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Mucha guerra y poca pólvora: Sevilla y Real Madrid empatan en el día de Sergio Ramos (1-1)
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Partido muy tenso

Mucha guerra y poca pólvora: Sevilla y Real Madrid empatan en el día de Sergio Ramos (1-1)

Alaba metió en su propia portería el primer tanto del encuentro, pero dos minutos después un gran cabezazo de Carvajal selló las tablas. De Burgos Bengoetxea, muy señalado

Foto: Ramos se las tuvo con los jugadores del Real Madrid. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
Ramos se las tuvo con los jugadores del Real Madrid. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

Ni diez minutos habían transcurrido del encuentro en el Ramón Sánchez-Pizjuán y Ricardo De Burgos Bengoetxea ya había anulado dos goles al Real Madrid: otra plusmarca para un colegiado que no liga mucho con la causa blanca en la competición doméstica. Algo que viene de lejos, quizás desde aquella canícula en que expulsó a Cristiano Ronaldo en el Camp Nou y que impidió al luso volver a vestirse la elástica blanca hasta octubre. Fue un arranque no exento de polémica, que cabreó a toda la plantilla del actual líder –Ancelotti incluido– y que encendió un partido al que suele hacerle falta poco para que se convierta en un polvorín.

Fue un inicio tan agitado que hasta se vio pegar un grito a Jesús Navas, que siempre va a tener cara de parecer el yerno perfecto, tenga la edad que tenga. El partido se asentó y empezaron a caer las oportunidades para ambos equipos, pero el marcador no se movió hasta los minutos finales. Alaba, en propia puerta, y Carvajal, de cabeza, anotaron los tantos para el empate definitivo (1-1). Fue un choque vibrante, con mucha carga emocional, y que incluso pudo llevarse el cuadro hispalense con tanto de Sergio Ramos, pero sus dos cabezazos no entraron por poco.

placeholder Ramos controla a Vinícius. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
Ramos controla a Vinícius. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

Hubiese sido una película perfecta para el Sevilla FC, el modo de perdonar de forma definitiva al hijo pródigo retornado tras dos décadas de travesuras fuera de casa. Por su parte, para el Madrid hubiese sido un film de terror, una manera de adelantarse a ese Halloween que ya inunda de calabazas y telarañas cualquier escaparate e institución del país.

Sergio Ramos contra el equipo de su vida

Tras esa oda al aburrimiento –la "espesa niebla" que atormenta al ser humano, como escribió del tedio Alberto Moravia en su novela La noia– que suponen las dos semanas por parón de selecciones. Volvía la Liga con un clásico de la competición, como es el Sevilla – Real Madrid, con un aliciente extra: el primer enfrentamiento de Sergio Ramos, el canterano hispalense, contra el equipo en que se convirtió en unos de los defensores más destacados de la contemporaneidad, en una auténtica leyenda.

placeholder Carvajal anotó el gol blanco. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
Carvajal anotó el gol blanco. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

Tal es la relevancia del camero con el cuadro de Chamartín que un gol suyo cambió el destino del Real Madrid, pasando de una etapa prolongada de sonados fracasos europeos a convertirse en una verdadera máquina de reinar en Europa. La Décima fue suya, y el 92:48 es ya un minutaje tatuado en la piel de numerosos aficionados blancos. No es la primera vez que Ramos se enfrentaba a los blancos a lo largo de su dilatada y exitosa trayectoria en el balompié profesional. Ya lo hizo en la temporada 2004-2005, también con la camiseta sevillista, y de hecho le marcó un gol a Iker Casillas en el 2-2 final que capeó en el marcador de aquella tarde de hace casi dos décadas.

Hoy estuvo a punto de repetir. También era un partido importante para los locales porque debutaba el recién contratado Diego Alonso, con el propósito de hacer olvidar el flojo arranque de temporada que los otrora dirigidos por José Luis Mendilíbar –el héroe de la última Europa League– han protagonizado. El fútbol, ya se sabe, no tiene mucha memoria, pero iniciar la andadura del nuevo dirigente con los tres puntos era la mejor manera de cambiar la dinámica.

Pólvora mojada desde el inicio

Existe una fotografía que suele tomarse con recurrencia en las últimas temporadas: los jugadores del Real Madrid protestándole al colegiado De Burgos Bengoetxea por una decisión tomada. En el tercer minuto del encuentro, se anuló un gol a Federico Valverde por fuera de juego de Jude Bellingham, y otros tantos minutos después no subió el tanto del inglés al electrónico tras haber detenido previamente el partido el colegiado debido a que un jugador sevillista yacía sobre el césped. Por suerte, llegó algo de tranquilidad tras la primera decena de minutos, y el partido, aunque algo más controlado por los visitantes, se abrió y el espectador pudo disfrutar de ocasiones en ambas áreas.

placeholder El inglés se quedó sin mojar. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
El inglés se quedó sin mojar. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

Una de las más destacadas la tuvo el infatigable Ivan Rakitić, pero Carvajal –que fue el causante de la pérdida que provocó la enorme ocasión, en uno de sus ya habituales errores– sacó el remate del croata con la testa en la línea de gol. Luego también la tuvo Sow, pero su lanzamiento salió desviado por poco de la meta de Kepa. Los merengues, por su parte, dispusieron de alguna buena ocasión en las botas de Vinicius y el omnipresente Bellingham, pero no tuvieron mucha puntería. El planteamiento valiente del técnico charrúa del Sevilla posibilitó el intercambio de golpes, y lo raro fue que se llegase al ecuador sin ninguna variación en el luminoso.

Muchas revoluciones en la segunda mitad

Una pérdida de Dodi Lukebakio –que ha empezado la temporada como un tiro, pero que tuvo una tarde horrible ante los blancos– desembocó en la primera ocasión clara de la segunda mitad, con un tiro de Toni Kroos que se marchó no muy lejos del palo izquierdo de la meta local. Luego tuvo otra más clara aún Rodrygo, que lleva unas semanas peleado con el olfato, pero el portero Ørjan Nyland realizó una excepcional intervención. Pero a la manera de Godot en la obra de Beckett o de Mbappé cada verano, el gol no acababa de llegar.

El partido se enmarañó aún más. Y como los delanteros no tenían forma de meter la pelota en la red contraria, la forma lógica de hacerlo parecía abrazándose a lo inesperado y, sobre todo, al absurdo: introduciéndola en la portería propia. Así lo hizo David Alaba en el minuto 73, tras un excepcional centro de Acuña que el defensor austriaco, en pugna con En-Nesyri, se metió en propia puerta. No pudo hacer nada Kepa, situado en su habitual posición, sujetando el larguero para que no se le caiga sobre su cabeza.

placeholder El Sevilla se adelantó. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
El Sevilla se adelantó. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

Pero si una lectura absurda tuvo la acción de Alaba, no se queda atrás lo que vino después, en un guion propio del teatro de Ionesco. El Real Madrid se lanzó a deguello para el empate, no quedaba otra, y lo logró a los dos minutos de estar en desventaja con un cabezazo impecable del lateral Carvajal. Nunca ha sido el de Leganés el mejor rematador de cabeza del equipo, y tampoco ayuda medir poco más de un 1’70, pero se adelantó con maestría al mucho más espigado En-Nesyri para poner el empate. Un auténtico golazo en una segunda mitad bastante loca.

Ni mucho menos se conformaban los equipos con un punto, y Ramos pudo marcarle a su ex si no hubiese sido por una enorme parada de Kepa. Y la tensión creció más aún. La tángana llegó en el 84, tras el "desmayo" sufrido por Nyland, y Vinícius volvió a estar en el centro de los focos, en unas imágenes que volvieron a despertar el recuerdo de lo que surgió en los campos españoles en la última primavera y que tuvo su apogeo en los incidentes racistas de Mestalla. Ancelotti sacó del campo al brasileño, en un partido bastante flojo y errático del ‘7’ blanco.

placeholder Vinícius estuvo cerca. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
Vinícius estuvo cerca. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

El colegiado añadió hasta siete minutos, tiempo suficiente para seguir ampliando la historia del encuentro. Ramos tuvo, otra vez, la ocasión de decantar la balanza y anotar su primer tanto tras el regreso a Nervión, pero un cabezazo suyo tras centro de Suso se marchó arriba. Por su parte, los blancos tuvieron la última con una falta peligrosa con el tiempo prácticamente cumplido, pero el tiro de Kroos fue atajado por el meta escandinavo de los hispalenses sin muchas dificultades.

Con este resultado, el Madrid continúa en el liderato, pero el Girona puede alcanzarle en la cabeza de la tabla si vence mañana en casa al Almería. La próxima semana, además, será clave para los de Ancelotti y para el devenir de la competición, ya que llega el primer Clásico de la temporada, que se disputará, por primera vez, en la montaña de Montjuic. Por su parte, el Sevilla se sitúa cuatro puntos por encima del descenso, pero lo cierto es que la imagen mejora respecto a las pasadas semanas, con el nuevo míster al mando.

Ni diez minutos habían transcurrido del encuentro en el Ramón Sánchez-Pizjuán y Ricardo De Burgos Bengoetxea ya había anulado dos goles al Real Madrid: otra plusmarca para un colegiado que no liga mucho con la causa blanca en la competición doméstica. Algo que viene de lejos, quizás desde aquella canícula en que expulsó a Cristiano Ronaldo en el Camp Nou y que impidió al luso volver a vestirse la elástica blanca hasta octubre. Fue un arranque no exento de polémica, que cabreó a toda la plantilla del actual líder –Ancelotti incluido– y que encendió un partido al que suele hacerle falta poco para que se convierta en un polvorín.

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