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La polémica del derbi: el VAR, decisivo en el Atlético - Real Madrid
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La polémica del derbi: el VAR, decisivo en el Atlético - Real Madrid

El VAR ratificó un gol del Atlético que venía de una posible falta previa y luego consideró penalti la acción de Giménez contra Vinicius cuando el brasileño entraba en el área

Foto: Captura de la imagen de Vinicius y Giménez.
Captura de la imagen de Vinicius y Giménez.

La primera parte del derbi fue apasionante, divertida, con buen fútbol y, sobre todo, con mucha polémica. El nivel general del juego fue vigoroso y dos de los tres goles del encuentro tuvieron en vilo a los aficionados por la aplicación del VAR. Uno por cada bando, tanto en el gol del Atlético como en el segundo del Madrid. Solo el de Casemiro, el primero de todos, se libró de ser carne de protesta. Y en la segunda, más de lo mismo, un fuera de juego que supuso un gol anulado a Morata. Luego, más todavía, un penalti al delantero madrileño de Casemiro que pudo ser y los árbitros obviaron.

En el gol de Griezmann hay dos puntos a revisar que los árbitros, tanto el de abajo como los de la cabina de Las Rozas, decidieron que no eran suficientes para anular el gol. Lo primer, una falta de Arias a Vinicius. El jugador Atlético roba el balón al brasileño en una acción en la que entra con fuerza y no le da al balón. Pudo ser falta, pero los colegiados o no lo revisaron o no lo vieron suficiente para considerarlo suficiente para anular la jugada. Después, en el pase de Correa, pudo haber fuera de juego, pero la máquina encargada de tirar la línea consideró que Ramos habilitaba al delantero francés.

Después, en el 1-2, más polémica. En este caso por un quiebro de Vinicius, que encara el área y Giménez corta con una falta. Es evidente que le toca, es obvio que le da, el problema es que es difícil de delimitar si es fuera o dentro. Empieza fuera, pero con la misma inercia de la jugada termina contándole cuando ya está entrando en el área de Oblak. Después de mirarla un rato, con la incertidumbre que eso supone, Estrada Fernández, el árbitro del campo, y Munuera Martínez, el de VAR, estimaron que era dentro.

En la segunda, el protagonista fue Morata. En este caso por dos jugadas que no fueron gol pero pudieron serlo. Quizá sin el VAR, al menos uno de ellos, lo hubiese sido. Un fuera de juego, milimétrico. Se supone que la revisión asistida tiene tecnología suficiente para virtualizar las líneas y saber si fue o no fue fuera de juego. Los árbitros dijeron que estaba en posición ilegal. Más adelante, en un barullo en el área, la pierna de Casemiro dio a Morata. Después de mirarla, dijeron que no. Es posible incluso que hubiese una mano del delantero. Trabajo no le ha faltado al VAR.

La primera parte del derbi fue apasionante, divertida, con buen fútbol y, sobre todo, con mucha polémica. El nivel general del juego fue vigoroso y dos de los tres goles del encuentro tuvieron en vilo a los aficionados por la aplicación del VAR. Uno por cada bando, tanto en el gol del Atlético como en el segundo del Madrid. Solo el de Casemiro, el primero de todos, se libró de ser carne de protesta. Y en la segunda, más de lo mismo, un fuera de juego que supuso un gol anulado a Morata. Luego, más todavía, un penalti al delantero madrileño de Casemiro que pudo ser y los árbitros obviaron.

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