La UE y Mercosur cierran un acuerdo comercial “histórico” tras 20 años

Tras dos décadas tratando de cerrar el acuerdo comercial más ambicioso de la historia, la Unión Europea y el bloque Mercosur han sido capaces de cerrar un trato este viernes, tras una semana de intensas negociaciones a nivel técnico en Bruselas. Las empresas europeas se ahorrarán 4.000 millones de euros anuales en el pago de tarifas.

Durante las últimas semanas los Estados miembros a favor y en contra de este tratado comercial, que cubrirá a una población de casi 800 millones de habitantes, aumentaron la presión sobre la Comisión Europea, que es la encargada de la negociación. Francia, Bélgica, Irlanda y Polonia, especialmente preocupadas por la posible llegada de vacuno latinoamericano, uno de los puntos más conflictivos de las negociaciones, presionaron para que Bruselas no concluyera las conversaciones esta semana tras grandes progresos en las últimas rondas.

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A su vez España impulsó una misiva en sentido contrario, firmada también por Angela Merkel, canciller alemana, y los primeros ministros Arturs Krisjanis Karins, de Letonia, el checo Andrej Babis, el danés Stefan Löfven, el portugués António Costa y el holandés Mark Rutte. La carta pretendía dar un “impulso político” a las conversaciones técnicas que se han celebrado durante estos últimos días en la capital comunitaria.

En la carta enviada por Sánchez y los otros seis líderes, se señalaba que se estaba “en un cruce de caminos. La UE no puede permitirse dar a los populistas y los proteccionistas argumentos sobre política comercial, un área en la que los logros de la Unión Europea son innegables”.

El pacto comercial con Mercosur es el tercer gran acuerdo durante el actual mandato de la Comisión Europea, después de cerrar un tratado con Canadá y Japón. Para Bruselas es mucho más que comercio: se trata de lanzar un mensaje al mundo, especialmente después de que en 2017 Donald Trump llegara a la Casa Blanca e instalara a Estados Unidos en una espiral proteccionista.

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La carne de vacuno y el azúcar seguían siendo los dos asuntos más espinosos en las negociaciones, como desde hacía años, con un baile continuo de cifras para establecer un límite en la exportación de carne latinoamericana que contentara a los países con un sector ganadero más fuerte. Pero Mercosur lleva muchas rondas siendo más flexible, especialmente desde que la UE aumentó la presión a finales de 2018, llegando a barajar que si no era posible cerrar un trato antes de enero de 2019 quizás había llegado el momento de dormir las conversaciones.

La UE sabía que se estaba muy cerca de cerrar el trato y a principios de junio Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, ya aseguraba que el acuerdo era inminente. Pero a Bruselas le gusta avanzar con cuidado, cerciorándose de todo, asegurándose de que cada punto está en su sitio. El miércoles la negociación técnica había llegado a un punto de encuentro y era el momento de los políticos.

Los mandamases de la Comisión Europea en esta materia, Cecilia Malmström, comisaria de Comercio, Jyrki Katainen, vicepresidente a cargo de Inversiones, y Phil Hogan, comisario de Agricultura, cenaron con los ministros de Comercio de Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay.

“He dicho muchas veces que casi lo teníamos, pero hoy sí”, ha asegurado Malmström en una rueda de prensa celebrada tras el anuncio, explicando que el tratado también protege algunos principios como el medio ambiente, al vincularlo con el cumplimiento del acuerdo climático de París. Bruselas dio especial importancia a este elemento después de que Bolsonaro anunciara su intención de abandonar dicho pacto y de acelerar la deforestación del Amazonas.

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Hogan ha puesto el tono más negativo, aceptando que el “acuerdo presenta algunos retos a los granjeros europeos y la Comisión Europea estará disponible para ayudar a los agricultores a enfrentar estos desafíos”. “Hemos tenido que hacer muchas concesiones”, ha señalado el comisario irlandés. El comisario ha explicado que ha tenido en cuenta las preocupaciones de los Estados miembros que protestaron contra el tratado, pero que la Comisión Europea se ha ceñido al mandato de los Estados miembros.

La historia del acuerdo comercial es el de ceder en campos clave a cambio de ganar acceso para otros sectores cruciales. Mercosur logra acceso al mercado europeo para sus productos agrícolas y ganaderos, mientras la UE logra librar a su industria de las barreras comerciales.

El texto tendrá que recibir ahora la luz verde de los Estados miembros en el Consejo, un paso nunca exento de sobresaltos, especialmente después de que la pequeña región belga de Valonia pusiera el tratado con Canadá contra las cuerdas. Además también deberá recibir el aprobado del Parlamento Europeo.

A través de este acuerdo, los países del Mercosur han decidido abrir sus mercados a la UE

El pacto ha coincidido con el G-20 que se celebra en Osaka (Japón), donde los líderes de la UE también acercan posturas sobre la renovación institucional de la cúpula del bloque comunitario. Desde Japón, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha señalado que el pacto envía “a través de este acuerdo, los países del Mercosur han decidido abrir sus mercados a la UE”. “Mido cuidadosamente mis palabras cuando digo que este es un momento histórico”, señala el luxemburgués en un comunicado de prensa.

“Día histórico y excelente noticia”, ha asegurado Josep Borrell, ministro de Exteriores español, que ha asegurado que “el papel de España ha sido determinante para ello”. Marisa Bircher, ministra de Comercio Exterior argentina ha sido también de las primeras en celebrarlo en las redes sociales: “¡Hoy logramos un acuerdo histórico entre Mercosur y la UE!”.