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Arranca la batalla por el reparto de los fondos europeos (y la factura)
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Tras meses de debate

Arranca la batalla por el reparto de los fondos europeos (y la factura)

Las cuentas -que, para variar, unos consideran demasiado ambiciosas y otros, poco- aumentan en términos absolutos hasta los 1,3 billones de euros en precios corrientes

Foto: El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en rueda de prensa. (EFE)
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en rueda de prensa. (EFE)

La suerte está echada. Tras meses de debate, calentamiento y globos sonda, la Comisión Europea ha desvelado hoy su propuesta para el nuevo presupuesto europeo a largo plazo. Unas cuentas con las que la UE da carpetazo a la crisis. Y, además, se atreve a abrazar nuevas prioridades como inmigración, seguridad y defensa, a la par que refuerza las becas Erasmus y la investigación. Peor parados salen los dos tradicionales pilares de la agricultura y la cohesión, que sufren recortes del 5 % y 7 %, respectivamente, rompiendo un tabú vigente durante décadas.

Los cambios eran obligados. Reino Unido, el segundo contribuyente neto a las arcas europeas, abandonará la UE antes de que comience el nuevo ciclo presupuestario (2020-2027). Con un agujero estimado entre los 10.000 y los 12.000 millones de euros, y varios países reacios a poner más dinero, era imposible eludir la tijera. “El Brexit constituye un cambio y no podemos pretender que todo sigue como siempre. Especialmente en cohesión”, ha recalcado el comisario europeo de Presupuesto, Günther Oettinger, ante la Eurocámara.

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La partida de cohesión no solo se verá reducida, sino que además la Comisión plantea vincular estos fondos al respeto de los valores democráticos sobre los que se fundamenta la UE. El mecanismo está diseñado a medida de Polonia y Hungría, con los que Bruselas mantiene un pulso por su deriva autoritaria. La idea es cerrar el grifo de los fondos de cohesión en el caso de que Bruselas detecte que hay una “deficiencia generalizada” en el cumplimiento del Estado de Derecho en un Estado miembro.

Las cuentas -que, para variar, unos consideran demasiado ambiciosas y otros, poco- aumentan en términos absolutos hasta los 1,3 billones de euros en precios corrientes. Una cantidad que suena astronómica, pero que debe repartirse a lo largo de siete años y solo supone el 1,11 % de la renta nacional bruta de los Estados miembros, ya sin Reino Unido. “No es una revolución, pero es una ruptura con el pasado”. Así ha resumido el veterano líder de los liberales, Guy Verhostaf, un documento que ha sido pactado con mucho cuidado y cambios hasta el último minuto.

Comienza el duelo de calculadoras

La presentación de hoy es el toque de clarín con el que comienza la batalla en dos frentes complejos: el reparto de los fondos europeos -ente países y entre partidas- y quién pagará las facturas. Holanda y Austria no han esperado para mostrar su rechazo tajante a la propuesta. “No es un resultado aceptable. Una UE más pequeña significa también un presupuesto más pequeño. Y la carga no está repartida de forma justa”, ha argumentado el primer ministro neerlandés, Mark Rutte. “Nos esperan unas duras negociaciones”, ha sentenciado su homólogo austriaco, Sebastian Kurz.

Aún no se sabe cuánto dinero tendrá que poner cada país, según la propuesta de la Comisión, pero algunas ideas van quedando claras. Por ejemplo, que España, que se esperaba que se convirtiera en contribuyente neto en este periodo, podría no serlo gracias a que a la hora de repartir los fondos se tendrá más en cuenta el desempleo que presentan los países. Precisamente, Eurostat ha confirmado este miércoles que, con un 16,1%, España es el segundo país con más paro de la UE.

La cantidad suena astronómica, pero debe repartirse en siete años y solo supone el 1,11 % de la renta nacional bruta de los Estados miembros

Pero no solo Holanda ha hecho ya sus cábalas: Austria también se ha negado ya a poner un euro más, Dinamarca y Suecia se sitúan también en esta línea, mientras que los países del este y Alemania tienen sus dudas. Solo Francia, España e Italia están, a priori, dispuestos a elevar sus contribuciones. La cuestión se complica aún más con otra de las cuestiones puestas sobre la mesa por Bruselas: si Reino Unido se va y, por tanto, se acaba el famoso “cheque británico” no tiene sentido que Dinamarca, Alemania, Suecia y Holanda puedan seguir beneficiándose de descuentos en su contribución. En cinco años, la CE quiere que estos desaparezcan.

Doblar las Erasmus y dinero para el Interrail

Las cuentas de Bruselas ponen el foco en varios programas especialmente populares. Por ejemplo, prevén aumentar nueve veces los fondos que van a parar a transformación digital y redes (12 000 millones de euros), doblar los programas para la juventud (con 30.000 millones más para las Erasmus y 700 millones facilitar que los jóvenes viajen con pases Interrail por Europa), elevar un 50 % las inversiones en investigación e innovación.

Defensa y migración

También recogen el guante con una de las cuestiones que más han tensiones han creado en la UE, tanto a nivel nacional como europeo, en los últimos años: la gestión de la migración y de las fronteras exteriores. Por ello, Bruselas propone casi triplicar el dinero dedicado a este frente, hasta alcanzar los 33.000 millones de euros. Con ellos, recalca la Comisión, se podrían financiar 10.000 guardias fronterizos de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex).

La acción exterior, que aumenta en más de un cuarto, hasta 120.000 millones, estará también muy enfocada a los países vecinos de la UE. La idea es cooperar y respaldar a estos socios, de manera que los migrantes económicos no se vean empujados a cruzar a la UE. Un plan de contención, en toda regla, inspirado en los acuerdos que mantiene España con Marruecos o el plan forjado entre la UE y Turquía. La Comisión plantea también que haya una reserva, sin número concreto, para poder hacer frente a “desafíos emergentes”, como nuevos picos de migración o conflictos.

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Además, el avance hacia una Defensa común europea va tomando forma. La Comisión propone elevar la inversión en seguridad en un 40% hasta los 4.800 millones, una medida acompañada de la creación de un Fondo de Defensa con 13.000 millones. Bruselas plantea, en paralelo, poner en marcha un “Fondo Europeo para la Paz” dotado con 10.500 millones al margen del presupuesto. Este pretende financiar los costos comunes de las operaciones militares que se desarrollen en el marco de la Política Común de Seguridad y Defensa europea, así como operaciones conjuntas de paz en terceros países.

Pasos adelante en la Eurozona

A Jean-Claude Juncker, tan europeísta y experimentado como irreverente, le queda apenas un año al frente de la Comisión Europea. Y, junto a las negociaciones del Brexit, la propuesta presentada hoy aspira a convertirse en una de las que marcarán su legado. ¿Cómo? Adelantándose a las dudas de los líderes que amenazan en dejar en agua de borrajas la reforma del euro. Lo hace con dos propuestas que, de facto, suponen saltos cualitativos hacia una mayor integración de la Eurozona.

Por una parte, Bruselas propone crear un fondo dorado de 30.000 millones de euros con la que conceder prestamos en condiciones ventajosas a los países lastrados por crisis, de manera que puedan mantener la inversión pública y no hundirse aún más. Por otra, plantea un nuevo programa de 25.000 millones de euros a los que podrán recurrir aquellos que quieran poner en marcha reformas estructurales.

La UE quiere emanciparse financieramente

Ante las limitaciones presupuestarias, Bruselas propone nuevas fórmulas para que la UE aumente en un 10 % sus recursos propios: una nueva tasa al plástico (0,80 euros por kg no reciclado), la recaudación del 3% de un futuro impuesto de sociedades armonizado a nivel comunitario y un 20% de los ingresos procedentes del sistema europeo de comercio de derechos de emisión (ETS). Con todo ello, pretenden recaudar 24.000 millones de euros.

¿Un acuerdo express?

Pese a todo, la Comisión Europea ha urgido a los socios a llegar a un acuerdo antes de las elecciones europeas de mayo de 2019. Difícil empresa, ya que para sacarlos adelante es necesario un acuerdo unánime de todos los socios europeos y una mayoría en el Parlamento Europeo. Y cada vez que toca cerrar un presupuesto en Bruselas, las discusiones se alargan hasta la madrugada del último día de plazo.

Ante las limitaciones presupuestarias, Bruselas propone nuevas fórmulas para que la UE aumente en un 10 % sus recursos propios

Oettinger ha instado a los eurodiputados a hacer un frente común para luchar “al máximo posible” contra los recortes que, previsiblemente, tratarán de introducir ahora las capitales. Negociación tras negociación, y muy especialmente cuando se trata de poner dinero, la dinámica es invariable: la Comisión propone algo realista, tirando al alza, el Parlamento Europeo propone ser más ambiciosos y los países, reunidos en el Consejo de la UE, acaban aguando las medidas.

“En estos días, los cargos electos y los partidos a los que pertenecéis ya han planteado restricciones y limitaciones. Os propongo lo siguiente: Yo hablo con mi canciller, vosotros con los vuestros. Luego, podemos ver lo que es realistas. Hay quien pide más, pero luego no está preparado para poner más dinero en la hucha”, ha dicho el comisario alemán a los eurodiputados.

La suerte está echada. Tras meses de debate, calentamiento y globos sonda, la Comisión Europea ha desvelado hoy su propuesta para el nuevo presupuesto europeo a largo plazo. Unas cuentas con las que la UE da carpetazo a la crisis. Y, además, se atreve a abrazar nuevas prioridades como inmigración, seguridad y defensa, a la par que refuerza las becas Erasmus y la investigación. Peor parados salen los dos tradicionales pilares de la agricultura y la cohesión, que sufren recortes del 5 % y 7 %, respectivamente, rompiendo un tabú vigente durante décadas.

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