El Gobierno obvia en su cuadro macro el ajuste que exige Bruselas
El cuadro macroeconómico aprobado por Economía pasa de largo por el ajuste de 15.000 millones que exige Bruselas para 2017. El consumo público será prácticamente el mismo
Lo dijo el ministro De Guindos tras conocerse la nueva senda de reducción del déficit impuesta por Bruselas: “No son necesarios ajustes adicionales” para cumplir los nuevos objetivos. Y eso es, exactamente, lo que ha plasmado el Ejecutivo en el cuadro macroeconómico aprobado este viernes por el Consejo de Ministros.
El Gobierno prevé que el consumo público (que representa alrededor del 20% del PIB: 208.670 millones de euros en 2015) apenas bajará una décima en 2017 respecto del año anterior. En concreto, pasará del 1% de avance al 0,9%. Sin embargo, la Comisión Europea ha exigido a España que reduzca su déficit (teniendo en cuenta ingresos y gastos) en 15.000 millones de euros entre un año y otro. O lo que es lo mismo, debe pasar del 4,6% al 3,1% del Producto Interior Bruto (PIB).
Lo paradójico es que el Gobierno prevé que el mayor ajuste se produzca este año 2016, toda vez que el consumo público debería pasar del 2,7% al 1%. Sin embargo, la Comisión Europea ha autorizado a España a situar el déficit en el 4,6% del PIB, lo que en principio permitiría al Gobierno salvar este año sin nuevos ajustes. El Ministerio de Economía, sin embargo, asume esos ajustes en este ejercicio, lo cual debilita la consistencia del cuadro macroeconómico respecto de la senda de reducción del déficit.
Lo que sí asume el nuevo escenario macroeconómico -que es la base para confeccionar los Presupuestos Generales de 2017- es que la economía española se desacelera. Y lo hace de forma relevante. El Ejecutivo estima un avance del PIB del 2,9% en 2016, pero del 2,3% en 2015, con un claro perfil descendente trimestre a trimestre. Tanto en el volumen de creación de empleo como en las inversiones.
El cuadro, en concreto, estima que la demanda nacional (consumo público, privado e inversiones) crecerá este año un 3,2%, pero en 2017 lo hará un 2,5%. Igualmente, el empleo (en términos de trabajo equivalente a tiempo completo) avanzará un 2,7% en 2016, y un 2,2% el próximo año.
Esta ralentización tiene que ver con el escenario internacional (principalmente las consecuencias del Brexit), pero también con el progresivo agotamiento de algunos de los estímulos económicos de los que se ha beneficiado España (y el resto de la UE) en los últimos años. En particular, los tipos de interés y los precios del petróleo.
La ralentización, en todo caso, también tiene que ver con la evolución de la inversión privada, en particular por el comportamiento de los bienes de equipo, que pasarán de crecer un 8% este año al 5,2% el siguiente, mientras que la construcción pasará del 4,3% al 3,9%.
Sector exterior y crecimiento
Según el nuevo cuadro macroeconómico, la aportación de la demanda exterior (importaciones y exportaciones) al crecimiento de la economía seguirá siendo negativa, pero menos que en 2015. Principalmente, debido a la contención de las importaciones como consecuencia de la desaceleración de la demanda interna. En concreto, el sector exterior detraerá tres décimas de crecimiento en 2016 y dos décimas el próximo.
En cuanto al empleo, el nuevo escenario prevé que en 2016 se creen 460.000 puestos de trabajo, mientras que en 2017 ese volumen de nuevos empleos baje ligeramente hasta los 439.000. En total, casi 900.000 puestos de trabajo que situará la tasa de desempleo en el 18,6%, y en el 16,6% un año más tarde. Eso quiere decir que, si se cumplen las previsiones, España cerraría el año 2017 con 3,77 millones de parados en términos de la Encuesta de Población Activa (EPA). En total, 18,9 millones de ocupados.
Las estimaciones del Gobierno consideran que este año la economía española todavía coqueteará con la deflación (el deflactor del consumo privado descenderá un 0,2%), pero ya en 2017 se alejará de esa presión. El Gobierno entiende que el deflactor del consumo privado será del 1,2% el año próximo, mientras que el PIB nominal avanzará un 3,7%, lo mismo que este año. Es decir, que el Gobierno espera un fuerte avance del total de la inflación (del -0,2% al 1,2%), lo cual tampoco parece consistente con la moderación del consumo privado y de los precios del petróleo.
Tanto en 2016 como en 2017, España mantendrá superávit en su financiación exterior. Hasta el punto de que la capacidad se situará en el 2,4% del PIB este año y en el 2,2% el próximo. Los bajos precios del petróleo y el proceso de desendeudamiento del sector privado explican, fundamentalmente, ese superávit.
El Gobierno considera que los tipos de interés seguirán prácticamente igual, tanto este año como el próximo. El euríbor se situará en el -0,3%, lo que permitirá abaratar más las hipotecas, y la deuda pública a 10 años ascenderá al 1,9% (frente al 1,7% actual).
El cuadro macro se ha confeccionado con la previsión de que el tipo de cambio se mantendrá en los mismos niveles actuales (1,1 dólares por euro) y el PIB de la Eurozona avanzará un 1,5%. Mientras que el petróleo Brent subirá algo, hasta los 49,1 dólares por barril, pero todavía en niveles históricamente bajos en términos reales. Pese a ello, el Gobierno estima que la inflación crecerá con fuerza.
Lo dijo el ministro De Guindos tras conocerse la nueva senda de reducción del déficit impuesta por Bruselas: “No son necesarios ajustes adicionales” para cumplir los nuevos objetivos. Y eso es, exactamente, lo que ha plasmado el Ejecutivo en el cuadro macroeconómico aprobado este viernes por el Consejo de Ministros.