá trabajar con la Unión Europea. Para Rodríguez-Piñero, este asunto es la prioridad fundamental para la nueva etapa de las relaciones transatlánticas: “Es fundamental salvar la OMC. Hay que volver al multilateralismo y hacer las reformas que requiere la organización, pero desde dentro. Es fundamental recuperar la amistad, la credibilidad y la confianza mutua, solo se puede negociar cuando se confía en el que está en el otro lado, y con Trump era impensable”.

Además, se espera una rápida reincorporación americana al Acuerdo de París de 2015 sobre el clima. Eso abriría la puerta a una mayor cooperación transatlántica en esta materia, y quizá se abra la ventana de oportunidad para acuerdos relacionados concretamente con estos asuntos, como por ejemplo un impuesto al carbono en frontera.

Foto: EC.

Otro de los debates clave será la fiscalidad sobre los gigantes digitales, aunque la Administración Biden previsiblemente seguirá intentando evitar medidas especialmente dirigidas a sus multinacionales en el marco de las negociaciones de la OCDE. Los expertos de Bruegel esperan un acercamiento de posiciones, pero seguramente sea muy discreto.

“Los europeos deben evitar su propia forma de nostalgia. El caos y la agitación de la Administración Trump han dejado a muchos atlantistas añorando la política exterior de la era Obama. Debido a las cambiantes circunstancias geopolíticas, esto no es suficiente”, escribe Knudsen. Por su parte, Dadush y Wolff ponen el acento sobre la necesidad de que la UE tenga claras sus prioridades y sus oportunidades, de forma que la Administración Biden encuentre en los Veintisiete unos socios sólidos con una agenda clara y común que permita aprovechar las distintas oportunidades que se presenten durante los próximos años.

El sábado, Joe Biden ya pudo celebrar, por fin y tras varios días de recuento, que será el próximo presidente de los Estados Unidos. Un nuevo capítulo en las relaciones entre Washington y la Unión Europea tras cuatro años convulsos. Y como regalo de bienvenida, el lunes Bruselas anunció aranceles por valor de 4.000 millones de dólares contra productos americanos, como parte del largo pulso Airbus-Boeing, después de recibir la luz verde el mes pasado por parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

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