Funcas mete presión a Montoro para que haga ya la reforma fiscal sin esperar a 2015

¿Cuándo debe entrar en vigor lareforma fiscal? El Gobierno ha dicho que habrá que esperar hasta 2015 para que se note en las nóminas (a través de las retenciones); pero ayer Funcas presentó unnuevo númerodePapeles de Economíaen el que se aborda la idoneidad y el momento de la reforma.

Y la conclusión a la que llega el autor del capítulo sobre el IRPF, el catedrático de Hacienda PúblicaJosé Félix Sanz, es que el Gobierno no debe esperar a esa fecha. Al contrario, sostiene que en los manuales de primero de Economía se aprende la irracionalidad de las políticasprocíclicas, y que, por lo tanto, carece de sentido aplicar el impulso fiscal cuando la economía se haya recuperado. “Para que la situación económica mejore, hay que bajar los impuestos ya y no al contrario: esperar a que la coyuntura haya mejorado para hacer la reforma fiscal”, sostiene. Recientemente, fue el director de la revista del Colegio de Economistas, Jaime Requeijo, el que se mostró en la misma dirección.

José Félix Sanz forma parte del equipo deeconomistas que colaboran con FAES, la fundación ideológica del PP que presideJosé María Aznar,y su crítica a la política fiscal del ministroMontoroviene de lejos. Pero ayer fue el encargado de presentar –junto al hacendistaDesiderio Romero– el volumen elaborado por Funcas sobre la reforma tributaria, cuya dirección generalrecae, paradójicamente, enCarlos Ocaña, secretario de Estado de Hacienda durante la etapa socialista.

Lareforma fiscal que plantea Sanz se basa en recuperar la potencia recaudatoria del Impuesto sobre la Renta, y con ese objetivo, se propone simplificar la tarifa del impuesto con dos únicos tramos: uno al 25% (para rentas inferiores a 60.000 euros) y otro del 35% para niveles superiores a ese umbral. Para asegurar la progresividad mismo, se propone actuar sobre el mínimo exento. O dicho con palabras más precisas: la base imponible del IRPF (lo que grava Hacienda) en función de las cargas familiares del contribuyente.

Estas cargas se identificarían con un mínimo vital familiar que podría rondar los 7.419 euros (el 60% de la base liquidable media), que no tributarían. De la misma manera, se eliminarían todas las deducciones en la cuota del impuestos, salvo las de naturaleza técnica (doble imposición de dividendos), mientas que se mantendría el actual sistema dual del IRP (las rentas del capital tributan a un tipo y las de trabajo a otro). En concreto, tributarían al 25% las rentas del trabajo. Según sus cálculos, este nuevo diseño del IRPF permitiría recaudar 30.116 millones de euros más (alrededor de tres puntos del PIB), toda vez que, en lugar de actuar sobre los tipos marginales, lo haría sobre los tipos medios (de mayor capacidad recaudatoria). Y según sus estimaciones, estos pasarían del 14,11% al 18,74%, mientras que los tipos marginales pasarían del 32,54% al 26,66%. La propuesta está en línea con la que plantea en el mismo número dePapelesAntoni Zabalza, exsecretario de Estado de Hacienda, para quien el nuevo IRPF debe evitar ante todo la “erosión” que sufre actualmente las bases imponibles por la existencia de todo tipo de exenciones y deducciones. También en coherencia con lo que ha reclamado la comisión Lagares creada por el Gobierno.

Zabalza propone la integración de las bases imponibles de todas las fuentes de renta y la eliminación de las exenciones por rentas del trabajo, aportaciones a fondos de pensiones y vivienda.

Parte para su análisis de una realidad: la baja recaudación del sistema impositivo español. Pese a los altos tipos, España ocupa el número trece en ingresos sobre la renta respecto a todos los países de la UE que son a la vez miembros de la OCDE. Igualmente, se sitúa en el puesto número dieciocho en ingresos por Sociedades (de un total de veintiuno) y el diecinueve respecto a la recaudación global tributaria.

Se trata, por lo tanto, de recaudar más ensanchando las bases imponibles, haciendo más eficiente el impuesto. Algo que, en todo caso, supondría un aumento de la presión fiscal global: en torno a 30.000 millones de euros.

Esta insuficiencia recaudatoria tiene mucho que ver con lo que sucede en el IVA. Y el profesor Desiderio Romero ha estimado que el coste recaudatorio por la existencia de exenciones y tipos reducidos de IVA ascenderá este año a 16.828 millones de euros, lo que supone una tercera parte de la recaudación.

¿Y qué sucede con la imposición que grava la riqueza? Los profesores Durán Cabré y Esteller Moré han hecho un estudio, y su conclusión es que en España, al contrario de lo que suele creerse, la presión fiscal que grava la riqueza es superior a la que existe en Dinamarca, Italia o, incluso, en países como Alemania o Suecia.

En concreto, un 2,4% del total de la imposición, por encima de la media de la UE, un 2%. Para su estudio incorporan tanto el IBI (activos inmobiliarios), el impuesto del patrimonio y el de sucesiones y donaciones.

Este hecho puede tener que ver con que desde los años ochentase ha producido un aumento sostenido de los grandes patrimonios. Actualmente, el 1% de la población más rica posee algo más del 20% de la riqueza total, lo cual es aproximadamente el doble de lo que sucede con la concentración de la renta.

Y la solución que se apunta para mejorar la recaudación no es otra que extender la tributación por el impuesto de sucesiones,defendiéndose el siguiente argumento: hay muchas rentas de carácter empresarial que hoy se escapan de tributación, pero que deberían estar gravadas.