Último intento de Florentino Pérez para salvar la convivencia entre Mourinho y el vestuario

Nadie escapa a la tensión que vive el Real Madrid en las últimas semanas, la misma con la que quiere terminar Florentino Pérez en una misión poco menos que imposible. La suplencia de Casillas y la posterior derrota del equipo  ante el Málaga aumentaron el grado de crispación que la semana de Navidad ha conseguido relajar. El pasado viernes José Mourinho confirmó su deseo de seguir en el club blanco para ganar su tercera Champions, a la vez que habló del injustificado y tremendo revuelo organizado con la ración de banquillo del capitán, palabras que denotan un distanciamiento entre el portero y el técnico que parece tener difícil arreglo, ratificado con la sentencia "No entiendo que Iker sea un monumento", pronunciada por el portugués.

Precisamente en eso está Florentino Pérez que, antes que termine el año y ya con la plantilla de vuelta a los entrenamientos, se ha pasado por Valdebebas para llevar a cabo un último intento de acercar posturas y de lanzar un nuevo mensaje de unión a la plantilla y al técnico para salvar una temporada que todavía puede ser más que notable en caso de la conquista de la Décima o de la Tercera Copa de Europa, según se mire. Y lo ha hecho en medio del clamor popular por el capitán. Los 7.000 aficionados que han llenado las gradas del Alfredo Di Stéfano no han dudado en mostrar su apoyo a Iker Casillas coreando su nombre cuando el portero saltó al campo para iniciar el entrenamiento.

El presidente sigue fiel a su idea de respaldar a Mourinho y dejar que hable el Santiago Bernabéu antes de tomar cualquier drástica solución. En su mente no cabe ahora mismo otra idea que la continuidad del entrenador, algo que nunca se duda respecto a los jugadores. Florentino Pérez recalcará a uno y otros, antes de marcharse unos días fuera de Madrid de vacaciones, que el compromiso es con el club, con la entidad, por encima de posiciones y enfrentamientos personales. 

Mourinho se siente respaldado tras la reunión que presidente y entrenador mantuvieron el pasado 19 de diciembre, como bien recordó durante su presencia en Dubai. "Por fortuna, las decisiones las sigue tomando el entrenador", comentó el ex del Inter y Chelsea. Se siente fuerte. Así se lo ha transmitido al presidente de la entidad, pero sabe que depende de los resultados y para lograrlos los jugadores tienen una parte activa y decisiva. 

Florentino Pérez, además de la cita de Valdebebas, tiene otra cerrada con los capitanes al regreso de su retiro en la montaña. Iker Casillas y Sergio Ramos comerán con el máximo mandatario. La reunión estaba cerrada de antemano, pero la tormenta de los últimos días ha elevado a relevante la habitual comida en la que quedan cerrados los premios a percibir por la plantilla blanca. En esta ocasión, el presidente aprovechará para medir lo que realmente piensan dos de los jugadores más importantes del vestuario, al menos los que más voz y peso tienen dentro del grupo, tal y como quedó demostrado primero con la suplencia del defensa ante el Manchester City y la última del portero ante el Málaga.