Ding Liren lleva el mundial al extremo: es el campeón en la última partida del desempate

Diez años después, el ajedrez tiene nuevo rey. Se acabó la era Magnus Carlsen y empieza el mandato de Ding Liren. El chino derrotó a Ian Nepomniachtchi en la última partida del desempate del duelo por el campeonato mundial, convirtiéndose en el primer jugador de su país en alzarse con el título y haciendo al gigante asiático la nueva meca del ajedrez: tanto el campeón como la campeona del mundo son chinos.

Tuvo que sufrirlo como nunca, siempre a remolque de su rival y con el marcador en contra. Pero Ding Liren consiguió hacer la única cosa que se debe recomendar a un jugador que llega a la pelea por el título: sobrevivir. Lo consiguió cuando las cosas iban mal dadas, minimizando daños y reduciendo al máximo los riesgos, incluso en esos momentos en los que parecía que su mural estaba quebrada. Y lo hizo también cuando todo iba bien y supo aprovechar la buena inercia para sumar triunfos cuando parecía que se le escapaba todo entre los dedos.

Ding es justo vencedor, pero también lo hubiera sido Nepo. Al ruso, que se queda con la miel en los labios por segundo mundial consecutivo, se le vio abatido, si bien supo mantener la compostura. "Supongo que he tenido muchas oportunidades para ganar. Un montón de posiciones prometedoras... Siempre es una lotería tras las 14 partidas del mundial, así que es lo que hay", explicaba ante la prensa justo después de la partida.

El a la postre vencedor parecía más aliviado que feliz cuando Nepo abandonó en la última partida y le felicitó por su triunfo. Así lo reconocía luego: "Cuando se rindió, me embargó la emoción. No podía controlar mis sentimientos ni mi temperamento. Me conozco, ya sabía que me iban a brotar las lágrimas". Y eso es mucho reconocer para un jugador extremadamente tímido y con un nivel de inglés muy pobre, lo que le impide explicarse con claridad.

Máxima tensión

El desempate del Mundial, y prácticamente todo el duelo, debe explicarse tratando de entender todo lo que ocurría más allá del tablero, y no tanto alrededor de lo que sucedía en los 64 escaques. Ding y Nepo tienen un nivel de ajedrez muy parejo (son el dos y el tres del mundo) y las diferencias entre ellos son mínimas. Además, ambos han mostrado momentos de brillantez, pero también claros errores que solo pueden explicarse, como decimos, por todo lo que rodea a un match así.

La presión, para ambos, ha sido extrema. Ding Liren empezó el mundial con una derrota extraña en la segunda partida y se supo entonces que había dejado el hotel oficial por ser "demasiado lujoso". También reconoció entonces que estaba algo deprimido y que por su mente "pasaban muchas cosas". De hecho, durante las dos primeras partidas pasaba gran parte de su tiempo en su sala privada, lejos del tablero de juego, y envuelto en un gordo abrigo blanco, capucha incluida.

Poco a poco se fue relajando y, a la vez que llegaron los triunfos y el juego, empezó a verse al chino incluso sonriente. Es muy probable que la presencia de su madre en Astana influyera bastante en su ánimo, también la cercanía de su número dos, Richard Rapport, al que le une una notable afición por el rock de los años 80. El propio Ding reconocía que escuchar 'Blowing in the wind' de Bob Dylan le ayudó mucho tras la derrota en la segunda partida.

Enfrete, todo lo que debió soportar Nepo no fue menor. Su enfrentamiento con la Federación Rusa -el presidente dijo de él que le parecía "un mono con una granada de mano" tras una derrota- y los fantasmas del mundial perdido contra Carlsen en Dubai en diciembre de 2021 siempre estuvieron presentes.

¿Volverá Carlsen?

Es cierto que Ding Liren es el justo campeón del mundo, y que su nombre ya está en la historia. Pero le va a ser imposible escapar al asterisco que siempre acompañará esta victoria: Magnus Carlsen decidió no defender su título, y eso le dio la oportunidad de estar en la pelea por el mismo pese a no ser el ganador del Torneo de Candidatos.

Se inicia ahora un nuevo ciclo para la conquista del máximo entorchado del ajedrez. Poco a poco se conocerán los nombres que participarán en el próximo Candidatos, que será en Toronto en abril de 2024. Y allí tendrá un asiento Magnus Carlsen, si es que decide presentarse a jugar. Desde luego, la FIDE ha hecho todo lo posible para convencerle, pues el noruego pasa gran parte de su tiempo residiendo en la ciudad canadiense.

Carlsen, el mejor jugador de la historia, habrá presenciado este mundial contento por no tener que participar de nuevo en la estresante preparación y competición que supone. No tenía, además, el desafío de un rival a su altura, pues considera -y no se le puede culpar de no tener razón- que Ding y Nepo no suponen un desafío especialmente motivador. ¿Lo será recuperar la corona? Solo Carlsen lo sabe. Mientras, larga vida al rey Liren.