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Otro mes de baja: cuando los músculos de Bale avisan no son traidores
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su lesión más recurrente

Otro mes de baja: cuando los músculos de Bale avisan no son traidores

El galés se lesiona el sóleo en la concentración de la selección galesa y tendrá una nueva visita a la enfermería. En los últimos partidos Zidane le ha ido guardando por precaución

Foto: Bale, contra el Borussia. (Reuters)
Bale, contra el Borussia. (Reuters)

Zinedine Zidane supo de la sobrecarga de Gareth Bale y no se molestó en dudar lo que tenía que hacer, dejarlo en el banquillo. Con otro igual se planteaba forzar un poco, total lo que tenía el galés ni siquiera es una lesión como tal. Pero se sabe de la sensibilidad del material como el que se trabaja, el purasangre es de fibras frágiles y cualquier cosa, literalmente, puede llevarle a descarrilar.

La realidad, que es tozuda, le hizo ver unos días más tarde lo razonable de su decisión. En el peor de los modos, porque Bale llegó a Gales, empezó a entrenarse y... se lesionó. No era por lo mismo que le hizo perderse el partido del fin de semana, era algo nuevo porque la diversidad de las lesiones del extremo madridista es casi infinita. Raro es el músculo de la pierna que en algún momento no se le ha rasgado, roto o elongado.

La desgracia esta vez ha estado en el gemelo, en el sóleo, el más recurrente de cuantos músculos lesionables tiene Bale. La sobrecarga era en el isquiotibial, así que en principio ambas cuestiones no deberían tener relación alguna. Salvo que esto último no es cierto, el cuerpo humano no funciona así y el del galés parece que aún menos.

Foto: Zidane y Bale se saludan en Dortmund. (Reuters)

Porque, aunque exista la tentación en ocasiones de verlo así, los distintos elementos del cuerpo humano no son entes independientes. No es verdad, cuando el sóleo se rompe una semana después de haber tenido problemas en otro músculo es, casi con toda probabilidad, porque ha sido forzado, por una falta de equilibrio. Los jugadores saben que esto es moneda de cambio común y conviven con ellos, las secuelas de las lesiones se dan por miedo y por sobreesfuerzo para compensar que otros músculos no pueden dar el 100%.

Pues eso es un mes. De baja, se entiende. Bale tendrá que cuidarse, parar de nuevo, estar en calma y empezar, por enésima vez, una recuperación. Se da la circunstancia, además, de que sus dolencias suelen durar algo más de lo previsto, más que al resto de sus compañeros. Lo cual es lógico porque, como demostró la semana pasada Zidane, es un jugador al que tratar con extremo cuidado.

Hay en toda lesión, además, un componente psicológico. Las lesiones siempre deja huella y cuando vuelven los futbolistas a jugar tienen miedos lógicos. Los que padecen de recurrentes lesiones musculares saben que la explosividad es su enemiga y la evitan. Da miedo pegarle al balón, pánico arrancar abrúptamente una carrera. Todo eso se impregna en el fútbol, que no es igual de satisfactorio cuando se juega con precauciones.

Y en el caso del galés, como para no tener miedo. El año pasado se perdió 28 partidos por un problema en el tobillo. Ni siquiera creyeron oportuno ponerle de titular en la final de Champions, algo curioso cuando le has costado al club casi 100 millones de euros. Un año antes, por diversas lesiones, incluido el recurrente sóleo, se vio 15 partidos en la grada recuperándose. Y en total, según informa Marca, ha estado de baja más de 250 días desde que pisó España por primera vez.

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Soccer Football - Santander La Liga - Real Madrid vs Real Betis - Santiago Bernabeu, Madrid, Spain - September 20, 2017 Real Madrid’s Gareth Bale heads at goal REUTERS Sergio Perez

Una fragilidad común

13 lesiones en este tiempo son demasiadas. Tantas como para pensar las causas de las mismas e intentar ir más allá de cuestiones como la suerte o el cansancio. Algunos fisioterapeutas apuntan a factores como una pobre oxigenación de las células que le impediría regenerar con facilidad y, por lo tanto, haría que la fatiga de su musculatura fuese algo mayor que la de sus compañeros. las consecuencias, pasar parte de su tiempo metido en la enfermería.

Bale no es el primero ni será el último de los jugadores que tuvieron problemas con la fragilidad de sus músculos. Es, de hecho, algo más o menos común entre profesionales, pues nunca debe de olvidarse que en el deporte de élite se busca siempre el extremo, llevar al máximo rendimiento posible la máquina y eso, en ocasiones, conlleva problemas físicos.

Conocidos son los casos de Messi o Iniesta. El argentino, en los albores de su carrera, tenía recurrentes problemas musculares en los muslos. Eran tan repetidos que se temía incluso que fuesen a lastrar su muy prometedora carrera. Los biógrafos de Messi cuentan que cambió la alimentación, se empezó a tomar más en serio su profesión y eso tuvo un efecto beneficioso automático. Desde entonces se ha habido problemas han sido esporádicos.

Iniesta también ha tenido en muchas ocasiones problemas físicos, de hecho no va a la Selección española en esta convocatoria por algo así. Antes del Mundial de 2010 pasó un año muy duro, con constantes visitas a la enfermería y problemas en los muslos que se juntaban a algún dolor psicológico posteriormente confesado a Informe Robinson y relacionado con la pérdida de su amigo Dani Jarque. Es raro el año en el que el mediocampista español no pasa tiempo de baja.

Zinedine Zidane supo de la sobrecarga de Gareth Bale y no se molestó en dudar lo que tenía que hacer, dejarlo en el banquillo. Con otro igual se planteaba forzar un poco, total lo que tenía el galés ni siquiera es una lesión como tal. Pero se sabe de la sensibilidad del material como el que se trabaja, el purasangre es de fibras frágiles y cualquier cosa, literalmente, puede llevarle a descarrilar.

Gareth Bale Zinédine Zidane
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