Rafa Nadal recupera las buenas sensaciones y arrolla a Blanch en primera ronda (6-1 y 6-0)

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La gira comenzó en Barcelona y tiene a Madrid como segunda parada. Este adiós en diferido es como el de cualquier cantante o grupo de música, es la oportunidad de disfrutar de los últimos momentos de gloria. Sólo así se explica la expectación que había en la Caja Mágica por ver a Rafa Nadal, en su última participación en el torneo. Un lugar en el que ha recuperado sensaciones en su debut, con una aplastante victoria ante Darwin Blanch (6-1 y 6-0).

La primera ronda es un terreno escasas veces frecuentado por Nadal en su extensa carrera. Esta vez le tocó enfrente un rival 21 años más joven, que bien podría ser su hijo. Y le propinó un severo correctivo, ese que acostumbran a dar los padres a modo de lecciones. Tener 16 años y jugar un torneo de esta envergadura ya es un premio para esa edad.

Porque, en realidad, Nadal aprovechó para alejar los fantasmas de los problemas físicos. Rafa tiene dificultades porque se ha llevado casi dos años sin competir, y porque la edad no perdona. Es una mera cuestión biológica. Sólo su resistencia y fortaleza mental se mantienen inmune al transcurso del tiempo. A eso apela para mantenerse en la pista a sus 37 años.

Son rivales menores, pero necesarios. Darwin Blanch fue uno de los numerosos conejillos de indias que tendrán Rafa en estos meses, conocedor de las limitaciones de su cuerpo. Y de la relevancia que tiene para él jugar partidos y no reducirse en exclusiva a los entrenamientos. La competición de élite es incapaz de ser suplantada.

La fecha de caducidad de Nadal

Nadal ha sido y es realista en esta nueva etapa, en este final en diferido que no muestra ninguna analogía con el que ha protagonizado Xavi Hernández. Aquí no hay retiradas a tiempo, sino palabras cumplidas. La fecha de caducidad es clara y apunta a los Juegos Olímpicos, en el final más romántico para su carrera, en la tierra de París.

Si en ciertos momentos pareció un exjugador en Barcelona, no hubo rastro de ello en este primer partido en Madrid. Hubo dejadas que se transformaron en trampas en el Godó, en esfuerzos cuyas consecuencias podrían ser letales. Ni se asomó a la red en ese momento, pero ahora lo hizo. Incluso para demostrar su bagaje y el aprendizaje de todos estos años.

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Rubén Rodríguez

El nivel de Rafa

El día estaba marcado por otra actualidad, la política, por esa carta de Pedro Sánchez. La incógnita de si Rafa aguantaría en su debut fue similar a la que mantiene en vilo al país con la decisión del presidente del Gobierno. Tratándose de Madrid, sólo faltaba que se confirmara la decisión de Mbappé para matar tres, y no dos, pájaros de un disparo.

La felicidad se reflejó, por tanto, en el rostro de Rafa. Se le vio sonriente, a diferencia de la seriedad mostrada en la Ciudad Condal. Porque quizás tenga motivos para ser feliz. Tal vez se esperaba que no estaría físicamente apto para jugar en Madrid. Y se encontró con un nivel que llevábamos tiempo sin ver. Los rivales de mayor nivel mostrarán cuál es su estado real. Eso está por ver, pero no hay dudas de que tiene hambre.