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La ausencia de Nadal con la que pierde el tenis pero gana (mucho) la igualdad
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ESPAÑA BUSCA LA FINAL DEL TORNEO

La ausencia de Nadal con la que pierde el tenis pero gana (mucho) la igualdad

La Copa Davis celebra sus semifinales con un España-Francia en Lille, sin Rafa Nadal por lesión, pero con Yannick Noah para amenizar un duelo que suena a despedida de una época

Foto: Yannick Noah, en una eliminatoria reciente. (Reuters)
Yannick Noah, en una eliminatoria reciente. (Reuters)

Esta Copa Davis que muere se encuentra, de repente, con que la mayor estrella de una semifinal -¡una semifinal!- es el capitán de uno de los dos equipos. No se vestirá de corto, puede pasarse el fin de semana sin tocar una raqueta, pero Yannick Noah apunta como el principal foco de esta eliminatoria. Él, al fin y al cabo, es un rockero, un personaje último de lengua larga e historial lleno de baches. Es curioso, de hecho, porque los grand slam que se verán por Lille pertenecen a los campeones, y en eso gana España. Noah es más conocido mundialmente, es una celebridad, pero Sergi Bruguera no fue menos que él como deportista. El francés fue número 1 y ganó en Roland Garros -el último francés en lograrlo- mientras que el español ganó dos veces en París, tiene una medalla olímpica y llegó a ser número 3 del mundo.

Todo esto, por supuesto, porque el viernes pasado Nadal tuvo una desgracia, derrapó de más, se dolió de la rodilla y se salió en marcha de una eliminatoria en la que quería participar. Otras veces hubo excusas, cansancio, calendario, táctica, esta vez no hay más que una articulación quejumbrosa que en Nueva York indicó que no está para muchos trotes. Desde luego no para un fin de semana con dos o tres partidos al mejor de cinco sets en superficie dura, que es lo que espera en Lille al equipo español.

Foto: Rafa Nadal, cabizbajo tras su retirada en Nueva York. (EFE)

No estará en Francia, pero está presente, suele ser el principio de todas las conversaciones, la pregunta más esperada y, de algún modo, el espectro que recorre el pabellón Pierre Mauroy. Y es que su ausencia, paradójicamente, lo único que ha hecho ha sido romper un desequilibrio que existía y, probablemente, igualar la semifinal. Por lo bajo, claro. Rafa es uno de los mejores jugadores de la historia, superior en casi cualquier circunstancia a todos los jugadores que estarán por allí. Era la obsesión y ahora es el ausente.

"Me preocupa el zurdo", decía Noah, antes de saber, por supuesto, que no tendría motivo para asustarse. "No es un jugador malo, aguerrido, muy físico, con una mentalidad de hacerlo y que está motivado. Ese es el que me preocupa", decía jocoso la estrella del rock, total para nada. No estará y, en realidad, para él es un descanso. Es lenguaraz, sí, pero no lo suficiente para que la valoración de su ausencia no caiga un poco en el tópico, que puede tener fondo, pero suena vacío, aunque en su caso, por un tema de carisma, añade el típico comentario que le hace quedar un poco mejor, como si saliese de corazón.

"Me hubiera gustado que estuviera aquí para ver de cerca lo que pasa cuando golpea", contaba el técnico francés. Le ha visto innumerables veces, por supuesto, ya nadie que tenga un mínimo de amor por el tenis no le ha visto hasta la saciedad, pero se refería concretamente al banquillo. De algún modo, tiene sentido, el juego de Nadal se entiende mucho mejor cuando se ve de cerca, cuando uno comprende que esas parábolas que cogen sus envíos no son normales.

placeholder El equipo español, en Lille. (EFE)
El equipo español, en Lille. (EFE)

Las rencillas del pasado

Noah, ahora capitán, campeón el año pasado, no es la figura más querida del tenis mundial para los españoles. Más que nada porque en algún momento del pasado se le ocurrió decir que en el tenis español el dopaje era algo común, un planteamiento más o menos extendido en Francia, un lugar en el que incluso alguna ministra se ha atrevido a acusar por ese camino. Sin pruebas, por supuesto, porque de haberlas esos deportistas hubiesen sido suspendidos en su debido momento.

Noah, tiempo después de aquello, vería como su hijo, jugador de baloncesto, terminaba sancionado por un positivo, en un giro de los acontecimientos algo inesperado. Él se dijo molesto, por su defensa al deporte limpio, pero al final es un padre, y toleró que los hijos pueden tener máculas, pero siguen siendo hijos. El caso, que sin Rafa, todo cambia, y acepta el francés que un poco de interés pierde. "Afrontar a Nadal en casa hubiera sido enorme para nuestra motivación. En Génova, cuando jugábamos nuestro cuarto de final contra Italia, miramos el final del partido entre España y Alemania. Desde hace cuatro o cinco meses solo pensábamos en Nadal".

La eliminatoria es una semifinal, ni más ni menos, y es uno de los últimos partidos que se verán en la Copa Davis. Por lo menos en la competición conocida desde hace años, ya no habrá más este formato y las rondas finales se jugarán en un solo pabellón, sin el color del equipo de casa. Es curioso, porque lo más probable es que Lille sea una de las primeras nuevas de la Copa Davis, la de Piqué, que no es exactamente una Davis sino otra cosa. Lo más probable, aunque no sea oficial todavía, es que Madrid albergue las dos primeras ediciones y la siguiente sea para la ciudad del norte de Francia.

Foto: Nadal, jugando con España en la Davis. (Reuters)

Lo más curioso de todo esto es que la ausencia de Nadal ha dejado una eliminatoria abierta, quizá mucho más bonito de lo que sería con él en pista, pues Rafa en plenitud es muy superior a cualquier otro que pudiese disputar un partido. La igualdad de ránking entre los dos equipos es asombrosa, muy poco habitual en la Davis. El mejor francés es Puille, 19 del mundo; el español Carreño, 26. La segunda espada es Gasquet, 24; que sería el equivalente a Bautista, 26. Po último, el tercer espada, es Paire, 54, solo un puesto por encima de Albert Ramos.

El favoritismo, que antes era claramente español, ha girado para Francia, pero es ligero, más por el hecho de jugar en casa, arropados por la afición, que por los jugadores que saldrán a la pista. Ese calor del público es lo que Piqué y la nueva competición no han valorado como importante. Así que disfrútenlo mientras puedan.

Esta Copa Davis que muere se encuentra, de repente, con que la mayor estrella de una semifinal -¡una semifinal!- es el capitán de uno de los dos equipos. No se vestirá de corto, puede pasarse el fin de semana sin tocar una raqueta, pero Yannick Noah apunta como el principal foco de esta eliminatoria. Él, al fin y al cabo, es un rockero, un personaje último de lengua larga e historial lleno de baches. Es curioso, de hecho, porque los grand slam que se verán por Lille pertenecen a los campeones, y en eso gana España. Noah es más conocido mundialmente, es una celebridad, pero Sergi Bruguera no fue menos que él como deportista. El francés fue número 1 y ganó en Roland Garros -el último francés en lograrlo- mientras que el español ganó dos veces en París, tiene una medalla olímpica y llegó a ser número 3 del mundo.

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