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El misterio del ajedrez de la isla de Lewis: ¿cómo llegaron setenta y ocho piezas al fondo del mar?
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ISLAM Y VINKINGOS

El misterio del ajedrez de la isla de Lewis: ¿cómo llegaron setenta y ocho piezas al fondo del mar?

Se puede decir que la historia sobre el descubrimiento de las piezas del ajedrez más famoso de la historia, está rodeada por un misterio intenso y mágico que dura muchos años

Foto: El misterio del ajedrez de la isla de Lewis. (Pixabay)
El misterio del ajedrez de la isla de Lewis. (Pixabay)

Un misterio denso e impenetrable envuelve uno de los descubrimientos arqueológicos más increíbles de todos los tiempos. Los vientos gélidos del ártico azotan sin cesar una de las islas del archipiélago de las Hébridas llamada Lewis y Harris, comúnmente denominada isla de Lewis. Vientos batientes de intensidad 10 en la escala Beaufort, de más de sesenta nudos y olas gigantescas, pueblan en invierno las costas escocesas por las que tuvo que pasar en su trágico periplo de retorno a la península la Felicísima Armada.

El brutal oleaje no permite atisbar costa a la vista en esta isla que actualmente está tremendamente balizada con potentes faros de última generación para aviso de navegantes. Con mala visibilidad y espuma arrastrada por vientos que aturden la razón humana, solo se puede practicar una navegación de supervivencia, mientras en tierra, árboles arrancados de cuajo se pasean impunemente con absoluta libertad en medio de una desolación extrema. Parece el Apocalipsis.

Foto: Los Mansubat, una genialidad árabe. (EFE/Iñigo Álvarez)

Se puede decir que la historia sobre el descubrimiento de las piezas del ajedrez más famoso de la historia conocida, está rodeada por un misterio intenso y mágico como la incertidumbre que envuelve el silencio de un bosque de cualquier latitud.

El ajedrez de la isla de Lewis demuestra, de alguna manera, la habilidad artesanal de las gentes que lo confeccionaron en la Baja Edad Media (la segunda mitad de este período también llamado la Noche Oscura) y de sus posibles vínculos con los reinos vikingos -Islandia y Escandinavia-. Lo más inquietante de estas piezas es la increíble expresividad de sus humanos rostros, caras que transmiten una elocuencia emocional pocas veces conseguida hasta el Renacimiento.

Aún hoy, es francamente difícil establecer la procedencia de estas figuras pues, encontradas en el lecho de una pequeña bahía de la isla de Lewis, desafían la conexión o vínculos que pudieran certificar su procedencia original.

Teorías no peregrinas y bastante fundadas argumentan la posibilidad de que Ahmad ibn Fadlan, un viajero andalusí que quiso convertir a los búlgaros al islam, fuera apresado por un grupo de vikingos eslavos del Rus de Kiev, matriz de la Rusia ancestral. Y ese hecho podría estar en el meollo de la presencia del ajedrez en los países escandinavos.

El misterio continúa

Se sabe a ciencia cierta que existen signos de caligrafía cúfica, quizás una antigua forma de escritura árabe elaborada en la ciudad de Kufa, en el actual Irak, que fue usada para escribir los ejemplares primeros del Corán. Investigadores de la universidad de Uppsala (Suecia) aseveran que el texto redactado de izquierda a derecha, invoca de forma inapelable a Alá. Aunque parezca asombroso, muy al oeste de Damasco, los árabes desarrollaron grandes exploraciones que quizás fueron más allá de lo que la historia convencional nos relata. Según Annika Larsson, arqueóloga de la Universidad de Uppsala, parece atrevido pero posible sugerir que ciertas costumbres funerarias vikingas podían haber influido sobre la idea del Paraíso del Islam. Pero esto es ya otro tema.

Así como los árabes trajeron las famosas Mansubat a la Península Ibérica, cabe la posibilidad de que viajeros y exploradores musulmanes llevaran el mensaje del ajedrez a los países del norte de Europa en épocas pretéritas. Annika Larsson analizó hace años el uso de las sedas procedentes del medio oriente en tumbas vikingas y llegó a la conclusión de que estos ropajes señoriales eran comunes y tenían más entidad cuantitativa que los hallados en lino o lana. ¿Por qué entonces no plantearse la procedencia oriental del ajedrez de la isla de Lewis? No deja de ser una hipótesis razonable…

Pero estas hipótesis sobre su procedencia eran evasivas y sugerían bastante incertidumbre. ¿Unas piezas de marfil? ¿Según qué teorías procedentes de algún reino vikingo? Se sabe que Ibn Fadlan, uno de los grandes exploradores que ha dado el Islam al mundo junto con Battuta, se adentró profundamente en las tierras del frío. Cabe la posibilidad de que este peregrino y explorador llevara un juego de trebejos a aquellos pagos.

De forma similar, se sabe que los vikingos mantenían relaciones comerciales con Oriente Medio y con Al Andalus. ¿Cabe la posibilidad de que durante una de sus escalas en Sevilla en el 844 o en Constantinopla en el año 856 (según las Crónicas de Néstor) se produjera la captura de este increíble ajedrez tallado en marfil? ¿Fue ahí quizás donde, vía saqueo, trueque, presente o compra, llegara este famoso ajedrez a Lewis?

Cuatro juegos de ajedrez

Objetivamente, el ajedrez de Lewis, en esencia, no es uno sino una parte de un conjunto de cuatro de ellos a juzgar por el ingente número de piezas encontradas en el lecho marino de la bahía. Setenta y ocho piezas son el sumatorio del conjunto y todas ellas de marfil de morsa y alguna con colmillo de ballena, narval o cachalote. Lo más impactante de este set es la variedad de expresiones que reflejan incluso perfiles emocionales en sus bien definidas características antropomorfas. Impresiona la calidad del cincel del artesano y, sobre todo, las formas con que define esas humanas expresiones.

Si se pudiera establecer una relación probable con el lugar de origen y manufactura de estas espectaculares piezas, se podrían vincular con la antigua catedral de Trondheim. La impactante semejanza de una de las hermosas piezas reside en la exacta expresión de una de ellas con el dibujo de un fresco de las ruinas de una iglesia antigua de Nidaros, la ciudad fundacional que dio lugar a Trondheim. En este retazo de arte sobre una pared perdida en el tiempo, una reina expresa su sorpresa ante un acontecimiento detonante sin precisar. El artista refleja un retazo de humor en un juego caracterizado por la firma de la inteligencia.

Aunque no se ha podido esclarecer con suficiencia su procedencia, sea por lo que llegó este elegante ajedrez a Lewis, su huella queda ahí para la historia.

Un misterio denso e impenetrable envuelve uno de los descubrimientos arqueológicos más increíbles de todos los tiempos. Los vientos gélidos del ártico azotan sin cesar una de las islas del archipiélago de las Hébridas llamada Lewis y Harris, comúnmente denominada isla de Lewis. Vientos batientes de intensidad 10 en la escala Beaufort, de más de sesenta nudos y olas gigantescas, pueblan en invierno las costas escocesas por las que tuvo que pasar en su trágico periplo de retorno a la península la Felicísima Armada.

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