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El gasto en bajas por incapacidad temporal se dispara con el fin de la crisis
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menos empleo, menos prestaciones y viceversa

El gasto en bajas por incapacidad temporal se dispara con el fin de la crisis

La AIReF determina que la partida destinada a prestaciones por IT en 2016 es insuficiente y podría suponer una desviación de 1.000 millones en el objetivo de déficit

Foto: El gasto en prestaciones por IT cayó en años de recesión económica. (EFE)
El gasto en prestaciones por IT cayó en años de recesión económica. (EFE)

Cambio de tendencia. La curva que mide el gasto en prestaciones por incapacidad temporal (IT) recuperó su sentido ascendente con el fin de la crisis, y hay un par de factores que lo explican. Las épocas de recesión económica se caracterizan por el aumento del paro, lo que implica que haya menos trabajadores protegidos. Además, las personas que continúan en activo son menos proclives a solicitar la baja por contingencias comunes (accidentes o enfermedades no laborales) por el miedo a perder su empleo en temporada de vacas flacas.

La crisis marcó un punto de inflexión en 2008, año en el que se alcanzó el máximo gasto en IT (7.450 millones) y momento a partir del cual la curva comenzó a caer, coincidiendo con la etapa más negra para la economía española. Esta tendencia se invierte a partir de 2013, cuando el coste de las prestaciones había caído hasta los 5.000 millones de euros. Hoy el gasto destinado a esa partida (en los presupuestos de 2016) asciende a 5.404 millones, un 12% menos que el año anterior pese al imparable aumento del número de personas que solicitan la baja por incapacidad.

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) considera en su último informe que esta dotación se queda corta, y eso que el gasto sigue creciendo a un ritmo del 14,5%. "Está recuperando progresivamente los niveles previos a la crisis. Detectamos una insuficiencia en esta partida que podría alcanzar los 1.250 millones". El organismo prevé una desviación de unos 1.000 millones (una décima) en el objetivo de déficit por este motivo.

El número de procesos iniciados por cada mil trabajadores protegidos también presenta un comportamiento cíclico: se reduce en épocas de elevado desempleo y aumenta en períodos de crecimiento. "El nivel de déficit que previsiblemente alcanzará el sistema de Seguridad Social en 2016 y el progresivo agotamiento del Fondo de Reserva requieren medidas que garanticen la financiación del sistema a corto plazo", advierte la AIReF.

La incapacidad temporal es una de las principales causas de absentismo, sobre todo la relacionada con contingencias comunes. La evolución de las bajas por contingencias profesionales suele ser más estable, como puede apreciarse en el gráfico. Para comprender los efectos de la crisis en la curva que mide la evolución de bajas, basta con ver cómo se pasó de 483.011 procesos de incapacidad temporal en 2007 a 262.345 bajas en 2013.

La prestación derivada de una patología profesional o accidente en el trabajo corre a cargo del empresario el día de la baja, si bien el 75% corresponde a la mutua colaboradora con la SS o al INSS a partir de ese momento. En caso de accidente o enfermedad común, los cuatro primeros días no se devenga.

A partir del cuarto y hasta el decimoquinto día, el 60% queda a cargo del empresario; hasta el vigésimo, el 60% a cargo de la mutua o el INSS, un porcentaje que aumenta hasta el 75% desde el vigésimo primero en adelante. Cuando se trata de una enfermedad o circunstancia sobrevenida, la duración máxima es de 365 días prorrogables por otros 180.

¿Qué hay detrás del absentismo laboral?

Las bajas por incapacidad temporal esconden un nivel de fraude significativo. Los costes derivados del absentismo laboral en las empresas suponen un promedio del 14,3% de la nómina, y los costes indirectos derivados de sustituir a los empleados ausentes son la mitad de los directos. Según Adecco, los precursores de bajas por IT no justificadas están relacionados con el ámbito familiar del trabajador, así como con la organización del calendario y el horario laboral.

La conciliación, las dificultades familiares y los problemas leves de salud que no justificarían una baja medica son los principales motivos. Tampoco pasan desapercibidos los conocidos como "efecto lunes" y "efecto puentes", o dicho de otra manera, la excusa para alargar los fines de semana. Su incidencia es mínima, al igual que la de otros factores como mal ambiente en el trabajo o 'mobbing'.

El 90% de las empresas controlan las ausencias mediante justificantes médicos o de otro tipo. Solo un 3% ofrece paquetes de horas anuales o sistemas de flexibilidad horaria que faciliten la conciliación. Los problemas de salud (como el dolor de espalda o las dificultades para dormir) aumentan entre los 40 y 60 años, mientras que la insatisfacción por las condiciones de trabajo se nota sobre todo a partir de los 45 y es mayor en las ocupaciones de baja cualificación.

Otros factores son el empleo nocturno o por turnos, las posiciones forzadas o dolorosas, la escasa libertad en el puesto, las malas perspectivas de carrera, el débil apoyo social, los plazos muy ajustados para terminar las tareas o la inseguridad laboral. ¿Cómo reducir las tasas de absentismo? Adecco propone una política empresarial basada en la prevención de riesgos laborales que promueva la salud tanto dentro como fuera del trabajo, así como medidas para racionalizar los horarios y facilitar el equilibrio con la vida personal.

Cambio de tendencia. La curva que mide el gasto en prestaciones por incapacidad temporal (IT) recuperó su sentido ascendente con el fin de la crisis, y hay un par de factores que lo explican. Las épocas de recesión económica se caracterizan por el aumento del paro, lo que implica que haya menos trabajadores protegidos. Además, las personas que continúan en activo son menos proclives a solicitar la baja por contingencias comunes (accidentes o enfermedades no laborales) por el miedo a perder su empleo en temporada de vacas flacas.

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