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China se compromete a colaborar con la UE para salvar un frente común ante EEUU
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CUMBRE CON COMUNICADO

China se compromete a colaborar con la UE para salvar un frente común ante EEUU

Pekín se ha comprometido a colaborar con la UE en algunos campos clave para Bruselas en una cumbre a la sombra de las tensiones comerciales con Washington

Foto: El ministro chino, Li Keqiang (izquierda), y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (derecha). (Reuters)
El ministro chino, Li Keqiang (izquierda), y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk (derecha). (Reuters)

La relación entre la UE y China es tormentosa. A la vez enemigos estratégicos y socios clave, especialmente en los tiempos en que Donald Trump habita en la Casa Blanca. Bruselas debe buscar el delicado equilibrio entre unos EEUU con los que comparte algunos objetivos, pero no sus formas, y una China que se niega a abrirse y que se presenta como un riesgo estratégico para el club comunitario.

La reunión —en la que la UE ha estado representada por los presidentes Donald Tusk, del Consejo Europeo, y Jean-Claude Juncker, de la Comisión Europea, y China ha estado presente a través del primer ministro, Li Kequiang— ha cumplido con parte de los objetivos de ambos participantes. Por un lado Pekín ha logrado un comunicado que deseaba en un momento delicado, y, por el otro, la UE ha arrancado de manos chinas el compromiso de no obligar a las empresas europeas a compartir sus conocimientos.

El comunicado solo refleja compromisos, que fácilmente pueden convertirse en papel mojado, pero para Bruselas representa un gran paso adelante. El acuerdo también ha sido facilitado por el aumento del ruido de tambores de guerra comercial entre el bloque europeo y EEUU en las últimas horas.

Foto: Donald Tusk recibe al primer ministro chino. (Reuters)

La lija y la seda

La Unión Europea quiere lograr que Pekín se abra, y lleva años intentándolo por muchas vías, sin ningún éxito. El pulso que mantiene el Gobierno chino con el americano preocupa en Bruselas: se desearía que Washington venza, porque muchos de sus intereses son compartidos con Europa, pero a la vez se teme que se desencadene una guerra comercial de escala impredecible.

Por eso, como siempre, la UE prefiere la seda a la lija, aunque intenta utilizar ambas en la persecución de sus objetivos. Este martes, Bruselas se ha apuntado un tanto al lograr que China cediera y acordara un comunicado conjunto en el que se compromete a colaborar con los europeos en algunas de sus principales preocupaciones.

placeholder La firma del compromiso en la cubre. (Reuters)
La firma del compromiso en la cubre. (Reuters)

La seda ha estado representada en la cumbre por un comunicado conjunto que los chinos deseaban pero que la UE estaba dispuesta a dejar pasar. Es la voluntad europea de seguir dejando la puerta abierta a la cooperación y el trabajo conjunto. La lija son las calificaciones de “rival sistémico” que la Comisión Europea ha impuesto a Pekín hace algunas semanas, y medidas como el sistema de escaneo de inversiones extranjeras, para estudiar los movimientos chinos en sectores estratégicos para Europa.

La UE no comparte las formas americanas y quiere demostrar con la cumbre de este martes que su estrategia de lija y seda funciona: China se mueve lento, pero al menos se mueve. Y eso es más de lo que puede decir Trump.

La reforma de la OMC

Por un lado, China promete trabajar con la UE en la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Reconocen su responsabilidad de liderar con el ejemplo, perseguir políticas que apoyen una economía global abierta, equilibrada e inclusiva”, defendiendo “el sistema de comercio multilateral basado en normas con la OMC en su núcleo […] luchando contra el unilateralismo y el proteccionismo”, reza el comunicado.

“Las dos partes reafirman su compromiso conjunto de cooperar en la reforma de la OMC”, señala el texto, subrayando que ambos bloques trabajarán en el ámbito de los subsidios industriales. Este era uno de los principales objetivos europeos.

Fue este párrafo el que desbloqueó la situación, que hasta la noche del lunes había permanecido en vía muerta, después de que la UE se negara a llegar a un acuerdo para un comunicado conjunto en el que no se recogían suficientemente sus preocupaciones. Fuentes europeas explicaban el pasado viernes que la Unión prefería un comunicado, pero que no era el elemento central: había grandes cumbres sin comunicados, y cumbres pésimas con comunicados. Para Pekín sí era clave, y por eso se logró un acuerdo 'in extremis' en la noche del lunes después de un fin de semana de conversaciones.

La Unión prefería un comunicado, pero no era el elemento central: hay grandes cumbres sin comunicados, y cumbres pésimas con comunicados

No es el texto que la UE habría soñado, pero con China cualquier pequeño paso hacia delante es un gran salto. Europa lleva cinco años tratando de alcanzar un acuerdo de inversiones con Pekín, y está comenzando a perder la paciencia.

No se cumplen tampoco las expectativas europeas en cuanto a la apertura del mercado chino a las inversiones europeas, con un lenguaje vago, pero sí que cumple con algunas de las aspiraciones clave de las empresas europeas. “Las compañías europeas disfrutarán de un igual trato”, ha asegurado el primer ministro chino.

Foto: Foto: EFE.

Ha sido crucial una frase recogida en el comunicado, que, aunque vaga, ha sido suficiente para el lado europeo: “Ambas partes están de acuerdo en que no debe haber una transferencia forzada de tecnología”. Eso quiere decir que las empresas europeas que operan en China no tendrían que compartir sus conocimientos con las asiáticas ni con las autoridades públicas chinas, una de las grandes quejas de los europeos.

Esta política de obligatoriedad de transferencia de conocimientos establece un esquema por el cual las empresas chinas se benefician de la experiencia europea para poder competir con ella.

Foto: Un Airbus A330 despegando junto a un Boeing 787 (Reuters)


La presión de Trump

También es cierto que en las últimas horas se han reducido las ambiciones respecto al comunicado tras chocar este lunes con la cruda realidad: el unilateralismo de Estados Unidos hace que China y la UE tengan también algunos intereses comunes.

Este lunes, el Departamento de Comercio de los EEUU anunciaba que impondría aranceles por valor de 11.000 millones de euros contra importaciones europeas por subsidiar a Airbus. La UE está también moviendo ficha contra Washington tras el anuncio norteamericano, que parece llevar a un nuevo nivel las tensiones que ambos bloques mantienen desde hace 14 años en la OMC.

La relación entre la UE y China es tormentosa. A la vez enemigos estratégicos y socios clave, especialmente en los tiempos en que Donald Trump habita en la Casa Blanca. Bruselas debe buscar el delicado equilibrio entre unos EEUU con los que comparte algunos objetivos, pero no sus formas, y una China que se niega a abrirse y que se presenta como un riesgo estratégico para el club comunitario.

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