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El Real Madrid parece un equipo cuando Luka Modric se pone a su nivel
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marcó, salió golpeado e hizo un partidazo

El Real Madrid parece un equipo cuando Luka Modric se pone a su nivel

Modric es un jugador sistémico, si él está flojo el equipo no encuentra el rumbo, pero cuando aparece a su mejor nivel, como el partido contra el Sevilla, las opciones de éxito se disparan

Foto: Luka Modric. (M. Berrocal)
Luka Modric. (M. Berrocal)

El partido estaba terminado y con victoria, pero Luka Modric tenía ganas de robar un balón, encarar y rematar el segundo gol blanco. Una anécdota dentro de un partido y una temporada, pero también la última imagen dentro de un partido que puede servir como buen síntoma para toda una temporada. No es por el tanto, no, es por todo lo demás.

El jugador croata hizo un partidazo, fue el mejor del Real Madrid en un muy buen partido de su equipo contra un rival de alto copete. Las circunstancias invitan a pensar que lo visto era real, que el gran futbolista que es empieza a sacar la cabeza después de meses de irrelevancia. A nadie se le escapa que un buen Modric es un mejor Madrid. No es una suposición sino casi una regla de tres, cuando él brilla el equipo respira. Esto es así desde hace años y, cuando se vaya, se notará.

Foto: Casemiro y Modric fueron los goleadores del Real Madrid en la victoria ante el Sevilla. (EFE)

Antes del gol, mucho antes. En momentos más relevantes del partido, cuando el resultado era tenso y el Madrid, por más que lo intentaba, era incapaz de encontrar el camino a puerta. Esa finalización no es la tarea de Luka, por más que de vez en cuando se acerque y tenga disparo suficiente para hacer daño. En todo caso, su virtud principal no está tanto en el remate como en proporcionar a los demás un entorno amable para que rematen. Y en eso es eterno, uno de los jugadores más finos de la historia del Real Madrid, que no es club de poca historia ni de pocos jugadores finos.

Subir su nivel es sinónimo de control, y eso hace subir al equipo tanto en ataque como en defensa. Porque cuando tienes el balón, no sufres, es lo más básico del juego. Modric, además, es un jugador vertical, por lo que mantiene la posesión en campo contrario, donde incluso un error, un mal envío, es todavía subsanable. El equipo ha sufrido mucho esta temporada, tanto en ataque como en defensa y es que intentar compartimentar el fútbol, pensar que una y otra no están conectadas sino que son sucesos aislados, es haber entendido poco. Modric, además, esta vez salió con una herida en la cara después de un choque.

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GRAF1313. MADRID, 19 01 2019.- El centrocampista croata del Real Madrid, Luka Modric, celebra su gol, el segundo del equipo ante el Sevilla FC, durante el partido correspondiente a la 20ª jornada de LaLiga Santander que disputan hoy en el estadio Sa

Los devaneos del verano

Quizá ya llega tarde Modric, pero con lo que vaya aportando al equipo siempre le valdrá para ser mejor. No le queda tanto fútbol en las botas, cumplirá 34 años en septiembre y esos son muchos para cualquiera, especialmente para aquellos que nunca pudieron presumir de tener un gran fuella. Modric es liviano, se mueve por el césped como una libélula, y eso le convierte en un jugador frágil en ocasiones. Siempre le costó, además, encontrar el ritmo, y cuando no aparece su fútbol, a diferencia de otros compañeros, él es claramente irrelevante. No se va a poner a correr detrás del balón, es perder el tiempo.

El verano fue brillante para Modric, por aquello de que terminó como subcampeón del mundo, pero también tuvo sus momentos agitados. Durante semanas coqueteó con con el Inter, se dejó querer y pareció fuera del Real Madrid. Y eso sin que las ofertas fuesen muy creíbles, pues el equipo italiano quería comprar duros a cuatro pesetas. Luka quería un poco de cariño, agitar el manzano a ver si lograba algo más de dinero, que nunca sobra. Es posible que aquello vuelva el próximo verano, y en esas circunstancias, y casi como pago a los servicios prestados, se acepte que el futuro no pasa por él y que reconstruir también significa tomar decisiones dolorosas, como la de dejar marchar a uno de los ídolos de la afición. Llegarán otros al Bernabéu y serán magníficos, pues es lo que se espera de un club así, pero difícilmente serán mejores que Luka y conseguirán más cariño de la grada.

Foto: Luka Modric, ganador del Balón de Oro en 2018. (Efe)

Había otro motivo más por el que era importante que se mantuviese en la plantilla, y es que se intuía que en los siguientes meses iba a recibir los premios individuales más importantes. Ganó el The Best y el Balón de Oro, fue señalado como el mejor de la temporada y eso puede no parecer muy importante, pero en la filosofía del Real Madrid, concretamente en la de su presidente Florentino Pérez, es algo a tener en cuenta. Es más, hasta que no le dieron en enero el premio de France Football, el club pasó unos meses sin tener un premiado en la plantilla, algo que no había pasado en casi una década.

Modric, que fue recibido con dudas en sus primeros meses de blanco, se ha hecho con la adoración de la grada y cierto liderazgo en el equipo. No es un gritón, no le verán darse golpes en el pecho, pero él predica con el ejemplo. Y, si el ejemplo es malo, no tiene miedo a señalarse a sí mismo como el primer culpable. "Muchos no estamos a nuestro nivel, empezando por mí, no es una cuestión de suerte", aseveraba después de la derrota contra la Real Sociedad. Pues ahora, cuando él ya empieza a estar bien, el equipo ha crecido. Las casualidades no existen.

El partido estaba terminado y con victoria, pero Luka Modric tenía ganas de robar un balón, encarar y rematar el segundo gol blanco. Una anécdota dentro de un partido y una temporada, pero también la última imagen dentro de un partido que puede servir como buen síntoma para toda una temporada. No es por el tanto, no, es por todo lo demás.

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