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Los hanseáticos tienen dos balas antes de entregar el Eurogrupo a Calviño
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Gramegna y Donohoe, sus rivales el 9 de julio

Los hanseáticos tienen dos balas antes de entregar el Eurogrupo a Calviño

La vicepresidenta del Gobierno se enfrenta a un norte que cuenta con dos opciones antes de tener que aceptarla como presidenta del Eurogrupo

Foto: La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE)
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE)

A nadie se le escapa que ganar cuando tu contrincante tiene dos vidas hace todo más complicado. Y eso es, más o menos, lo que le ocurre a Nadia Calviño, vicepresidenta del Gobierno, que el próximo 9 de julio intentará ser elegida presidenta del Eurogrupo. Pero frente a ella tendrá al luxemburgués Pierre Gramegna y al irlandés Paschal Donohoe. Y la mala noticia para la española es que cualquiera de los dos les sirve a los nórdicos antes que ella.

Durante las próximas dos semanas, los candidatos tendrán que poner en práctica sus dotes diplomáticas y recorrerse los listines de teléfono de todos los ministerios de Finanzas de la zona euro, buscando atar votos y cerrar acuerdos, dar garantías y hacer ofertas. Es un trabajo complicado en el que ninguno de los tres parte con una ventaja obvia, y en el que, en principio, el más débil de los tres dará un paso atrás que será determinante en el resultado final.

Foto: Ilustración: El Herrero.
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Las dotes de Calviño han sido destacadas y subrayadas en las últimas semanas: es la única candidata socialista, lo que debería garantizarle los votos de sus compañeros de partido, es una mujer y es del sur, lo que, en principio, debería servirle para aglutinar los votos de los ministros sureños. Conoce Bruselas, sus códigos, su idioma, sus pasillos.

La fractura del Eurogrupo

Pero la vicepresidenta del Gobierno tiene también puntos en contra que le dificultarán el camino. Más allá de la gestión del coronavirus, que ha generado un claro enfrentamiento norte-sur sobre la respuesta económica al mismo, hay una división profunda en el seno del Eurogrupo sobre el camino que debe seguir la eurozona en la próxima década. Y es eso lo que va a estructurar la oposición de los nórdicos a Calviño.

Calviño, que es considerada por la inmensa mayoría de observadores y analistas como la mejor dotada de los tres, representa todo lo que los nórdicos no quieren ver en la eurozona. Se han encontrado a la española frente a ellos en todos los debates importantes de los últimos dos años: en la estructuración de un futuro presupuesto para la eurozona (BICC), que ha acabado enterrado por el covid-19, en los debates sobre la necesidad de una tasa para los gigantes digitales y también en lo referido al fondo de garantía de depósitos (EDIS). Una vez tras otra, Calviño y los nórdicos se han encontrado en campos contrarios.

Calviño, que es considerada por observadores y analistas como la mejor dotada, representa todo lo que los nórdicos no quieren ver en la eurozona

La gran fractura seguirá ahí, y aunque los nórdicos ya han conseguido colocar a un finlandés en el poderosísimo grupo preparatorio del foro, el Eurogroup Working Group (EWG), que influye muchísimo en lo que los ministros discuten después, lo que buscan ahora es posicionar a un afín a los mandos del Eurogrupo. Después de dos años y medio de Centeno, socialista y del sur, van a usar también los argumentos de equilibrio ideológico y geográfico a su favor.

Y esa persona que se ajuste a sus necesidades sería, presumiblemente, Paschal Donohoe. Aunque en los debates del marco financiero plurianual (MFP) y en los del fondo de recuperación los 'nórdicos' han sido identificados como los 'cuatro frugales', siendo estos Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia (aunque estos dos últimos no están en la Eurozona), lo cierto es que esta es una variación de una alianza tejida antes, en 2018, con el objetivo de frenar la ambición de un reforma de la eurozona: la llamada Nueva Liga Hanseática, que incluye también a Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania, pero no a Austria. Y en ella estaba Irlanda, por lo que presumiblemente intentará volver a tejer esa alianza que le ayude a aglutinar votos.

placeholder Paschal Donohoe. (Reuters)
Paschal Donohoe. (Reuters)

Si Dublín logra unificarlos y que le sean fieles, y suma a Austria y logra que Países Bajos no se decante por su alianza natural por el Benelux, contaría con unos siete votos, que son, más o menos, los números en que se mueve España. Pero tiene una piedra fundamental en su camino: Irlanda está en medio de un proceso de formación de nuevo Gobierno en el que nada es seguro, entre otras cosas, la continuidad del propio ministro.

La incertidumbre que puede rodear a Donohoe jugará a favor del candidato luxemburgués, que además buscará decantar La Haya por la alianza del Benelux. Por otro lado, mientras el irlandés es popular y la española socialista, lo que provocará un choque entre ambos bloques, Gramegna es liberal y de un Gobierno que combina posturas aceptables para ambos lados. Por eso, en su carta de candidatura, el ministro no duda en considerarse como una opción de consenso.

placeholder Pierre Gramegna. (Reuters)
Pierre Gramegna. (Reuters)

Si finalmente Donohoe se cae de la carrera, la estrategia de Calviño tendría que pasar necesariamente por evitar que los países que la apoyan y que tienden más a perseguir los consensos abandonen su candidatura para apoyar la de Gramegna, que en caso de salir victorioso haría que Luxemburgo sea el único país que ha tenido dos veces la presidencia del Eurogrupo (el antiguo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fue presidente del foro durante casi una década antes de que llegara la era de Jeroen Dijsselbloem).

En cualquier caso, Calviño tendrá que luchar contra dos candidatos que para el norte son preferibles a ella. Los hanseáticos tendrán dos opciones, dos balas, antes de tener que aceptar que la española se quede con la presidencia del Eurogrupo. Al final, todo dependerá de la capacidad de la vicepresidenta del Gobierno de dividir a los nórdicos convenciendo a alguno de sus escépticos, y de mantener unidos sus apoyos ante la tentación del consenso rápido.

A nadie se le escapa que ganar cuando tu contrincante tiene dos vidas hace todo más complicado. Y eso es, más o menos, lo que le ocurre a Nadia Calviño, vicepresidenta del Gobierno, que el próximo 9 de julio intentará ser elegida presidenta del Eurogrupo. Pero frente a ella tendrá al luxemburgués Pierre Gramegna y al irlandés Paschal Donohoe. Y la mala noticia para la española es que cualquiera de los dos les sirve a los nórdicos antes que ella.

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