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El glorioso Modric conquista el Mundial de Clubes para el Real Madrid
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siete veces campeón del mundo

El glorioso Modric conquista el Mundial de Clubes para el Real Madrid

El Real Madrid gana el Mundial de Clubes y ya es siete veces campeón del mundo. Luka Modric, autor del primer gol contra el Al Ain, cierra un año glorioso

Foto: El Real Madrid posa con el trofeo de campeón del mundo. (Reuters)
El Real Madrid posa con el trofeo de campeón del mundo. (Reuters)

Antes de viajar a los Emiratos Árabes Unidos ofreció el Balón de Oro al Bernabéu y de regreso se trae a Madrid el Mundial de Clubes. Luka Modric cierra un año glorioso. El broche fue marcar el primer gol en la final contra el Al Ain (4-1) con un zurdazo que ponía las cosas en su sitio. Apareció el mejor Modric en un día en el que el Real Madrid se jugaba un título. Con un disparo fulminó al combativo y desconcertante rival que, un minuto antes del tanto del croata, obligó a Sergio Ramos a sacar un balón en la línea de gol en una jugada provocada por un grosero error de Marcelo. El brasileño, en un fallo de juvenil, echó la pelota atrás y sembró el pánico. El Madrid pasó del susto a la seguridad de sentirse campeón si Modric seguía mandando. El gran rival del Real Madrid en este Mundial de Clubes ha sido el propio Real Madrid. Ya son siete veces campeón del mundo: tres Copas Intercontinentales y cuatro Mundial de Clubes.

Abu Dabi es la culminación del excelente año de Luka Modric. En Kiev se proclamó campeón de Europa. A Moscú llevó con el liderazgo de un extraordinario futbolista a Croacia hasta la final. En los Emiratos Árabes Unidos resurgió la mejor versión de un genio que es más noticia esta temporada por la fatiga y la ausencia de chispa. Recuperó las pulsaciones y la inspiración en un día señalado. Había que ganar como fuera un nuevo Mundial de Clubes y Modric se soltó para generar juego, crear peligro, acumular ocasiones y hacer gol.

Foto: Marcos Llorente durante el Mundial de Clubes. (Efe)

Muchos de los males de este Real Madrid, que lleva una dinámica irregular y que ha tenido que cambiar a Lopetegui por Solari, se ha debido al bajón de Modric. El cerebro del equipo que mueve la sala de máquinas ha estado muy por debajo de su nivel desde septiembre hasta final de año. Se echa de menos la frescura del Balón de Oro. La energía con la que llevó a Croacia a la final del Mundial se quedó en Rusia y el Madrid recibió un futbolista con la luz de reserva encendida. Sin su gasolina es imposible que el Madrid dominara el centro del campo. Y así vinieron derrotas y goleadas tan bochornosas como las del Camp Nou y Eibar. La ausencia de Modric ha desconectado la fluidez en el juego de creación del Madrid. Uno de los objetivos para mejorar el equipo y las aspiraciones pasan por recuperar las fuerzas y el brillo del croata en 2019.

El zambombazo de Llorente

Contra el Al Ain brotó el Modric más excelso. Dinámico, con garra y ofensivo pudo desequilibrar un partido peligroso para los blancos, que se marcharon al descanso acumulando muchas ocasiones de gol y el susto provocado por Marcelo. Pero con un marcador ajustado gracias al gol de Modric. Entró el Real Madrid al partido con ritmo y velocidad en sus acciones. Llevaba peligro por la banda de Carvajal, los movimientos entre líneas de Kroos y Benzema, las apariciones en el área de Bale y algunas subidas del todoterreno Marcos Llorente. Pero la pegada no aparecía y dejó el marcador peligrosamente abierto a una sorpresa. Hasta que lo cerró Marcos Llorente, cuando quedaba media hora, con un zambombazo desde fuera del área. Sergio Ramos hizo el tercero de un cabezazo y dio un recital en la celebración. Primero envió un mensaje a la grada porque le había pitado en el inicio del partido –en el mundo árabe no le perdonan la lesión de Salah– y después se fue a por Isco. Vinicius provocó el cuarto en propia puerta.

El Real Madrid conquista su tercer Mundial de Clubes consecutivo –el cuarto en este formato en su historia– y sigue un ciclo ganador después del pinchazo en agosto de la Supercopa de Europa contra el Atlético de Madrid. Otro título más para las vitrinas. Muy necesario para calmar el ambiente y dar un voto de confianza a un proyecto que se quedó sin Zidane, primero, Cristiano Ronaldo, después, y Lopetegui más tarde. Ganar el Mundial de Clubes era una obligación y Solari no falló. Le sirve al argentino para silenciar el ruido que genera el nombre de Mourinho. Y le sirve al Madrid para recuperar al mejor Modric. El jugador que se ha llevado todos los premios individuales en 2018 —The Best, Balón de Oro, mejor jugador de la UEFA, Balón de Oro del Mundial de Rusia…— fue el mejor en la final del Mundial de Clubes. Fue el día en el que Modric dijo que todavía no está para retirarse del Real Madrid.

Antes de viajar a los Emiratos Árabes Unidos ofreció el Balón de Oro al Bernabéu y de regreso se trae a Madrid el Mundial de Clubes. Luka Modric cierra un año glorioso. El broche fue marcar el primer gol en la final contra el Al Ain (4-1) con un zurdazo que ponía las cosas en su sitio. Apareció el mejor Modric en un día en el que el Real Madrid se jugaba un título. Con un disparo fulminó al combativo y desconcertante rival que, un minuto antes del tanto del croata, obligó a Sergio Ramos a sacar un balón en la línea de gol en una jugada provocada por un grosero error de Marcelo. El brasileño, en un fallo de juvenil, echó la pelota atrás y sembró el pánico. El Madrid pasó del susto a la seguridad de sentirse campeón si Modric seguía mandando. El gran rival del Real Madrid en este Mundial de Clubes ha sido el propio Real Madrid. Ya son siete veces campeón del mundo: tres Copas Intercontinentales y cuatro Mundial de Clubes.

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