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El finiquito de Martino saca el orgullo del argentino y los colores a Zubizarreta
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AÚN ES DIFÍCIL LLEGAR A UN ACUERDO

El finiquito de Martino saca el orgullo del argentino y los colores a Zubizarreta

El tira y afloja verbal para reconocer el final de la 'era Martino' marca cómo y cuánto hay que pagar al molesto técnico por el año que le queda de contrato

Foto: Martino, durante el partido del Getafe este sábado.
Martino, durante el partido del Getafe este sábado.

A final de la semana pasada, con el nombre de Luis Enrique ya sobre la mesa de Zubizarreta como principal elegido para ser el próximo entrenador del Barça, el actual, Gerardo Martino, reivindicaba el cumplimiento de su contrato, en vigor hasta 2015.

Las palabras del argentino el pasado viernes, con trasfondo de orgullo profesional herido, se dieron la vuelta como un calcetín tras el varapalo del sábado ante el Getafe. El mensaje de abatimiento post-partido hacía pensar que el Tata tiraba la toalla, pero aunque todos, hasta el propio entrenador culé, sepan desde hace semanas que sus días están contados, cómo y cuánto se le pagará a Martino por el finiquito de su contrato sigue marcando los movimientos tanto del club como del técnico.

Todo hubiera sido más rápido si Real Madrid y Atlético no hubieran tropezado también al día siguiente. Con las opciones de ganar la Liga aún intactas, la polémica y sonada reunión de Zubizarreta con Luis Enrique este lunes vino a enrarecer aún más el ambiente de un proyecto que en Can Barça se apresuran a enterrar cuando aún le queda un hilo de vida.

Porque si Martino terminara por reconocer públicamente el fracaso y aceptara su salida voluntariamente, el club no tendría que pagarle el año que le resta de contrato. De ahí que le interese ganar ese tira y afloja dialéctico para que, siendo despedido, se le abone el montante previsto por la 2014/15 que no llegaría a dirigir.

El escenario más habitual en estos casos es un acuerdo entre ambas partes para pactar una cantidad que sirva de punto de encuentro. Pero ahora bien, tras el doloroso, para Martino, episodio público de Luis Enrique, si el Barça saliera beneficiado por la carambola del final de temporada y se alzara con la Liga, es evidente pensar que el argentino se encontraría en una situación de fuerza suficiente para sacarle los colores a Zubizarreta y el dinero a Bartomeu.

placeholder Encuentro de Bartomeu con Martino hace unas semanas antes de un entrenamiento.

El mosqueo de Martino ha aumentado

Como todo eso sigue en el aire, el relevo en el banquillo aún no tiene guion definitivo, pese a saberse que ya está más que confirmado. Luis Enrique será el nuevo entrenador a partir del 1 de julio, y ya se diseña el nuevo proyecto donde habrá revolución en la plantilla. Martino sorprendía este mismo viernes reconociendo que él seguía con Zubi hablando en conversaciones cotidianas de trabajo sobre el próximo curso, mensaje que para sí mismo y para su entorno se sabe totalmente irreal.

Ahora esa respuesta de Martino de ‘aquí estoy yo’, y que se rebajó durante 24 horas entre la tarde del sábado y la noche del domingo, sigue vigente, aunque sea pendiendo de un hilo, como sus aspiraciones a cerrar el extrañísimo año que ha vivido en la Ciudad Condal con un Liga. El ‘mosqueo’ del argentino por las formas del club, pese a que en el fondo sepa que está fuera hace mucho tiempo, le hacen sentirse más confiado en su enroque. Él, que considera que siempre ha sido caballeroso y educado hasta en los peores momentos, no está por la labor de que se le ningunee también a la hora de darle carpetazo a su etapa, donde nunca se ha sentido cómodo ni imprescindible.

A final de la semana pasada, con el nombre de Luis Enrique ya sobre la mesa de Zubizarreta como principal elegido para ser el próximo entrenador del Barça, el actual, Gerardo Martino, reivindicaba el cumplimiento de su contrato, en vigor hasta 2015.

Luis Enrique Josep Maria Bartomeu
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