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Munir, el siguiente en huir: ser delantero suplente del Barcelona es una cruz
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Munir, el siguiente en huir: ser delantero suplente del Barcelona es una cruz

Como le ocurrió antes a Alcácer, ahora goleando en Alemania, Munir no está teniendo oportunidades y aprovechará el fin de contrato para buscar un lugar en el que pueda jugar

Foto: La liga santander - fc barcelona v athletic bilbao
La liga santander - fc barcelona v athletic bilbao

A estas alturas, Munir ya debe tener claro que tiene poco que hacer en el Barcelona. No necesita que Valverde le haga un croquis, le vale con mirar la línea estadística para entender que no es que sea la última opción, es que ni siquiera es una opción. Tras un año notable en el Alavés, volvió al Barcelona con la creencia de que sería el recambio de Luis Suárez en sus ausencias. Nada parecido, el uruguayo se ha perdido partidos, también hubo una ausencia prolongada de Messi y, a pesar de todo ello, Munir no encontró tiempo de servicio. Ahora piensa en el futuro.

Todos los jugadores que no tienen minutos sueñan con escapar, pero en el caso de delantero los motivos para pensar en una salida son todavía mejores, ya que su contrato termina el próximo 30 de junio y, consecuentemente, que dentro de un par de semanas, cuando cambie el año, podrá cogerle el teléfono a cualquier equipo sin necesidad de esconderse, porque en los últimos seis meses de contrato hay libertad de negociación. Se va del Barcelona, nadie lo pone en duda. Es uno más en una lista larga.

Foto: Ousmane Dembélé ha entrado en la convocatoria para el partido de este martes contra el Tottenham. (Reuters)

La cosa está en saber si su salida se hará ya, para que el Barcelona saque algo de dinero por un jugador al que no utiliza, o no llegará la oferta correcta y en seis meses tendrán que dejarle del todo libre. Ha habido ofertas de renovación, pero siempre discretas y contenidas, muy por debajo de lo que el hispanomarroquí considera procedente para un jugador con su hoja de servicios. No le faltan pretendientes en el segundo nivel europeo, con equipos como el Napoles, siente curiosidad por ver cuál es el potencial de un chico que no ha convencido en la cúspide, pero que tiene fútbol.

No deja de ser una cuestión banal, otro parche que llega al Barcelona con la idea de ganarse un puesto y termina asumiendo que ese no puede ser su lugar en el mundo porque las oportunidades escasean en el club. Le ocurrió a Paco Alcácer, que ahora recupera la sonrisa en Dortmund, como también se fueron otros atacantes entre mohínes: Villa, Deulofeu, Pedro... con más o menos rendimiento, se terminaron dando de bruces con la dificultad que supone tener un lugar en el Barcelona.

Son varios los factores, pero el primero y más obvio estriba en lo difícil que es hacerse hueco en uno de los equipos más destacados del mundo. Jugadores buenos, que pueden parecer estrellas en otros lados, llegan al Camp Nou y se minimizan, como si la camiseta pesase más. Es cierto, sustituir a Luis Suárez es tarea complicada, no en vano es uno de los mejores jugadores de su tiempo, un goleador voraz que se adaptó desde el primer momento al estilo de juego del equipo y a Messi, que no es cosa menor. Es obvio que el centro del ataque azulgrana siempre será el argentino, asumir eso es parte también del trabajo. Hay otro problema, este más coyuntural, y es que Valverde es renuente al cambio, no le gusta ni volverse loco con las alineaciones ni hacer cambios durante el partido y eso, claro, no hace que los secundarios se sientan importantes.

placeholder Munir y Suárez, con Piqué. (EFE)
Munir y Suárez, con Piqué. (EFE)

La dificultad de cuadrar salarios

No es el único problema, también hay otro de calidad. Y eso, de hecho, desemboca en un problema estructural del Barcelona con las nóminas de los jugadores. Es el club del campeonato que más dinero dedica a pagar a sus jugadores, no solo en cantidad, algo que sería lógico siendo el club de más presupuesto, sino también en porcentaje. Eso ya es peor, en las oficinas se las han visto y se las han deseado para cuadrar estos últimos años unos salarios disparados. Todo empieza con Messi, por supuesto, un jugador de rendimiento inconmensurable, pero también caro como ningún otro. Porque lo merece, sí, pero también porque es uno de esos que no tarda mucho en pedir un nuevo incremento de sueldo. Eso, en las cifras que se mueven, supone muchos cálculos.

Además, los movimientos salariales en una plantilla suelen ser encadenados, Messi tiene el tratamiento de estrella mundial, pero el resto también quieren ver crecer sus cuentas cada vez que se mueve la dirigencia en ese sentido. Eso ha resultado en una plantilla cara y también en algunos sacrificios, entre ellos asumir que algunos suplentes no tendrán el nivel para competir con los titulares. Suárez no tiene por detrás un jugador que le pueda quitar minutos, Munir no lo es, tampoco lo han sido los antecesores. El problema fundamental, al final, está en el dinero a invertir, tanto por la salud de las cuentas como por los diversos controles a los que se someten los clubes hoy en día.

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Llueven los nombres en Barcelona sobre quién será el siguiente en la lista. Desde jugadores caros, como Timo Werner o Kasper Dolberg, con juventud pero ya testados, hasta otros menos conocidos como Jovic, del Eintracht o de menos fuste, como Maxi Gómez, del Celta. No parece que esté la mirilla muy afinada todavía, pero sí es obvio que se busca delantero. Suplente, lejos de Suárez, pero esta vez tiene que se diferente.

Luis Suárez tiene 31 años y algunos problemas físicos. No tan graves como para descartarle, pero sí suficientes para ir pensando en un futuro con él o, cuanto menos, en una transición desde la situación actual, en el que nadie le tosa, a un mundo nuevo en el que sea secundario o, incluso, deje de formar parte del equipo. Jugadores como Werner o Dolberg tienen mercados altos, el gol es muy caro en el fútbol, pero en el Barcelona se sabe que el próximo fichaje para la delantera debería ser de importancia capital, pues es posible que en él resida el futuro del club.

A estas alturas, Munir ya debe tener claro que tiene poco que hacer en el Barcelona. No necesita que Valverde le haga un croquis, le vale con mirar la línea estadística para entender que no es que sea la última opción, es que ni siquiera es una opción. Tras un año notable en el Alavés, volvió al Barcelona con la creencia de que sería el recambio de Luis Suárez en sus ausencias. Nada parecido, el uruguayo se ha perdido partidos, también hubo una ausencia prolongada de Messi y, a pesar de todo ello, Munir no encontró tiempo de servicio. Ahora piensa en el futuro.

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