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El tiempo no espera ni por Rafa Nadal: qué viene detrás del fracaso de España en la Davis
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ÚLTIMA PARTICIPACIÓN EN LA COPA DAVIS CLÁSICA

El tiempo no espera ni por Rafa Nadal: qué viene detrás del fracaso de España en la Davis

España cayó fulminada por 3-0 este fin de semana ante Francia en las semifinales de la Copa Davis y se vio 'desprotegida' sin la figura de su líder, Rafa Nadal. ¿Cuál es el futuro?

Foto: Rafa Nadal, en abril, en la Plaza de Toros de Valencia en los cuartos de la Davis. (Reuters)
Rafa Nadal, en abril, en la Plaza de Toros de Valencia en los cuartos de la Davis. (Reuters)

Si la experiencia de Lille no fue un reflejo de realidad, se le pareció bastante. España afrontó la última oportunidad de buscar un título de Copa Davis con el formato clásico y volvió a casa con una distancia enorme en el marcador. Un contundente 3-0 en favor del vigente campeón, Francia, remarcó la dificultad creciente para armar un plan B de garantías ante un potencial mundial. El cuadro dirigido por Sergi Bruguera, culminado su primer año al frente del banquillo, salió de Francia con una certeza creciente: de la España dominadora de tiempo atrás queda poco más que el recuerdo.

La ausencia por lesión de Rafa Nadal, retirado en Nueva York por unas molestias de rodilla, vino a subrayar un elemento de perogrullo en el vestuario. Cualquier equipo sin la fuerza del jugador de Manacor pierde una autoridad clave, pasando de candidato a todo a alternativa en un batallón de naciones con fuerzas igualadas. Los dos sets arañados por España en tres encuentros bajo la cubierta gala, también, fue una ventana al futuro. Ese en el que la figura del 17 grandes no esté disponible como músculo nacional.

Ante una Francia huérfana de Richard Gasquet, una figura principal en la actualidad, sin Jo-Wilfried Tsonga ni Gael Monfils, dos pilares maestros durante los últimos años, España se vio apartada de la victoria con una distancia amplísima. El cuadro galo, además, venció sin ceder un encuentro renunciando a su pareja más asentada en la actualidad, dejando a Nicolas Mahut en pista y reservando el banquillo para Pierre-Hugues Herbert. Suficiente para eliminar a España tras un formidable resto ganador de Julien Benneteau, que pondrá fin con 36 años a una dilatada carrera esta misma temporada.

placeholder Bruguera animando a Feliciano López. (EFE)
Bruguera animando a Feliciano López. (EFE)

Los que nunca volverán

El tiempo es el juez más implacable en todos los registros. En una era excepcional en la historia del deporte español, las figuras del tenis masculino han marcado una época imborrable. Ahora, en 2018 y con la veteranía como ley en gran parte del vestuario, la realidad va imponiendo su lógica. Y algunos pilares básicos fueron marcando el siguiente cartucho. Una temporada en la que David Ferrer, uno de los principales rostros de esta generación, puso fecha de cierre a una formidable trayectoria. Un curso en el que Feliciano López, quizá la figura más imponente del tenis español en Copa Davis, comenzó su vínculo a nivel organizativo con el Mutua Madrid Open. En el que Pablo Carreño Busta, la figura que puede asumir el liderazgo en la actualidad, llegó a la cita clave con ciertas reservas físicas. Y una campaña en la que, retirado por lesión en los dos Grand Slam de pista dura, la superficie más exigente con el cuerpo, Rafa Nadal mostró el enorme esfuerzo al que se somete con 32 años para seguir haciendo historia al frente del tenis masculino.

Foto: Lewis Hamilton, este domingo en Singapur. (Reuters)

El listón que se ha colocado durante estos años es altísimo, tan elevando que no sería justo establecerlo como vara de medir para lo venidero. En el deporte profesional la madurez es un camino que tiene una velocidad diferente en cada competidor. Los jóvenes que batallan hoy día encuentran un circuito con carreras cada vez más largas, con veteranos que dificultan la entrada salvo para talentos realmente excepcionales. España cuenta con un nutrido grupo de jugadores con mucho camino por recorrer, con la generación de 1997, ahora ya en los 21 años de edad, buscando un hueco que el tiempo le puede tener reservado en una zona destacada del vestuario.

Munar, Portero, Taberner, Zapata...

Los ejemplos van cogiendo forma a su debido tiempo: Jaume Munar (82 ATP) ha irrumpido esta temporada en el Top 100 mundial, tiene experiencia acompañando al equipo nacional de Copa Davis y apuntar a ser uno de los rostros con más peso de futuro. A su alrededor, y formando una camada de jugadores que han crecido juntos y se conocen a la perfección, los nombres de Pedro Martínez Portero (184 ATP), Carlos Taberner (221 ATP) y Bernabé Zapata (279 ATP) van asomando la cabeza entre los grandes aspirantes a tomar el relevo.

¿Será suficiente para dar forma a una transición suave en el vestuario español? ¿Quedará España superada por otras naciones en los próximos años? ¿Es el futuro a medio plazo más esperanzador de lo que actualmente parece? ¿Ayudará el nuevo formato de Copa Davis, con su fase final agrupada en apenas una semana, a restar presión sobre las nuevas figuras? Son preguntas a las que sólo el tiempo dará respuesta. La serie de Lille, tan contundente como justa sobre la cancha, sirvió para remarcar que el tiempo no espera por nadie.

Si la experiencia de Lille no fue un reflejo de realidad, se le pareció bastante. España afrontó la última oportunidad de buscar un título de Copa Davis con el formato clásico y volvió a casa con una distancia enorme en el marcador. Un contundente 3-0 en favor del vigente campeón, Francia, remarcó la dificultad creciente para armar un plan B de garantías ante un potencial mundial. El cuadro dirigido por Sergi Bruguera, culminado su primer año al frente del banquillo, salió de Francia con una certeza creciente: de la España dominadora de tiempo atrás queda poco más que el recuerdo.

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