Cómo la indecisión de Pedrosa tiene a todos descolocados y por qué afecta a su pilotaje

Dentro del paddock de MotoGP, las cosas importantes se manejan con sigilo y discreción. Ya lo vimos hace poco, cuando Jorge Lorenzo y Honda alcanzaron un acuerdo para sorpresa de todos. Aquello resultó inesperado porque fue todo tan impulsivo que apenas dio tiempo a nada. Lorenzo llamó a Alberto Puig y le dijo que confiara en él. Se hablaron de piloto a piloto. Fue cosa de ellos dos y no trascendió a nadie más, y por eso nos cogieron a todos por sorpresa.

Por el contrario, la negociación sobre el futuro de Dani Pedrosa es algo notorio y se está alargando mucho más de lo que cualquiera pudiera imaginar, sobre todo porque no hay otras alternativas viables. Lo cierto es que la opción de irse al nuevo equipo satélite de Yamaha le estalló en las narices a Pedrosa cuando se descubrió que Lorenzo había firmado con Honda. Y ahí sigue, como la única opción viable para que Pedrosa siga en el campeonato. La otra posibilidad es la retirada.

De hecho, en la semana del Gran Premio de Cataluña, Pedrosa estaba más cerca de decir adiós que en otra cosa. La anunciada rueda de prensa en Montmeló, que levantó una expectación sin igual, iba a servir para confirmar la despedida de Pedrosa del campeonato a final de temporada, pero el proyecto SIC (Sepang International Circuit)-Yamaha, construido expresamente para Lorenzo, estaba ahí, en busca de un piloto que lo liderara, y Pedrosa quedaba libre. En cualquier otro caso el acuerdo se habría alcanzado con facilidad, pero pasan las semanas y no termina de definirse. De hecho, pasan las semanas y la opción de la retirada de Pedrosa no desaparece.

Inicialmente, hay un acuerdo total en lo económico. En el diario 'As' ya se dan cifras: se habla de un contrato de 2,5 millones de euros. Pero Pedrosa no se decide. Y lo que es peor, esa indefinición le está pasando factura en lo deportivo, porque el hecho de que Pedrosa gestione directa y personalmente todos sus contratos y negociaciones le está restando dedicación a la competición. La carrera de Assen ha marcado, sin lugar a dudas, su nivel de rendimiento más bajo desde que llegó a MotoGP.

Yo no estuve en Assen, pero he dedicado un rato a hacer llamadas y escribir mensajes, hablando con unos y otros. Un contacto del paddock que conoce bien el asunto ha sido muy claro. "Dani tiene a todos descolocados. Lleva tres semanas deshojando la margarita. O se decide por esto o se retira. No hay más", me asegura. Y además advierte que su actitud indecisa no es la mejor carta de presentación ante el nuevo equipo. Hay un contraste muy grande entre la ambición demostrada por Lorenzo a la hora de resolver su futuro y la poca iniciativa de Pedrosa. Y eso preocupa, me dicen.

La opción de irse al nuevo equipo satélite de Yamaha le estalló en las narices a Pedrosa cuando se descubrió que Lorenzo había firmado con Honda

Cuestiones técnicas

¿Qué es lo que frena a Pedrosa? ¿Qué impide que tome una decisión que es, aparentemente, tan evidente? El acuerdo entre Yamaha, SIC y el Ángel Nieto Team para convertirse en el nuevo equipo satélite de la marca japonesa se va a anunciar en unos días, seguramente esta misma semana, independientemente de que se integre en él o no Dani Pedrosa.

Si se incorpora al equipo, Pedrosa disfrutará de material idéntico al de los pilotos de fábrica, me dice una fuente. Le recuerdo lo que comentó este fin de semana Massimo Meregalli, director deportivo de Yamaha: "En 2019, Yamaha tendrá dos niveles de moto". Pero mi interlocutor me asegura que eso no implica muchas diferencias: simplemente las evoluciones que se puedan realizar llegarán antes a los hombres de fábrica que a él. En fin, ese es un tema que está por ver, porque la política de Yamaha respecto a su equipo satélite ha variado mucho en los últimos años. En cualquier caso, Lin Jarvis, máximo responsable de Yamaha, simplificó la cuestión en Assen asegurando que Pedrosa tendría material competitivo.

¿Será eso lo que frena a Pedrosa, lo que hace que no tome una decisión? "Yo creo –me dice el contacto–, que él no lo tiene claro". Es decir que, por encima de cuestiones técnicas, de acuerdos económicos, Pedrosa no sabe si ha llegado el momento de parar.

Demasiado hermético

Quizás la respuesta a todas nuestras preguntas sea que, sencillamente, le falta motivación suficiente para seguir. Hay que tener en cuenta que por primera vez desde que llegó al Mundial, en cualquiera de las categorías en las que ha competido, no dispondría de la máxima atención de una fábrica. Tras haber sido piloto oficial en MotoGP y en 250, y haber disfrutado de una moto muy exclusiva en 125, no es fácil de asumir dar el paso a un equipo satélite, por mucho que te aseguren material de primer nivel.

El hermetismo que Pedrosa practica en esta situación no le ayuda. Se lo guarda todo para él, asumiendo una durísima presión que es difícil de gestionar. Su entorno más próximo, su gente del 'box', Sete Gibernau y Edu Villodre, es ajeno a sus negociaciones y solo se encargan de asesorarle en cuestiones deportivas.

Esta actitud tan reservada, incluso con los suyos, es un hábito adquirido en sus muchos años de relación con Alberto Puig, que se desarrollaron bajo un código de conducta espartano, de una severidad extraordinaria, un comportamiento que ahora parece mantener y que transmite una tremenda sensación de soledad.